Vista general del museo de la evolución. Foto: Lluis Mena

El Espacio Atapuerca encabeza la ciencia de referencia en Castilla y León. Sin olvidar las universidades de Salamanca y Valladolid con el Instituto de Neurociencias y el Parque Científico, entre otros.

Uno de los proyectos científicos que más visibilidad da a la ciencia de Castilla y León, además de su inmenso patrimonio arqueológico, está al aire libre. Los yacimientos de Atapuerca han saltado a las primeras páginas de las revistas científicas en numerosas ocasiones. Sus directores -Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro- no han dejado de mostrar al mundo testimonios fósiles de distintas especies de homínidos como homo antecessor, homo heidelbergensis y homo sapiens. A nadie le resulta extraño ya oír hablar de la Trinchera del Ferrocarril, de la Gran Dolina o de la Sima del Elefante.

Este enclave, situado a muy pocos kilómetros de Burgos, ha sido declarado Bien de Interés Cultural (1991) y Patrimonio de la Humanidad (2000). Además, en 1997 el equipo de Atapuerca recibió uno de sus galardones más importantes, el Premio Príncipe de Asturias en la categoría de Investigación Científica y Técnica por "la ejemplaridad de integración de varios grupos de trabajo pluridisciplinar y por servir de ejemplo para otros yacimientos del Pleistoceno". Arquitectura y evolución
Esta trayectoria de estudio y divulgación culminará con la próxima inauguración en Burgos (en el céntrico Solar de la Caballería) del complejo en el que se encuentra el Museo de la Evolución Humana, un proyecto que ha sido encargado al arquitecto Juan Navarro Baldeweg que consta, además del museo, del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (integrado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León) y de un Auditorio-Palacio de Congresos promovido por el Ayuntamiento de Burgos y cofinanciado por la Junta de Castilla y León.

Todo este complejo, los yacimientos, los centros de recepción de visitantes de Ibeas de Juarros y de Atapuerca más todas las infraestructuras creadas en torno a las excavaciones forman parte del llamado Espacio Atapuerca, dependiente de la Junta de Castilla y León y que dirige el burgalés Javier Vicente Domingo. "La idea surgió hace diez años por ‘evolución natural' como consecuencia de la importancia que en esos momentos tenían los hallazgos de la Sierra de Atapuerca y, sobre todo, por la proyección mundial", señala Javier Vicente a El Cultural.

"La singularidad de nuestro proyecto -añade Javier Vicente, director gerente además del Museo de la Evolución- es que el germen no es un proyecto turístico fruto de una idea de marketing sino un proyecto científico puesto en pie durante treinta años por un equipo de investigadores y de divulgadores".

Más laboratorios

Las univesidades de Salamanca y Valladolid también centran buena parte de la actividad científica de la comunidad autónoma. Destaca, en la primera, el Instituto de Neurociencias de Castilla y León, centro universitario creado en 1998 que se dedica a la investigación científica en el sistema nervioso central y a la formación de investigadores. Sin salir de la Universidad de Salamanca, y dependientes del CSIC, cabe señalar, entre otros, los Institutos de Microbiología Bioquímica y de Biología Molecular y Celular del Cáncer. Por su parte, la Universidad de Valladolid también desarrolla una intensa actividad científica. Además de albergar el Instituto de Biología y Genética Molecular ha creado la Fundación Parque Científico, encargada de potenciar las relaciones entre la universidad y las empresas para la transmisión de conocimientos. Su objetivo principal es el de estimular el desarrollo económico y social.

Finalmente, destacar dos organismos que compatibilizan la actividad productiva de la comunidad con un serio compromiso con la investigación: el Instituto de Ganadería de Montaña, en la Universidad de León, y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología, en Salamanca, ambos dependientes del CSIC.