Imagen de El Cid

Las premiadas Celda 211 o Mar adentro, rostros como el de Luis Tosar y los últimos éxitos de la animación española muestran la intensa actividad cinematográfica de Galicia.

Sin desdeñar su empuje en el campo del cine convencional con títulos como Mar adentro o Crebinsky, en los últimos años Galicia se ha ganado la capitalidad de la animación en España. Basta un dato para darse cuenta de hasta qué punto eso ha sido así: de los últimos diez premios Goya en la categoría de Animación, ocho han ido a parar a películas producidas allí.



De esta manera, filmes como Goomer (1999), El bosque animado (2001), El Cid, la leyenda (2003) o Pérez, el ratoncito de tus sueños (2008) han conseguido éxitos de taquilla más que respetables. Tras la aparición de pequeñas productoras a mediados de los noventa que se granjearon una excelente reputación en el campo del cortometraje o la publicidad, sentaron las bases de una manera personal de hacer cine. Todo cambió con el nacimiento de dos grandes empresas que se han convertido en las verdaderas majors del sector en España. Por una parte, Dygra, fundada en 1997, fue la primera en demostrar que la animación española podía aunar un buen nivel de calidad técnica con el atractivo para el público en El bosque animado. Dos goyas, más de medio millón de espectadores, la distribución internacional y el posterior éxito de ventas del DVD demostró que había espacio para un cine de animación hecho en España partiendo de historias plenamente autóctonas como es la novela de Wenceslao Fernández Flores en la que se basa. Siete años después, llegaría la segunda parte, El espíritu del bosque. Su próximo proyecto, Noche ¿de paz?, es una gran apuesta en 3D que se estrenará previsiblemente las próximas navidades.



Nuevas apuestas. Bren Entertainment, filial para la animación de la barcelonesa Filmax, ha sido el otro puntal del sector en Galicia y sin duda el estudio más prolífico con ocho títulos en su haber, entre los que destacan éxitos como las películas sobre el Ratoncito Pérez o la adaptación futurista del mito del niño de madera Pinocho 3000. Pronto veremos su nueva apuesta, Copito de nieve. Si Bren y Dygra han sido los dos puntales de la industria, ha habido más estudios que han contribuido al dinamismo gallego. Continental produjo De Profundis, exquisita obra del dibujante de cómics Miguelanxo Prado en la que el fondo del mar adquiría una textura vanguardista. La crisis carnívora, primera cinta realizada en el mundo con la técnica de animación flash, fue el siguiente título en triunfar. Su próximo título, Brujerías, está basado en los cuentos de Edgar Allan Poe Narraciones extraordinarias.



Pero el cine gallego va más allá de la animación. El último Festival de Cannes seleccionó la cinta Todos vós sodes capitáns, de Oliver Laxe, mezcla de ficción y documental que surge a partir de las peripecias de un profesor en Tánger. Y en el último Festival de Málaga triunfó Crebinsky (Enrique Otero), una comedia con influencias dadaístas y de Kusturica ambientada en una aldea en pleno desembarco estadounidense durante la II Guerra Mundial. La semana pasada llegó a la cartelera. Uno de sus actores protagonistas es el que sin duda es el rostro del cine gallego en España, Luis Tosar. El actor se ha convertido en uno de los nombres más conocidos de nuestro cine gracias a títulos como Te doy mis ojos o Celda 211, ésta última producida por la coruñesa Vaca Films. Más títulos gallegos como Agallas, Heroína, El lápiz del carpintero o Cargo han tenido amplia repercusión. Además, hay tres filmes ambientados en Galicia que permanecen con fuerza en la retina del espectador. Los lunes al sol, en la que Fernando León se adelantaba varios años al candente drama del paro; La lengua de las mariposas, fábula de José Luis Cuerda basada en la novela de Martín Riva, y la oscarizada Mar adentro, donde Alejandro Amenábar convertía la hermosa costa gallega en un personaje más de esta trágica historia basada en la vida (y muerte) de Ramón Sampedro.