José Antonio Labordeta
Zapatero empezó muy valiente, pero ha ido encogiéndose
8 febrero, 2007 01:00José Antonio Labordeta, por Gusi Bejer
Tras su guitarra de cantautor, su escaño o la mochila, José Antonio Labordeta (Zaragoza, 1935) oculta a un narrador y poeta con casi veinte libros "que no promociono porque soy un desastre". De ahí su asombro al ver cómo Anagrama recupera En el remolino, novela sobre la guerra civil escrita en 1973 que demuestra hasta qué punto "iba para escritor" cuando se le cruzó la canción. "Y ahora es difícil rescatarlo".
Respuesta: No, porque era una novela muy redonda, aunque nació en un momento muy difícil: la presenté en el 73 a un premio de novela y no ganó por culpa de su contenido, luego se publicó en el 74, en Júcar, pero con una distribución espantosa...
P: Basada en un hecho real, trascurre durante la guerra civil, pero podría trasladarse al Iraq más actual ¿por qué parece que los muertos, si son lejanos, son menos muertos?
R: No sé, quizá porque la gente ve las noticias como si fuese un espectáculo más, como Mira quien baila o las noticias de la crisis del Real Madrid, a la que además se le dedica más tiempo.
P: La violencia y la muerte son las grandes protagonistas del libro, pero ¿existen muchos Severinos, muchos verdugos, en nuestros días?
R: Sin duda. Porque estamos en Europa, y en otro tiempo, y en la otra punta del Mediterráneo, si no esto sería como el Libano, el cainismo sigue latente en nuestro país. A mí en Madrid me insultan por la calle, y porque sólo me pueden insultar, no sé que harían en otra situación.
P: Pues para muchos, en Madrid, es un referente ...
R: Será que no me conocen bien.
P: Al parecer, la novela iba a titularse Cada cual aprenda su juego. En este país de tahúres políticos, ¿qué órdago, qué farol reciente le resulta intolerable?
R: Todo lo que dice Rajoy. Y Acebes, claro.
P: ¿Y no le atrae escribir sobre sus aventuras y desventuras en el Congreso?
R: Bueno, hay una editorial que quiere que lo haga, pero necesito tiempo...
P: ¿Cómo se lleva eso de ser cigarra en el Parlamento (al menos así le llamó álvarez Cascos), poeta y maño?
R: Intentando estar en un pequeño grupo y no molestar demasiado. Si no, me llamarían leopardo e intentarían cazarme.
P: ¿Contra qué, contra quién, le gustaría escribir ahora mismo un poema o una canción?
R: Contra un personaje que me parece terrible para la historia del mundo, que es Bush.
P: Defiende J.-C. Mainer en el prólogo del libro que su ruralismo tiene poco que ver con la ecología urbana tan de moda ahora: ¿qué es lo peor que, a su juicio, ha provocado?
R: Pues que se está perdiendo el verdadero ruralismo, porque ahora la gente va a campo como al Corte Inglés, con el mismo descuido e indiferencia.
P: Hace tiempo explicó que "cuando dejas de escribir dejas de ser poeta", y que antes escribía un poema diario. ¿Realmente se ha abandonado como poeta?
R: Bueno, ahora que estoy en Zaragoza vuelvo a escribir versos cada mañana. Lo malo es que cuando voy a Madrid me seco.
P: ¿Y con qué corriente poética se identifica más, a qué poetas jóvenes lee, a qué mayores respeta?
R: Ante todo admiro a César Vallejo, el gran poeta en español, pero como soy muy provinciano, muy de pueblo, estoy lejos de modas y bandas.
P: Ahora que se celebra tanto la Generación del 50, a los Caballero y Gamoneda, ¿para cuándo el homenaje a su hermano Miguel?
R: El problema de Miguel es muy claro: no militó en lo que tenía que militar cuando tenía que hacerlo, y Castellet lo borró de su Antología de Novísimos ...
P: ¿Qué verso de Miguel recomendaría a un joven que no lo haya descubierto?
R: "Puesto que el joven de azul de la montaña ha muerto/es preciso partir". Un canto de esperanza.
P: Y hablando de esperanzas, ¿cuál fue el mayor error de la transición?
R: Yo creo que no pedir cuentas a demasiados personajes que habían hecho mucho daño a este país.
P: ¿Por qué asegura que Zapatero se está quedando corto?
R: Porque, aunque empezó muy valiente, los barones del PSOE, la Iglesia, las víctimas del terrorismo, la oposición, su propio partido le han ido cercando y él se ha ido encogiendo y encogiendo.
P: Aún falta año y medio para Zaragoza 2008, pero ¿es la gestión del agua y el desarrollo de políticas sostenibles el reto del siglo?
R: Sin duda alguna. No nos damos cuenta de la importancia de nuestros actos, pero estamos destruyendo el planeta.
P: ¿Cómo evitar, de todas formas, que la Expo se quede en algo folklórico, lleno de espectáculos pero sin contenido práctico?
R: A mí me encantaría que no ocurriese así, pero va a ser difícil, todos tendemos a lo payaso más que a lo dramático, no nos gusta Hamlet un pelo.
P: ¿Cree que reconocería muchos de los lugares que nos descubrió en su programa Un país en la mochila, y que en estos años han podido sufrir los efectos de la especulación inmobiliaria más atroz?
R: Creo que sí, algunos no han cambiado, pero otros además sufren los desastres naturales. Acabo de leer que en la isla de Hierro, que conozco bien, han muerto por culpa del temporal 178 ejemplares de lagarto gigante en un centro de recuperación de la isla. Es una catástrofe ecológica mundial... Entre los especuladores y el cambio climático estamos destruyendo el planeta y no nos damos cuenta.