El Cultural

Haydn: 200 años, mil discos

Los grandes sellos se vuelcan con el padre de las sinfonías

29 mayo, 2009 02:00

Haydn

Las casas discográficas ultiman los homenajes a Haydn, del que este domingo se conmemora el bicentenario de su muerte. La iniciativa de Brilliant, que saca la artillería pesada con un cofre de 150 cedés, es la más puntual y cuestionada de todas.

En los lejanos años setenta, cuando no existía ni el cedé, comenzó a circular la noticia de que una compañía de discos americana, semiprivada, la Musical Heritage Society, había iniciado una grabación completa, a varios años vista, de las 104 Sinfonías de Franz Joseph Haydn; la agrupación era la Orquesta de Cámara de Viena y el director el austríaco Ernst Märzendorfer. Poco después, se anunció que una de las firmas grandes, la Decca inglesa, comenzaba similar travesía con el húngaro-americano Antal Dorati.

Cuando ya este maestro avistaba las costas inglesas con las últimas Sinfonías, las de Londres, supimos que otro austríaco, el pianista Rudolf Buchbinder -que ha tenido que llegar a la frontera de la vejez para ser considerado internacionalmente como uno de los maestros de la especialidad- abordaba la grabación íntegra de la música para teclado. Eran los comienzos del enciclopedismo haydniano llevado al disco. A estas alturas, el "todo Haydn" es el irrealizado anhelo del universalismo aplicado.

Hoy, junto a los 200 años de la muerte del músico, hay mucho, quizá demasiado, dónde elegir. Universal (buen nombre para estas porfías), vía Decca, repone en el mercado dos de sus "éxitos de toda la vida", las mentadas Sinfonías en la interpretación de los años setenta de Dorati al frente de la Philharmonia Hungarica, una serie avalada en su día por la supervisión artística y editorial del máximo especialista en Haydn, H.C. Robbins Landon, y los Cuartetos en la propuesta del británico Cuarteto Aeolian, igualmente revisada por Robbins Landoin, y que la firma ha preferido a una versión más moderna del mismo consorcio, la de el Cuarteto de Los ángeles. Curiosa historia ésta de la cuartetística haydniana: hoy coexisten, en mayor o menor grado de "encontrabilidad", cinco versiones completas de la serie de los Cuartetos, siendo las más asequibles al bolsillo la más antigua (Aeolian) y la más moderna (Cuarteto Buchberger), aunque esta última no está terminada a falta, a día de hoy, de tres cuartetos. Y no deja de ser pintoresco que el sello más económico del mercado, Naxos, oferte -es un decir, la colección menos módica- la del Cuarteto Kodaly, que ha ocupado media vida a sus solistas y que, paradójicamente, se presenta a un precio superior al de sus competidores.

La escasez del exceso. El álbum de 150 cedés de la firma holandesa Brilliant, denominado como "tocho" en diversas redacciones de revistas de música o emisoras de radio, está a medio camino entre el enciclopedismo discográfico, el manjar de gourmets musicófagos o la tomadura de pelo. Es comprensible que no esté todo, entre otros motivos, porque Haydn escribió -la receta es longevidad y proliferación a partes iguales- más que Mozart, Bach o Beethoven, con lo que 150 discos no bastan para albergar la totalidad de lo compuesto por el de Rohrau. Tan sólo12 de sus 18 óperas están grabadas, y, en este apartado, el doble álbum de Philips que recoge los trabajos en la materia del citado Dorati sigue siendo la mejor recomendación. Brilliant presenta disparates maravillosos, como los 106 Tríos escritos por el músico para baryton solista, la mayor parte de sus canciones y arreglos vocales, los Conciertos para lira ‘organizzata’, tres versiones distintas de las Siete palabras de Cristo en la cruz o los Octetos con baryton incluido, además de la, acaso, hoy mejor realización de las Sinfonías, la debida a Adam Fischer y a la Orquesta Austrohúngara Haydn. Pero resulta cuando menos curioso que no incluya nueve de los Cuartetos, los tres últimos del Op. 50, los tres primeros del Op. 54 y los tres últimos -capitales- del Op. 76, que eso sí, se publican ahora, final de mayo, cuando se conmemora, este domingo, el centenario de la muerte del compositor, en caja aparte que recoge la serie íntegra, o en tres dobles cedés que aúnan los tres Opus citados.
¿Qué debe hacer el discófilo? Acaso lo que, desde hace décadas, viene haciendo, semana tras semana, Monsieur Haydn, o sea, el director de cine Alain Resnais, así llamado en la parisina Fnac-Êtoile por su querencia irredenta hacia este autor: comprarlo todo.