Miguel von Hafe
"Lo primero es promocionar el CGAC dentro de España"
15 abril, 2011 02:00Miguel von Hafe Pérez. Fotografía de Mark Ritchie
El CGAC es el más veterano de los museos de arte contemporáneo en Galicia, con 18 años de trayectoria. Su nuevo director, Miguel von Hafe, hace balance hablando de futuro.
Cuando se incorporó al museo en noviembre de 2009 sólo había exposiciones previstas hasta marzo de 2010. Aunque, rápidamente, puso su programa en marcha: "Hemos conseguido plantear una programación diversificada y de calidad en un plazo de tiempo mínimo de preparación y en un año especial en Galicia ya que coincidía con la celebración del Xacobeo. Para ello ha sido fundamental la colaboración con otros museos, lo que define en cierta manera mi planteamiento genérico en cuanto a la programación pues incluso antes de la crisis siempre he pensado que habría que trabajar institucionalmente en red. En cuanto al proyecto, básicamente, trabajar con artistas relevantes del último tercio del siglo XX insuficientemente conocidos en nuestro contexto y que aporten relecturas sobre el proceso todavía en abierto de la modernidad, así como promover exposiciones con un discurso curatorial diferenciado y dar una visibilidad cualitativa al arte gallego actual".
Mirada empática
Con actitud positiva le da la vuelta a los hándicaps del CGAC y los presenta como sus puntos fuertes: "En primer lugar, evidentemente, la calidad arquitectónica de su edificio; no siendo un espacio fácil constituye un reto para comisarios y artistas, que por mi experiencia hasta el momento, acaba por ser gratificante. Así, incluso exposiciones ya mostradas en otros museos adquieren aquí una personalidad propia que las convierte en únicas. Además, trabajamos con una colección quizás demasiado heterogénea, pero que nos permite subrayar algunos puntos relevantes como su mirada hacia Latinoamérica y la integración de planteamientos supuestamente más periféricos que, al final, se pueden convertir en centralidades alternativas".
-Y, ¿qué podría mejorar?
-En una programación plural y de calidad, en hacer crecer, el estudio y visibilidad de la colección, y potenciar la implicación de los diferentes agentes del contexto más cercano al museo. Lo que es evidente es que esta institución necesitaba de una mayor autonomía administrativa para responder más rápidamente a las cuestiones que el mundo del arte contemporáneo convoca y que, muchas veces, se ven ralentizadas. Por otro lado, habría que intentar diversificar sus modelos de financiación aportando una mayor implicación de la sociedad civil.
-¿Cuál es la relación del CGAC con la Ciudad de la Cultura? ¿Irá la colección del CGAC allí?
-Desde mi incorporación al centro siempre hablé de complementariedad y no de competencia. Creo que el CGAC puede ser un buen colaborador para enriquecer la programación mediante contenidos que partan de los fondos de su colección. En estos momentos no podemos, por cuestiones espaciales, exhibir la colección con tanta asiduidad como nos gustaría y, por lo tanto, esta sería una vía posible incluso de generar dichos contenidos sin grandes costes económicos. Además, el CGAC podría convertirse en un centro de acogida de colecciones privadas que verían sus fondos tratados de modo profesional y hacerse visibles públicamente.
-¿Cómo se plantea la actividad pedagógica en el museo? Y, ¿cómo se trabaja con el público?
-Esa es una parte fundamental de trabajo en la creación de público de futuro, y ahí lamento, una vez más, la escasez de medios humanos y económicos para poder profundizar esta labor. Me gustaría alertar, para la necesidad de una mayor consciencia por parte de la enseñanza pública, que la frecuencia de este tipo de instituciones y sus programas (aquí gratuitos) tendría que formar parte normal y ser recurrente en sus respectivos programas educativos.
-¿Qué relación existe entre los otros centros de arte contemporáneo gallegos?
-La relación es normal y fluida. Desde el comienzo planteamos un programa de exposiciones con nuestros fondos en varias localidades gallegas y, en cuanto a nuestra relación con el MARCO, por ejemplo, se materializó el pasado año con la exhibición de una exposición con obras de nuestra colección en el centro vigués.
-¿En qué modo trabaja con los artistas gallegos?
-Creo que aquí, más que un trabajo que intente rellenar una cota, importa dar oportunidad a artistas y comisarios de trabajar en un contexto cualitativo único. Ese fue, por ejemplo, el caso de la exposición comisariada por Pedro de Llano (In Search of the Miraculous: 30 años después) que aportó una mirada contextual sobre la obra de Bas Jan Ader o la producción de la notable intervención de Rubén Santiago en el CGAC dentro de la exposición comisariada por Pablo Fanego, La ciudad interpretada. En ambos casos estoy seguro de haber proporcionado condiciones materiales y profesionales únicas y que, espero, decisivas en sus respectivas trayectorias.
-Y, ¿qué salud le ves al arte español en comparación a otros contextos? -Para continuar con la metáfora médica, creo que su sistema nervioso central son los artistas y que quizás el problema mayor esté en una demasiada dependencia del mercado que siempre ha sido errático en este país y de una densidad institucional que a veces es más cuantitativa que cualitativa. Esto tiene que ver obviamente con cuestiones geopolíticas internas, pero al final, lo importante es que se intenten crear sinergias que beneficien a los artistas y no tanto a la autopromoción de los otros agentes.
-Tal vez la mayor satisfacción es saber que esta institución tiene prestigio internacional. ¿Cómo se podría trabajar de manera conjunta para una mayor promoción fuera? -Lo primero es trabajar en su promoción dentro: creo que el CGAC merecería una atención mucho mayor en términos de promoción por parte de la ciudad y del país donde está ubicado, y es triste muchas veces, constatar que dicha atención suele venir con más facilidad de los contextos externos. En cuanto a una mayor promoción fuera tenemos que continuar una labor rigurosa y profesional que pasa fundamentalmente por el respeto hacia el trabajo del artista. Yo siempre digo que si tu trabajas haciendo que tu experiencia con ese artista en esa institución sea única, el público lo intuye y acaba por disfrutarlo, y ese el mejor modo de hacer tu trabajo en una institución pública.