Gracias a Manu Yánez Murillo



El hinchado caso de Nacho Vigalondo y sus presuntos devaneos antisemitas a través de Twitter ha traído al debate público en la prensa española el modo en que las redes sociales de Internet han diluido ya por completo las fronteras entre lo público y lo privado. La ingenuidad de Vigalondo al pensar que sus chistes sobre el holocausto nazi no trascenderían a la opinión pública (y al medio de comunicación en el que escribe, que decidió clausurar su blog y cancelar la campaña publicitaria que protagoniza) es poco menos que asombrosa. Pero las consecuencias, nefastas para él, han sido desproporcionadas. Uno de los efectos automáticos que estos casos tendrán sobre las figuras públicas es que de momento limitarán sus intervenciones en redes sociales, o al menos se cuidarán mucho de que no sean más que la proyección de su imagen "oficial" y políticamente correcta, mientras que los medios de comunicación tendrán que buscar otra forma de convertir las frivolidades en carne de noticia.



La lluvia de críticas a través de Twitter también ha sido brutalmente desproporcionada en el curioso caso de Groupon, empresa que coló un polémico spot publicitario en la retransmisión de la Super Bowl. Año tras año, esta final de la liga de fútbol americano trasciende el mero acontecimiento deportivo y, retransmitida con todo lujo de detalles, rompe récords de audiencia televisiva y convoca a millones de espectadores en todo el mundo. Los anunciantes, lógicamente, ponen toda la carne en el asador para estar presentes en sus espacios publicitarios. El anuncio de la empresa Groupon, dirigido por Christopher Guest, parodiaba las campañas publicitarias en las que varios artistas unen sus fuerzas por una causa social benéfica. En el spot retransmitido en la Super Bowl, el actor Timothy Hutton emplea como señuelo al pueblo tibetano para vender una idea empresarial que consiste en que la gente una sus fuerzas no para un bien social altruista sino para sus propios intereses. Lo que vende Hutton es la oportunidad de obtener grandes descuentos en un restaurante tibetano en Chicago. Los otros dos anuncios de Groupcon los protagonizan Liz Hurley y Cuba Gooding Jr., y las causas utilizadas para el propósito son la desertización de selvas brasileñas y la extinción de las ballenas.



Un poco a la manera en que algunos individuos y sectores han crucificado a Vigalondo, también se ha acusado duramente a Groupon de carecer de sensibilidad alguna hacia las injusticias históricas y planetarias. En todo caso, lo que me interesa destacar de todo este affaire (sea el de Vigalondo o el de Groupon), es cómo en los juicios de valor se ha desestimado por completo, acaso por ignorancia, la naturaleza del mensaje y del mensajero. No podemos asegurar que lo de Vigalondo fuera o no una provocación para que se hablara de él (aunque, si es así, claramente el tiro le salió por la culata), pero claramente los spots de Groupon son una forma de generar ruido alrededor de una empresa que quiere hacer marca. Y lo ha conseguido. ¿Pero qué tiene todo esto que ver con las series de televisión? Pues que el responsable de los tan controvertidos anuncios no es otro que el director Christopher Guest. Este director neoyorquino es uno de los creadores que, junto a Larry David, probablemente más han influido en moldear las nuevas formas y tonos de la 'sitcom' o comedia televisiva, esos formatos como The Office, Extras, The Thick of It, The Flight of the Conchords, The IT Crowd o Rockefeller Plaza que transitan tanto por registros documentales como de ficción, hasta el punto de que a veces es difícil discernir uno del otro, precisamente porque el humor reside en la ambigüedad que generan sus confluencias.







Desde su debut con el canónico 'mockumentary' This is Spinal, que convertía en parodia el documental clásico en torno a un grupo rock (o 'rockumentary'), Christopher Guest ha desarrollado su carrera extrayendo humor de la tenue línea que separa lo real de lo fabulado. El clásico This is Spinal Tap (que vendría a hacer con el negocio de la música lo que American Movie hizo con el del cine independiente) lo escribió Rob Reiner, su director, junto a Christopher Guest, que además interpretaba al guitarrista principal Nigel Tufnel, al que recordamos por su famosa frase "This go to eleven". El éxito de esta película le condujo directamente a los estudios del Saturday Night Live, la gran cantera de cómicos y humoristas norteamericanos, de donde ha surgido lo más brillante de la última comedia americana en los últimos veinte años. Tras varios años como uno de los actores en nómina del programa, Guest regresó al mundo de la música heavy con Spinal Tap: The Final Tour (1998) y con Catching Up with Marty DiBergi (2000), antes de introducir su peculiar sentido del humor en el hilarante universo de los concursos de perros con esa exquisitez titulada Very Important Perros (2000), para después regresar a la música (el mundo del folk) con A Might Wind (2003) y a las bambalinas del negocio hollywoodense en For Your Consideration (2006), donde la pequeña intervención de Ricky Gervais no hacía sino cerrar un círculo de admiraciones y referencias. En el SNL, Guest, junto a los miembros de la banda Spinal Tap -David St. Hubbins y Derek Smalls-, hacía frecuentes apariciones y desarrolló una serie de micro-ficciones hilarantes que sin duda han tenido una poderosa influencia en los formatos paródicos de la televisión. Los anuncios que ha perpetrado para Groupon deberían verse, ni más ni menos, como una extensión de su trabajo, altamente corrosivo, y dejar de lado infundadas acusaciones que no conducen a ninguna parte.