El bailarín y coreógrafo Ángel Corella. Foto: Óscar Monzón
Presenta hoy el programa de cuatro coreografías que estrenará su Ballet en el Teatro Tivoli de Barcelona del 21 al 31 de enero de 2011
Pregunta.- El programa que llevan a Barcelona es el que han representado los últimos meses en plazas como Los Ángeles y Nueva York, ¿Tienen ganas de estrenar en casa?
Respuesta.- Muchas, Barcelona es la ciudad que ha visto nacer al Ballet. Nuestros bailarines están siempre muy contentos de actuar allí. Luego lo llevaremos también a Nueva Orleáns, Minessotta...
P.- La crítica americana ha sido muy entusiasta, ¿a qué cree que se debe?
R.- A que es un programa muy variado. Empezamos con Suite de Raymonda, una pieza muy clásica, como siempre, para que el público vea la capacidad técnica de la compañía. Seguimos con el ballet de For 4, una pieza para cuatro bailarines creada por Christopher Wheeldon para el espectáculo Los Reyes de la Danza y del que yo formo parte. Luego se baila Soleá pas de deux, que María Pagés ideó para mi hermana y para mí, que nunca habíamos podido bailar juntos y que ha tenido mucho éxito porque se nota mucho nuestra complicidad. La última pieza es una coreografía moderna, Danse á gran vittese, con música de Nymann, pero también muy técnica. Requiere gran fuerza de los bailarines porque las bailarinas están constantemente en el aire. El público termina puesto en pie. En América los chicos estaban muy sorprendidos por cómo aplaudían a cada paso o a cada giro.
P.- El coste de este tipo de programas no es moco de pavo, ¿le gustaría recibir más ayudas?
R.- El coste son tres millones de euros anuales. Hemos hecho miles de cosas para llegar a final de año sin deudas. Estamos en una época complicada pero sobrevivimos por la cantidad de espectáculos que hacemos y la cantidad de gente que viene a verlos. La danza clásica bien hecha, sin sucedáneos, se ve, y el público, entendido o no, la respeta y la comprende. Además, se está viendo que la compañía está representando a España en todas partes, así que nos gustaría no estar siempre con el agua al cuello y tener más apoyo de instituciones públicas.
P.- ¿Qué lugar ocupa su compañía en la danza nacional?
R.- Uno extremadamente importante, porque es la única de clásica. Pero no sólo por eso, sino también por lo que han dicho los grandes críticos y coreógrafos de todo el mundo. En los Ángeles nos situaron entre los mejores a pesar de tener sólo tres años y medio de vida, y eso lo tiene que ver el Ministerio de Cultura. La danza es una de las artes más importantes, pero a los dirigentes o no les gusta o no les interesa. Por ejemplo, en la ópera se gasta muchísimo dinero y en cambio se está viendo que la danza es lo que está sujetando a estos teatros, porque llena mucho más, porque trae a gente que no es entendida, porque la danza es algo innato en todos y te puede encantar sepas o no.
P.- ¿Qué les haría falta para estar satisfechos?
R.- Ser como cualquier país europeo, que se entendiera que la danza es también un reclamo turístico, que son muchas cosas que pueden ir unidas. Hay que venderla de forma juvenil e innovadora, vender el clásico a lo mejor con publicaciones impactantes o introducir en los escenarios proyecciones o explosiones como hemos hecho nosotros con El lago de los cisnes. Esos son nuestros retos, además de tener los mejores bailarines, coreografías y espectáculos para ofrecer danza de grandísima calidad.
P.- ¿Qué le parece la elección de José Carlos Martínez para la CND? ¿Y el hecho de que quiera darle un sesgo más clásico? ¿Lo viven como una nueva competencia?
R.- Mucha gente me ha preguntado por qué no he sido yo. Ni siquiera me presenté porque me parece una incongruencia la decisión del Gobierno con la CND: poner a bailar clásico a bailarines que no han utilizado las zapatillas de punta en 20 años ¡Es imposible! Martínez es un bailarín y una persona maravillosa pero me daría un poco de cosa estar en su lugar, le piden algo que la compañía no puede asumir, no sé lo que va a hacer. Por otra parte, no los veo como competencia, es como si abres una tienda de ropa en una calle y al poco surgen otros tres negocios más, eso crea un circuito, que es sano. Una compañía no está reñida con la otra, lo que sí me sentaría mal es que me quitaran la subvención, no por mí sino por mis bailarines.
P.- Coinciden dos estrenos sobre danza en el cine ¿Le gusta la imagen que se da de la danza en películas como El cisne negro, una de las favoritas a los Oscars? En ella Natalie Portman interpreta a una bailarina superada por su exigencia y que sufre problemas mentales...
R.- No he visto El cisne negro pero sé de qué trata. Cada uno vive su carrera de una forma, yo he tenido mucha suerte pero es verdad que hay momentos en los que quieres tirar la toalla, porque es una profesión muy dura. Lo importante es que tu luz nunca se apague, que vibres siempre en el escenario y como persona, eso es lo importante en la danza y en cualquier profesión. Desde luego lo bueno de este trabajo es que todos los problemas y las horas de sacrificio se te olvidan cuando sales al escenario. Tengo ganas de ver esa película porque Benjamin, el novio de Portman, y el encargado de la coreografía, es uno de mis mejores amigos y también conozco mucho a la bailarina que ha sido la doble de la actriz. A mí me han ofrecido hacer películas en muchas ocasiones y habría ganado dinero y popularidad, pero espero que en el futuro se me recuerde como alguien que ha hecho algo por la danza.