Mario Vargas Llosa: Razones para un Nobel
Tras una semana de artículos cuajados de felicitaciones abracadabrantes y de elogios a veces desmedidos, ha llegado la hora de la reflexión. La hora de poner en su justo valor al primer Nobel en español en 20 años, desde que lo ganara en 1990 Octavio Paz, justo un año después de hacer lo propio Camilo José Cela. Un escritor que, como recuerda la Academia sueca, ha sido distinguido "por su cartografía de las estructuras de poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, la rebelión y la derrota".
Así, Luis María Anson, Ricardo Senabre, Darío Villanueva, Joaquín Marco y Joan Ollé analizan la obra del Nobel, mientras Nadal Suau visita al lector implacable que es Mario Vargas Llosa. Además, su hijo Álvaro, director de su campaña por la presidencia del Perú, valora su dimensión política y social; Alonso Cueto y Bryce Echenique reivindican al amigo insobornable, y veinte autores nos dan sus veinte razones para este premio al español.
Mario Vargas Llosa. Tributo a un Nobel, por Ricardo Senabre. En este ajuste de cuentas con un poder abusivo se muestra, fresco e inmarcesible en sus convicciones y en su estilo narrativo, el mismo Vargas Llosa de hace cuarenta años, para quien la literatura es algo más que un ejercicio estético. Un recorrido título a título por la obra del escritor.
Vargas Llosa, en la semana del estruendo, por Luis María Anson. Él sabe mejor que nadie que los premios literarios son sólo los sonajeros del escritor. Lo que importa es el trabajo de cada día. Y Vargas Llosa, siempre al borde de las cuartillas en blanco, morirá con la pluma puesta, sin sustraer un día a su trabajo de escritor.
Leer para crear, por Nadal Suau. "En literatura uno elegía lo que iba a ser", escribió en Historia secreta de una novela. El proyecto de Vargas Llosa ha sido el preceptivo en el siglo XX: ser un "autor total". Y para eso, empezó por ser un lector total. Nadal Suau nos explica qué y cómo ha leído el Nobel.
Aquellos años del boom, por Joaquín Marco. El Nobel a Vargas Llosa es también un premio a un grupo de escritores de características muy distintas y de nacionalidades diversas, aunque con algunos rasgos comunes. A aquella irrepetible Barcelona del 'boom'.
El Nobel que susurra, por Álvaro Vargas Llosa. Lo que él pedía para la sociedad era exactamente lo que practicaba en casa: tolerancia, amplios márgenes de expresión libre, cotejo constante de ideas sobre todos los temas y todas las cosas, desconfianza de la autoridad. Su hijo Álvaro habla de la conciencia cívica de su padre.
Todavía la literatura, por Darío Villanueva. Siendo un clarividente teórico de la literatura, nunca se deja vencer por el pesado lastre de la terminología narratológica sino que, por el contrario, alumbra expresiones tan brillantes como fueron en su momento "historia de un deicidio", "la orgía perpetua" o "la verdad de las mentiras".
Muchas horas con Mario, por Joan Ollé. El milagro escénico consistía en asistir en directo a la búsqueda de la palabra justa, del adjetivo incontestable: Mario era feliz, Aitana también por estar a su lado, y un servidor encantado de ser el otro vértice de aquella compañía de teatro que bautizamos "Ménage à Trois".
Amaneció con sol en esta Lima tan suya, por Alfredo Bryce Echenique. Sabías, sabe Dios cómo, que yo quería ser escritor y me sentaste a tu lado y me llenaste de literatura y vida y cuando finalmente logré escaparme de tanta seriedad ya tenía contigo el compromiso de mostrarte mi primer manuscrito.
La realidad y el sueño, por Alfonso Cueto. Amante de los argumentos prodigiosos de las novelas del siglo XIX y de las técnicas narrativas del XX, Mario ha sido fiel a su excepcional talento, aunado a los materiales variados de su vida, para crear una de las más grandes obras de nuestro tiempo.
20 Razones para un Nobel. ¿Cómo ven a Vargas Llosa sus compañeros de profesión? Escritores como Rafael Chirbes, Luis Landero, Fernando Aramburu, Almudena Grandes, Félix de Azúa, Zoe Valdés, Leonardo Padura o Agustín Fernández Mallo, entre otros, nos dan sus razones para un Nobel.
Mario Vargas Llosa: "Vale la pena vivir aunque solo sea porque sin la vida no es posible leer y fantasear historias", afirmaba el pasado martes el escritor en su discurso de recepción del Nobel, que trató en torno a la lectura, la ficción, las letras latinoamericanas y sus muchas patrias.