Maria López junto a la maqueta del Museo Carmen Thyssen Málaga
Casi recién llegada de Madrid, María López se ha preparado estos meses a conciencia para lidiar este museo de altos vuelos que hoy abre sus puertas en Málaga. Especialista en pintura del XIX y principios del XX, afronta este nuevo reto con ilusión. Entramos con ella en el Palacio de Villalón.
No lleva en Andalucía ni seis meses y ya se siente como en casa. Y razones tiene. María López (Madrid, 1975) ha cambiado la subdirección de exposiciones de la Fundación Mapfre por la dirección artística del Museo Carmen Thyssen Málaga. Allí ha vivido el final de las obras de acondicionamiento del Palacio de Villalón y el montaje de la colección permanente: las 230 obras que ahora están bajo su tutela. Consciente de la responsabilidad, se ha propuesto darlo todo en un proyecto en el ha trabajado codo a codo con Carmen Thyssen: "Ess la verdadera protagonista. Está muy implicada", asegura. Y no es ella el único vínculo con el Thyssen madrileño. Tanto el director artístico Guillermo Solana como el anterior responsable, Tomàs Llorens, forman parte del Patronato de la Fundación Palacio Villalón. "Su presencia aquí es muy valiosa y aportan a la institución toda su experiencia", comenta la directora.
-Además de ser el contenedor de la colección más española de Carmen Thyssen, ¿cuál va a ser la línea de programación del Museo?
-La idea es organizar tres muestras temporales al año de unos tres meses cada una. El marco de referencia estriba en el perfil de la colección prestada gratuitamente por la Baronesa al Museo: su carácter predominantemente decimonónico, andaluz y español. El programa procurará mantener el interés de los distintos públicos así como la proyección internacional de la pintura española.
De hecho, ya hay otra inauguración marcada en el calendario del recién nacido museo: el 11 de abril se abrirá al público De Picasso a Tàpies. Pintura española del siglo XX en la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza: "Es la primera exposición temporal del museo y presentará un recorrido por el arte español del siglo XX a través de importantes obras de la Colección. Un conjunto excepcional, con obras de artistas como Picasso, Nonell, Gutiérrez-Solana, Torres-García, Palencia, Saura y Tàpies, entre otros", cuenta.
-Y de las 230 obras que habrá expuestas habitualmente, ¿cuáles son las joyas de la muestra, aquéllas que el visitante no debe perderse?
-De entre los Maestros Antiguos destaca Santa Marina (1640-1650), de Zurbarán, uno de los artistas que mejor encarna la personalidad artística del Siglo de Oro español. Y dentro del conjunto del siglo XIX, destacan obras de Fortuny, Sorolla, Zuloaga y Romero de Torres. La colección que albergará el Palacio de Villalón enriquecerá la visión en torno al siglo XIX español, constituyendo un punto de inflexión para la consideración del arte de estos momentos.
Revalorización del XIX
-De hecho, el siglo XIX es el núcleo duro del Museo: ¿se complementa de algún modo con la colección del Prado?
-La Colección se nutre de la mejor pintura del XIX que atesoraban los coleccionistas privados, aquellas obras que los artistas pintaban para vender a una burguesía incipiente que es la que les hace avanzar hacia su modernización. En este sentido, se complementa con la pintura del XIX que conserva el Museo del Prado, que procede principalmente de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, es decir, de la línea más académica y oficial de estos artistas.
María López es consciente, además, de la revalorización para la pintura de estos años que ha supuesto la reorganización del Prado y la apertura de las nuevas salas dedicadas al XIX. "Desde hace varios años -explica- estamos asistiendo a un proceso de puesta en valor gracias al cual las nuevas generaciones se encuentran con menos prejuicios que nosotros para apreciar la calidad y el magnetismo del XIX español". Es decir, que se puede enseñar a los jóvenes a admirar, por ejemplo, una pintura de Julio Romero de Torres. "Es una época muy rica. Se está gestando la modernidad -continúa-, se está preparando pero todavía no está sucediendo. Hay mucho que estudiar y eso es una gran ventaja".
-En cuanto al continente, ha habido una importante actuación en el Palacio de Villalón: ¿Cómo funciona la Colección en las nuevas salas?
-Excepto la sala dedicada a los Maestros Antiguos, que está en el Palacio de Villalón, la colección del XIX está organizada en un edificio de nueva construcción. Son unos espacios muy limpios, sobrios, puros, que permiten que las obras brillen por encima de todo. No hay ruido visual, son salas concebidas para que las obras destaquen. Es magnífico.
Futuro internacional
La directora sabe también que el futuro del Museo pasa por su internacionalización y por la interacción con otros centros europeos. Para ello ya tiene en marcha algunos proyectos "y estamos en conversaciones con diversos museos europeos con los que trabajaremos en diferentes exposiciones", explica. Pero, además, tiene en su entorno más cercano otros dos importantes espacios expositivos: el CAC y el Museo Picasso. Entre los tres superan la oferta museística de muchas ciudades más grandes que Málaga. ¿Hay sitio para todos?
-Por supuesto. Málaga es un destino preferente en turismo cultural y esta inauguración le añade más valor. El Museo Picasso, el CAC y el Museo Carmen Thyssen Málaga son instituciones complementarias en cuanto a contenido y aportación al visitante. Y nos gustaría poner en marcha con ellos programas de colaboración.
Asentado en la ciudad romana
En el centro de Málaga, en un área clave de la arquitectura renacentista de la ciudad, se alza el Palacio de Villalón, sede del Museo Carmen Thyssen. Una zona, además, asentada sobre la antigua urbe romana y en medio del entramado de calles musulmanas. Un triángulo cultural que dota de especial relevancia a la intervención concebida por el arquitecto Rafael Roldán para rehabilitar y ampliar el nuevo conjunto museístico. La valiosa portada del siglo XVI ha sido recuperada y marca ahora la entrada del visitante al palacio: dos plantas alrededor de un patio principal con galerías formadas por arcadas y columnas. Es en los anexos a Villalón donde el lenguaje se hace más contemporáneo. Las nuevas arquitecturas, de volúmenes limpios y rotundos, dialogan con el edificio histórico y, entre ambos, un elemento curioso, la algorfa, una especie de sobrado inscrito en la construcción medieval, que comunica las dos edificaciones. Es la zona expositiva, con dos salas para las muestras temporales y tres más que albergan la colección permanente, en las plantas baja, primera y segunda. Son construcciones creadas para completar las dotaciones del museo. En total, 7.147 metros cuadrados de superficie, de los que 5.185 son de uso expositivo. El resto lo ocupan la Fundación Palacio Villalón (612 m2), las dependencias administrativas y las zonas de servicios del museo (1.350 m2): un salón de actos con capacidad para 100 personas, el aula didáctica y la tienda. Una rehabilitación compleja y cuidada cuyo presupuesto asciende a algo más de 14 millones de euros y que ha servido no sólo para recuperar una joya de la arquitectura de mediados del siglo XVI malagueño, como es el Palacio de Villalón, sino también para integrar el yacimiento arqueológico que da acceso nada menos que a los orígenes de la ciudad de Málaga.