Manuel Hidalgo

Lo intenta, pero Manuel Hidalgo (Pamplona, 1953) no puede disimular su entusiasmo por la aventura que ha supuesto Navarra, una invitación al futuro (SP. Gobierno de Navarra). Al principio sólo debía hacerse cargo de los textos, pero prefirió asumir la dirección del proyecto y, con las más de 400 fotografías de Patxi Úriz y Villar López, recorrer el pasado, presente y futuro de la Comunidad Foral. El resultado le ha sorprendido a sí mismo, al descubrir tantas aristas, tantas caras (culturales, históricas, sanitarias, educativas, estadísticas...) de su tierra. Pregunta. Es novelista, guionista de cine, columnista... ¿por qué quiso dirigir el proyecto de esta obra y no conformarse sólo con el texto? Respuesta. Porque me divertía mucho más ocuparme de la concepción global del libro; siempre me ha gustado concebir estos trabajos (y otros similares en el periodismo) desde todos los puntos de vista posible, diseñar su estructura, controlar su ritmo... Ha sido muy interesante y muy prolífico. Imagine que el libro tiene 19 epígrafes sobre otras tantas vertientes (economía, sanidad, educación, agricultura, fiestas, gastronomía, arquitectura, paisajes, historia, religión, literatura, arte, tecnología), escritos desde una perspectiva casi periodística, objetiva. P. Una perspectiva imposible sin las fotografías, ¿verdad? R. Desde luego. Es un libro muy gráfico que pretende que Navarra entre por los ojos. Hay más de 400 fotografías espléndidas de Patxi Úriz y Villar López, pero quería que no primara lo espectacular, la postal deslumbrante, sino la imagen más representativa, con criterios casi cinematográficos, alternancia de planos, con movimiento y esplendor visual. P. Con todo, el libro no olvida lo literario... R. Sería imposible; si no, no me lo hubieran encargado a mí. Junto a la perspectiva informativa y gráfica, está la literaria. Por eso, la tercera parte del libro es una suerte de cuaderno de viaje. El año pasado recorrí a lo largo de dos semanas mi tierra de norte a sur, de este a oeste, sin pretensiones y sin prisas. El resultado es un cuaderno de campo despreocupado de aspectos históricos o económicos, unos cien bocetos, cien estampas literarias sobre lo que al viajero le sale al paso. Y como ahora ya no es necesario retratar lo que se ve a plumilla, yo, como un turista cualquiera, acompaño estos esbozos con mis propias fotografías digitales. P. El libro pretende "aumentar el aprecio a Navarra, fuera y dentro de la Comunidad". ¿Cree que lo ha conseguido? R. Verdaderamente, creo que sí. El libro resulta apabullante, porque destruye muchos de los tópicos que existen sobre Navarra. Navarra es bastante más que buena comida, paisajes increíbles y los San Fermines, y cada vez tiene menos que ver con la imagen de una tierra casi detenida en el tiempo, muy tradicional. Por eso, el lector de este volumen se sorprenderá por la modernidad, por la industria, por la arquitectura, y cuando piense que ya lo ha visto todo, descubrirá que hay mucho más. Que es, hoy más que nunca, una tierra abierta al futuro. P. ¿En qué sentido? R. En todos: en el social, en el cultural, en el tecnológico, en el industrial, en el económico, en el educativo... P. ¿Es una comunidad de cine? R. Sí, y por muchas razones. Es de cine porque ha sido y es una tierra con una gran afición cinéfila, con un gran número de cines y de espectadores, comparable a las más importantes, a pesar de contar sólo con 600.000 habitantes; en segundo lugar, existen un montón de excelentes cineastas navarros, como Monxto Armendáriz, Néstor Basterretxea, Ana Díaz, Helena Taberna, Juan Calvo, Fernando González Molina...; y, por último, ahora, gracias a las ayudas, Navarra se ha consolidado como tierra de rodajes. P. ¿Qué hay del resto de las artes? R. Yo siempre he sostenido que en Navarra tradicionalmente lo más destacado eran las artes plásticas (desde los tiempos de la Escuela de Pamplona) y la música. Piense en Moneo, en Sáenz de Oiza, en Francisco Mangado. O en María Bayo, o en... El viajero descubre en Navarra puentes de Manterola, el Museo Oteiza,... Uno de mis empeños personales al preparar este libro fue hacer que lo cultural estuviese muy presente, porque enriquece la imagen de una Navarra apetecible y desconocida. P. ¿Qué escritores la han retratado mejor? R. El primero, Pío Baroja, que no era navarro pero que vivió cinco años en Pamplona siendo niño, y desde 1912, en su casa de Itzea, en Vera, donde escribió Juventud, egolatría, Las agonías de nuestro tiempo, César o nada, El mundo es ansí.... nadie ha escrito mejor sobre el país del Bidasoa. Otro narrador destacado es Rafael García Serrano, escritor de corte fascista en su faceta más ideológica, pero que en la novela Plaza del Castillo, retrata Pamplona en vísperas de la guerra civil. P. ¿Y en nuestros días? R. Pablo Antoñanzas y Miguel Sánchez Ostiz. El primero es autor de artículos y prosas de excelente calidad, y el segundo evoca muchos lugares y paisajes, desde una visión crítica, discutible, pero de indudable interés.

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