Emilio R. Barrachina y Enrique Morente un día de rodaje. Foto: Imagine Press Agencia de Comunicación
El director estrena en Málaga su documental sobre Morente
PREGUNTA.- Sobre el lugar no hay controversia: no puede haber mejor escenario para estrenar Morente que la ciudad de Málaga. Sobre el momento para hacerlo, algunos pensarán que es pronto para mostrar un documental de Morente...
RESPUESTA.- Fue una petición del propio Morente estrenarla en Málaga, por eso se ha corrido en los últimos meses para acabarla. Pero ya era un plan anterior. Mucha gente piensa que estuvimos corriendo para terminar el rodaje por la operación de Enrique, porque ingresó en la clínica un día después de que terminara el rodaje, pero no fue por eso, sino porque quería estrenarla en el Festival de Málaga, debido a todo el tema de Picasso que recorre el filme. Incluso el tema principal, Adiós Málaga, con versos de Picasso y de Morente, se va a declarar patrimonio cultural de la ciudad. Es una deuda que teníamos con él.
P.- Pero se ha montado muy rápido, en apenas dos meses...
R.- La película se ha terminado de montar en dos meses, pero como se ha rodado en un año, ya había un premontaje, que es el que él vio el día que ingresó en la clínica. En estos dos meses lo que se ha hecho ha sido unir lo que ya estaba premontado de conciertos y ensayos y sobre todo nos hemos volcado mucho en hacer la banda sonora, que se ha cuidado mucho por parte de Universal.
P.- ¿Cómo fue la participación de Enrique Morente en la planificación de la película?
R.- Absoluta. La planificamos entre los dos. Recuerdo que fue en una de nuestras charlas alrededor de unas cervezas que apreció una idea muy bonita, que consistía en seguir la línea de los cuatro elementos de la naturaleza. La película es una unidad pero tiene cuatro partes en el montaje que se ven muy claramente: el proceso creativo, que se corresponde a la tierra, donde Morente está con sus ensayos, sus músicos, dando indicaciones, grabando y creando. La segunda parte, el aire, corresponde a lo que él decía de que necesitaba respirar con la familia, y es la parte en la que está en su barrio y canta con toda su familia al completo por primera vez. La tercera parte, el agua, es lo que él decía que eran los inicios, que coincide con el flamenco más puro, un concierto en Buitrago de Lozoya, el Morente más ortodoxo. Por último, es la parte del fuego, que es la parte más picassiana, la de la fusión, la de su atrevimiento como artista.
P.- Cada parte va engarzada, como si fuera una bisagra, con imágenes del barbero de Picasso. Pero esta anécdota no termina de cuajar con el resto de la película...
R.- El motivo principal de la película es la amistad. Morente quería hacer un homenaje a la amistad, porque para él los amigos eran algo fundamental, y para él esta relación entre Picasso y su barbero fue una amistad profunda y sincera, y quiso cantar a esta amistad. No queríamos que tuviera mucho protagonismo, pero sí que la historia gravitara constantemente en la película, y por eso hemos optado por insertar unas pocas imágenes del barbero hablando a cámara que nos parecen las más curiosas y las más sinceras, grabadas por un videoaficionado, porque las demás ya se han visto en la tele.
P.- Morente se expresa muy bien a través de su cante, pero no funciona tan bien cuando trata de intelectualizar o explicar su arte...
R.- Por eso apenas hay entrevistas en la película. Su mente iba mucho más rápido que la palabra, y cuando quería exponer una idea hablaba muy entrecortado. Esto no le pasaba solo en las entrevistas, también pasaba en el trabajo diario, la palabra se quedaba atrás. Su mente iba demasiado rápido.
P.- ¿Usted cuándo le conoce y cómo traba amistad con él?
R.- Nos conocimos en Granada y yo siempre he dicho que nos presentó Federico García Lorca, porque le conocí a partir de un documental que hice del poeta en el año 2005. Después él sacó el disco Pablo de Málaga, con textos de Picasso, que es extraordinario en términos musicales, pero que tenía problemas de producción, no estaba muy bien mezclado. El flamenco suyo siempre pide grabarse en directo y le propuse hacer esa grabación en directo y en seguida me dijo que quería cantar a la amistad, y decía que era necesario un trasfondo para la película. Estuvimos concibiendo la idea en 2009 y diseñamos una serie de conciertos que fueron únicos para la película, y en 2010 fue el rodaje y la grabación de esos conciertos. Pero el 13 de diciembre, el día que él murió, nosotros ya teníamos reservado el estudio de montaje.
P.- O sea que no tenían planeado rodar más...
R.- En principio no pensábamos rodar más. Había una posibilidad porque Universal estaba haciendo gestiones para que grabara en Londres con Sting un tema juntos, y Sting estaba dispuesto, pero al final no fue posible...
P.- Toma la decisión en determinados momentos de mostrar el dispositivo del rodaje, ¿por qué?
R.- Tenía que ser una película sincera, y de la misma manera que Morente me dijo que lo que sea de estudio se puede tocar si hace falta, lo que fuera en directo, no se iba a tocar nada, aunque hubiera errores. Porque el flamenco es así. El flamenco grabado no transmite. Debe ser en directo. Lo mismo aplicamos nosotros a la parte visual. Teníamos que conseguir la emoción constante del directo, y pensamos que la parte de resolverlo es que la gente viera la carpintería de la película, que haya una imperfección técnica para transmitir emoción y sinceridad.
P.- La película no tiene la ambición de hacer una repaso biográfico de la carrera de Morente, sino más bien de emerger como retrato del cantaor.
R.- Esta película nunca se diseñó como un testamento. No es una biografía de Morente. No podía convertirse tampoco en una necrológica. Hubiera sido facilísimo llamar a Miguel Ríos, a Alejandro Sanz, a Juan Diego, y hacer un tributo con los amigos, pero no, se hubiera traicionado el espíritu de la película y lo que quería Morente.
P.- ¿La familia ha visto la película?
R.- Lo hemos intentado varias veces, pero no ha sido posible. Han puesto toda su mejor voluntad, y están locos por verla, pero ha habido episodios de crisis de nervios. La han visto familiares de Aurora, la viuda de Enrique, y también los músicos de la película, y fue una experiencia durísima, escuchar a todos esos hombres duros en llantos... Yo mismo tengo todavía que guardar duelo, porque yo he visto a Morente todos los días en la pantalla desde que desapareció, y aún tengo que asumir que mi amigo Enrique ya no está aquí. Me daré cuenta cuando no esté en el escenario esta noche para presentar la película, como era su deseo. Él quería estrenar en Málaga y había que cumplirlo.