Hace unos días estuve en la Universidad Complutense de Madrid para asistir como invitado al Curso "I predict a riot!! Nuevas prácticas de producción y consumo en la música popular". Lo organizaba Deoido, foro de las músicas populares contemporáneas, con ese apasionado divulgador de tales asuntos que es Héctor Fouce a la cabeza. Ambos pretenden cubrir la necesidad y el vacío académicos que permita aprender y compartir conocimientos y reflexiones sobre un lenguaje y un medio tan esenciales como la música Pop en la cultura y la economía tras de la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto leí el mail en el que me invitaban me imaginé que sería una nueva y gloriosa entrada en escena del afamado elefante en la cacharrería. Un músico periférico (vale, de segunda fila, si prefieren) hablando ante un grupo de cazadores de créditos de libre elección. De todas formas no decliné su amable invitación porque no suelo negarme a intentar hacer proselitismo de la importancia cultural de la música pop en ningún sitio y menos en la Academia; y porque me parecía interesante intentar explicar la existencia de esas otras caras de lo musical de las que los medios apenas informan. Y supongo que también por eso de que intentar explicarse a los otros siempre ayuda a aclararse.
Además parecía menos sospechoso de lo habitual: concretamente se me pedía que comentara la verdadera situación actual en España de la inmensa mayoría de los creadores vocacionales de música. Ya saben: precariedad económica y de las condiciones laborales, pluriempleo, falta de cobertura legal... ese "casi todo por el arte" equiparable al de muchos profesionales autónomos y artesanos, sobre el que ya hemos disertado en esta columna de aire. Así que me preparé unas notas sobre estos temas más de exposición desmitificadora sobre la parte no glamurosa del asunto y algunas otras sobre la cantidad ingente y de esperanzadoras posibilidades que existen en la época que nos ha tocado hacer. Al final apunté una conclusión (casi tesis) sencilla: todo lo que hemos conocido hasta ayer mismo como el sistema del pop se terminó, y lo nuevo no hace prisioneros. Y hacia allá me encaminé, como digo, con no cuantiosas esperanzas.
La sorpresa ha sido mayúscula. Durante dos jornadas de prolongados horarios, he presenciado con alucine y fascinación un auditorio bastante nutrido de estudiantes respetuosos e interesados desde las 10 de la mañana, a charlas o exposiciones más que interesantes sobre los más variopintos temas de la compleja realidad industrial, creativa, cultural, económica, comunicacional y legal del Pop en este momento. En un ambiente participativo y de debate (en ocasiones se ha tenido que cortar en seco el turno de preguntas) medios de comunicación y grabación, de distribución y difusión, conciertos, derechos, copyright y alternativas, factores, inventos, formatos, tipos de empresas e Historia del rock han desfilado con fundamento por la Facultad de Ciencias de la Información. Y no ha sido un plomazo. (http://deoido.wordpress.com/2011/05/04/curso-i-predict-a-riot/)
Estudiosos de lo social, lo cultural, la comunicación, la economía y la música y público y usuarios de la música en general, hemos ido acercándonos a una nueva definición de la música (y su negocio) en esta época de desmoronamiento de las estructuras tradicionales gracias a los medios digitales y a la Red en sus múltiples facetas. Algunos la han explicado como la de la desintermediación (la extinción de cualquier intermediario que no aporte valor a la música), otros como la de los nuevos intermediarios, otros como la de la liberación de músicos y públicos.
Todo ello ya sería por sí mismo como para dedicarle esta columna. Pero para mí, la sorpresa auténtica ha sido encontrar en este medio universitario, un lugar no acartonado sino auténticamente vivo. ¿Acaso la Universidad y esos lugares donde en teoría se dedica tiempo a pensar, sean un buen aliado para todo el replantear de lo musical en este momento? Mucho más allá de las atúnicas (y afónicas) cenas ministeriales, de los abucheos on line (y on face), del derrotismo, el quejismo empresarial profesional, de las habituales y muy viejunas peleas, vaya, el medio universitario bien conectado a la Red podría ser un estupendo generador, contenedor y receptor de todos estos debates y reflexiones que ayuden a encontrar un nuevo modelo de intercambio, de producción y de valor. En tal caso debería celebrarse que la universidad empiece a preocuparse por el Pop.
PS.- Como era de esperar, quien esto escribe era prácticamente el único músico en activo presente en la sala. En poco más de un mes tendrá lugar un seminario sobre música independiente, organizado por, entre otros, Nacho Gallego y Luis A. Albornoz, que se las promete de lo más interesante. Ojala esta vez asistan y participen algunos más. Por una vez, hay mucho que ganar y nada que perder. (http://transformacionesmusica.wordpress.com).