El Cultural

Poemas escogidos de Ver el mundo en un grano de arena

por William Blake

29 mayo, 2009 02:00

William Blake

Visor

INTRODUCTION
PIPING down the valleys wild
Piping songs of pleasant glee
On a cloud I saw a child,
And he laughing said to me:
‘Pipe a song about a Lamb.’
So I piped with merry cheer.
‘Piper, pipe that song again—’
So I piped, he wept to hear.
‘Drop thy pipe, thy happy pipe,
Sing thy songs of happy cheer.’
So I sung the same again
While he wept with joy to hear.
‘Piper sit thee down and write
In a book that all may read—’
So he vanish’d from my sight.
And I pluck’d a hollow reed,
And I made a rural pen,
And I stain’d the water clear,
And I wrote my happy songs
Every child may joy to hear.


INTRODUCCIóN
TOCANDO por valles agrestes,*
tocando felices canciones,
en una nube vi a un muchacho
que entre risas me suplicó:
«Toca la canción del Cordero.»
Y alegre me puse a tocar.
«Vuelve a tocar esa canción.»
Volví a tocarla, y él lloró.
«Tira tu flauta jubilosa,
canta canciones de alegría.»
Y volví a cantar mi canción
mientras él lloraba de gozo.
«Siéntate, flautista, y escríbelas
en un libro que todos lean.»
Desapareció de mi vista.
Y yo arranqué una caña hueca,
y tallé una pluma rústica,
y la mojé en las limpias aguas,**
y compuse alegres canciones
para alborozar a los niños.




THE LAMB
LITTLE Lamb who made thee?
Dost thou know who made thee?
Gave thee life & bid thee feed
By the stream & o’er the mead;
Gave thee clothing of delight,
Softest clothing wooly bright;
Gave thee such a tender voice,
Making all the vales rejoice:
Little Lamb who made thee?
Dost thou know who made thee?
Little Lamb I’ll tell thee,
Little Lamb I’ll tell thee:
He is called by thy name,
For he calls himself a Lamb:
He is meek & he is mild,
He became a little child:
I a child & thou a lamb,
We are called by his name.
Little Lamb God bless thee.
Little Lamb God bless thee.


EL CORDERO
OH Corderillo, ¿quién te ha hecho?
¿Aún no sabes quién te ha hecho?
Te ha dado vida y alimento
junto al arrollo y sobre el prado;
te ha dado ropas deliciosas,
suavísima lana brillante;
y te ha dado una voz tan tierna
que el valle todo se alboroza.
Oh Corderillo, ¿quién te ha hecho?
¿Aún no sabes quién te ha hecho?
Oh Cordero, yo he de decirlo,
Oh Cordero, yo he de decirlo:
se llama por tu mismo nombre,
pues que Cordero a sí se llama:
es apacible y bondadoso,
de un niño tuvo la apariencia:
a nosotros, niño y cordero,
por su nombre nos llaman todos.
Cordero que Dios te bendiga.
Cordero que Dios te bendiga.


THE LITTLE BLACK BOY
MY mother bore me in the southern wild,
And I am black, but O! my soul is white.
White as an angel is the English child:
But I am black as if bereav’d of light.
My mother taught me underneath a tree
And sitting down before the heat of day,
She took me on her lap and kissed me,
And pointing to the east began to say:
‘Look on the rising sun: there God does live
And gives his light, and gives his heat away.
And flowers and trees and beasts and men recieve
Comfort in morning, joy in the noon day.
‘And we are put on earth a little space,
That we may learn to bear the beams of love,
And these black bodies and this sun-burnt face
Is but a cloud, and like a shady grove.
‘For when our souls have learn’d the heat to bear
The cloud will vanish; we shall hear his voice,
Saying: «Come out from the grove my love & care,
And round my golden tent like lambs rejoice.»’


EL NIñITO NEGRO
ME madre me dio a luz en las selvas del sur,
y aunque mi alma es blanca, yo soy negro.
Blanco cual ángel es el niño Inglés:
mas yo, como de luz privado, negro soy.
Mi madre me instruyó a la sombra de un árbol;
antes que el día ardiera, tomó asiento,
me puso en su regazo y me besó,
y señalando al este comenzó a recitarme:
«Contempla el sol naciente: allí reside Dios,
nos da su luz y su calor envía.
Y flores y animales, hombres y árboles,
reciben paz al alba y gozo al mediodía.
Porque acoger sepamos los rayos del amor,*
es breve nuestro tiempo en esta tierra;
no más que nubes, como un bosque en sombra,
son estos cuerpos negros y estos rostros quemados.
Cuando ya nuestras almas consientan el calor,
deshechas las nubes, su voz oiremos,
diciéndonos: ‘Salid del bosque, amados,
y en torno a mi áurea tienda gozad como corderos.’»