El director teatral Miguel Narros. Foto: Esther Lobato

El veterano director teatral estrena el día 26 en El Canal 'Los negros', de Jean Genet

Más de 80 años de vida y más de la mitad dedicados a la defensa del actor. Miguel Narros no ve el momento de retirarse, así que mientras tanto, como quien recupera las de septiembre, retoma obras que en su día quiso llevar a escena. Ahora es turno del maldito Genet, que se le escapó en los setenta porque no encontró un elenco capaz de personas de color para interpretar Los negros, obra sobre los prejuicios raciales y sobre otros muchos prejuicios más. Hoy, "con asombro", ha hallado a unos "verdaderos profesionales" para poner en pie el montaje. El también escenógrafo ha creado para la ocasión una especie de teatro granero con un decorado sobre el que se alzan dos plataformas. Sobre ellas, los protagonistas responderán a diversas preguntas. Por ejemplo, ¿Por qué los negros quieren ser blancos?



Pregunta.- ¿Cuánto tiempo llevaba detrás de la obra y por qué se ha decidido ahora a dirigirla?

Respuesta.- La conocí a principios de los setenta y me fascinó la idea de meter en el teatro a gente negra, con sus costumbres y sus manías y su forma de expresarse. Desde entonces he querido hacerla, pero aquel era un momento en el que los actores no estaban preparados y era perder el tiempo, que nunca se pierde en realidad, pero aquello no cuajaba, era la sensación de que no pasaba nada. La he retomado ahora porque Juan Caño, que hace una versión del francés, se acordaba de aquellos ensayos y me animó.



P.- Y se encontró con otro panorama actoral...

R.- Hice audiciones a las que acudí bastante pesimista, pero luego quedé encantado al comprobar cómo había cambiado la gente. Eran profesionales que sabían lo que se traían entre manos, que conocían al autor, gente preparada.



P.- He leído que la mayoría estaba feliz de poder interpretar papeles que no fueran de inmigrantes o roles ligados a la delincuencia.

R.- Sí, es que no puede ser que un actor negro, si no quiere estar parado, sólo pueda hacer esos papeles. Para ellos ha sido mucho enfrentarse a un personaje que late en sí mismo. Todos estaban hartos de papeles de gente fuera de la ley. Y varios de ellos van a sorprender, porque son buenos actores con muchas posibilidades, estarían muy bien en un teatro de Europa.



P.- ¿La actualidad de la obra era suficiente o ha modificado cosas?

R.- No he cambiado nada, me he acercado a ella con todos los respetos. La pieza tiene una actualidad que va a permanecer siempre. No es que hable de la represión de látigo de las colonias en concreto, que sí la nombra, pero habla de muchas otras cosas en general. Como dice el propio Genet, no creo que la obra haga nada por los negros, son ellos los que tienen que perseguir las cosas. Lo que pone en bandeja es eso de que los blancos quieren ser negros y los negros quieren ser blancos. Al final de la obra una enamorada le dice a su enamorado: "Lo que siento es no tener rizos para envolverlos en tu dedo".



P.- ¿Qué le parece la presencia de Genet en el teatro actual?

R.- Ha estado presente mucho tiempo con Las criadas, que se ha hecho en todas partes del mundo y con toda clase de experimentos, empezando porque las criadas sean hombres. En España en los setenta Genet se pasó un poco de largo y creo que es necesario tenerlo en el repertorio en un teatro de Madrid.



P.- ¿Trabaja en algún otro montaje, piensa seguir dirigiendo sin parar?

R.- Tenía otro pero las circunstancias son las que son...



P.- La crisis también ha llegado a Miguel Narros...

R.- De la crisis se está aprovechando mucha gente que quiere que la crisis sea sólo para unos. No sólo el promotor de un espectáculo puede cargar con las pérdidas porque nadie quiere poner dinero. Y es una lástima, porque estamos en un momento brillante del teatro, con una gente muy válida y sorprendente no sólo en España sino fuera de ella y hay actores preparados como nunca lo han estado y que saben lo que hacen.



P.- Al margen del complejo panorama ¿usted seguirá en activo?

R.- No, tengo que pensar en dejarlo, he cumplido 82 años y ha llegado el momento de abandonar, pero no me dejan.



P.- ¿Con qué obra le gustaría despedirse?

R.- No soy fanático, cualquier obra que me presenten y que sea interesante a la hora de hablar de los problemas de hoy y que tenga un sentido poético me vale.



P.- Y de las pasadas, ¿con cuál se queda?

R.- Hay varias que valen, pero se me vienen a la cabeza Así que pasen cinco años, La malquerida, Largo viaje hacia la noche... no sé, me falla la memoria.



P.- ¿Algún sucesor en el que se reconozca?

R.- Hay muchos a los que todavía les falta demostrar la valía pero que son muy buenos. Por ejemplo, Miguel del Arco.



Ver otros Buenos Días