Imagen de la Feria del libro de La Coruña en 2010

La industria editorial del libro escrito en lengua gallega vive momentos de incertidumbre, a caballo entre la crisis que desangra el sector editorial y la necesaria reconversión

En la pasada Feria del Libro de La Coruña, la más importante de tierras gallegas, las ventas cayeron más de un 10 %, en consonancia con el panorama general del libro en la España en crisis, aunque con específicos problemas. Y es que el libro escrito en lengua gallega se lleva mal con las grandes superficies y es altamente dependiente de la librería pequeña que tan vulnerable se muestra últimamente. El 60%, según datos de la Federación de Libreros de Galicia, depende en exclusiva de la librería de barrio, un porcentaje mucho menor que en la edición en otras lenguas del estado. Manuel Bragado, director de la editorial Xerais y presidente de los editores gallegos asegura que "en 20 años que llevo como editor no recuerdo ninguno tan complicado".



Algunos datos significativos: los títulos publicados en gallego durante los últimos años han mediado los 1.800, una cifra que diversas fuentes califican de "excesiva". Hay que tener en cuenta que la Xunta subvenciona la compra directa de ejemplares con 800.000 euros -unos 150 ejemplares de cada título-, pero el próximo presupuesto ya anuncia una rebaja sustancial en Cultura que quita el sueño a los editores. Otras subvenciones reseñables al sector son las que contemplan la ayuda a la traducción de obras en gallego, con 250.00 euros, y a la materialización de proyectos editoriales en lengua gallega, con 247.000 euros.



La tirada media de un libro escrito en gallego que en tiempos pre-crisis rondaba los 1.400-1.500 ejemplares, alcanza ahora a duras penas el millar. Pero es que además las noticias de cierre de librerías son constantes. Primero fueron los legendarios establecimientos Colón, en Coruña, y Cervantes, en Vigo, que cesaron su actividad en los primeros compases de la crisis. Recientemente se extinguió también Michelena, todo una institución cultural en la ciudad de Pontevedra. No en vano, los libreros gallegos aseguran que la caída general de las ventas ha llegado a superar el 50%. Los dos títulos más vendidos en lengua gallega en 2010 fueron A praia dos afogados, de Domingo Villar, y Luz de tebra de Ángel Vázquez de la Cruz. Pero el sostén indispensable sobre el que se articula la edición en la lengua de Rosalía de Castro no es la ficción sino el libro de texto, que en 2010 facturó ocho millones de euros.



Sin embargo, las malas noticias sirven también de estímulo a un sector que apuesta por el "saneamiento" de un mercado hipertrofiado y que se prepara para echar el resto en la apuesta digital. Editoriales importantes como Xerais publican ya todas sus novedades en ebook, aunque como explica Manuel Bragado "con bastantes interrogantes". Carlos Arias, de Cultura de la Xunta, se debate también entre la prevención y el optimismo: "Nadie sabe todavía a dónde nos va a llevar la revolución de las nuevas tecnologías, y eso causa desorientación. Dentro de este contexto creo que podemos ver las cosas con optimismo, porque la industria del libro en gallego ha madurado muchísimo, tanto en calidad, como en su proyección hacia el exterior".