Ignacio Vidal-Folch (Barcelona, 1956) recoge en este volumen una docena de relatos que, como ya sucedía en recopilaciones anteriores, acreditan la presencia de un narrador singular, cuyas historias, a menudo zigzagueantes, de final abierto y con apariencia invertebrada, se insertan en narraciones que eluden el estilo habitual del género, aunque se centran, por lo general, en motivos temáticos nada exóticos: los festejos bárbaros de un oscuro rincón rural ("Fiesta mayor"), las aspiraciones de un grupo de muchachas jóvenes a ingresar en el mundo de la moda ("Graciela y los sanburu"), las vocaciones frustradas ("¿Por qué dejaste Ingenieros y te metiste a conductor de tranvías?"), el terrorismo etarra ("Mensaje"), la deformación de los recuerdos ("El chino de la foto") o las estafas ingeniosas ("Un oso en los bosques de Bohemia"), entre otros asuntos. Pero conviene advertir que lo decisivo no son tanto las historias, a veces brumosas y casi desflecadas, como los cauces narrativos que las contienen, con meandros, cambios de rumbo, anécdotas que se difuminan ("Angustia", "Los visitantes") o se construyen mediante la yuxtaposición de fragmentos ("Noche sobre noche"). Una interesante experiencia de escritura es la que ofrece el cuento titulado "Humor militar", donde, tomando un viejo chiste como punto de partida, se muestra al lector de qué modo se amplía y modifica una historia hasta abrirse en posibilidades diversas con una multiplicidad de variantes. Y acaso la mezcla más lograda de tema original, parodia de literatura fantástica, desarrollo imaginativo y precisión en la escritura, que nos traslada a un mundo autónomo e inquietante, se halle en el relato "Prognosis", que abre prometedoramente el volumen.
Los marcos de las acciones, a menudo centroeuropeos, e incluso la designación de algunos personajes -Zog, el Jefe de Unidad, el Otro- contribuyen a ese distanciamiento un tanto abstracto que parecen suscitar algunos relatos y que, en realidad, oculta el perfil de unos cuantos tipos desvalidos e inseguros, perdidos en un medio hostil que simboliza la misma incertidumbre de estos pobres seres. Algo que en estas páginas aparece sólo apuntado en algunos casos y que tal vez marque la diferencia entre unos cuentos cuyo tempo es exactamente el que la historia demanda y otros que hubieran necesitado un desarrollo mayor o una poda cuidada de elementos divagatorios (así, para ejemplificar, "Prognosis" frente a "Los visitantes"). Pero no deben sorprender las diferencias entre unos relatos y otros, como sucede en cualquier compilación de esta naturaleza. El hecho es que sólo un escritor minucioso y personal como Vidal-Folch podría haber abordado sin despeñarse algunos de los títulos que se integran en este volumen, como "Los visitantes" o "Noche sobre noche". Y en la escritura hay pocos desfallecimientos: usos rechazables como "enfrente suyo" (p. 147) o "este aula" (p. 156), descuidos como "se escapa […] y infecta toda España" (p. 256) y alguna cita latina involuntariamente macarrónica, como "in partibus infidelibus" (p. 191) por "infidelium".