Oliviero Toscani. Foto: Begoña Rivas.

Ofrece hoy una lección magistral en Alcalá de Henares que se enmarca en PHotoEspaña

Oliviero Toscani (Milán, 1942) ha puesto su objetivo en muchas de las llagas de la sociedad contemporánea. Y a ésta le ha escocido. La anorexia, la pena de muerte, la guerra, el cristianismo, la pederastia, la homosexualidad... Sin miedo, con descaro y con afán de provocación, el fotógrafo italiano ha retratado todas estas realidades sensibles. Algunas de sus campañas han sido retiradas de los medios. Otras veces las marcas que publicitaba con sus imágenes (en particular, Benetton) han sido víctimas del boicot de quienes se sentían ofendidos por sus propuestas. Visceral y apasionado, como ha sido siempre, habla por teléfono desde su casa en Milán de sus postulados éticos y estéticos: "Nunca he buscado el consenso, porque éste conduce a la mediocridad". Esta tarde, ya en Madrid, impartirá una lección magistral en el Antiguo Hospital de Santa María de la Rica, en Alcalá de Henares, una actividad que se enmarca en el festival PhotoEspaña.



Pregunta.- ¿Cuál es su idea de la fotografía?

Respuesta.- Es la memoria histórica de la humanidad y el verdadero medio del arte moderno.



P.- ¿Y de la publicidad?

R.- Todo es publicidad. La capilla Sixtina es publicidad. Goya hacía publicidad. Es simplemente manifestar en público nuestras ideas u opiniones.



P.-¿Qué respondería a aquellos que le llaman provocador?

R.- "Muchas gracias", eso es lo que les contestaría. Todo los artistas tienen el deber de provocar. No es para mí ninguna crítica. Al contrario, para mí significa que estoy haciendo bien mi trabajo.



P.-¿Qué sintió cuando murió Isabelle Caro, hace apenas unos meses?

R.- Sentí pena, como siento siempre que muere una persona. Pero todos debemos morir... Ella decía que era una modelo, pero para mí no era más que una chica que padecía anorexia y un testimonio brutal de esta enfermedad. Luego los medios se aprovecharon de ella. La entrevistaban y le preguntaban de cualquier cosa menos de anorexia. De haberlo sabido, le hubiera puesto una máscara cuando la fotografié.



P.-¿De qué campaña se siente más orgulloso, la que cree que ha causado más impacto en la conciencia de la gente?

R.- Seguramente el del trasero de Jesus Jeans, porque era muy simple pero muy avanzado para su para su tiempo [1971] y ha generado muchos debates sobre diversos temas. Los de Benetton son los más conocidos, porque esta marca invertía mucho dinero en publicitarse en los medios, pero mi trabajo va mucho más allá.



P.-¿Qué piensa cuando sus campañas son retiradas de los medios por considerarse ofensivas?

R.- La publicidad tiene sus leyes mafiosas, como las de la camorra en Sicilia. A mí nunca me han condenado por aplicación de una ley ordinaria. Han sido las corporaciones profesionales las que me han denunciado por envidia y por celos.



P.-¿De qué hablará en su lección magistral en PhotoEspaña?

R.- De valentía en el mundo de la comunicación. Nunca he sido un fotógrafo que buscase el consenso, siempre he hecho lo que he querido. Se piensa que el consenso es el éxito, pero para mí es lo que conduce a la mediocridad.



P.-¿Cree que la política es hoy día mera publicidad?

R.- El nivel cultural de los políticos no es precisamente impresionante. Aquellos que no saben hacer otra son los que acaban en política.



P.-Dice que ha visto las pinturas de los despachos de los directores y ejecutivos de la RAI colgadas con la cadena del váter...

R.- Sí, lo he visto con mis propios ojos. Eran la mismas cadenas que tenían en el baño los inquilinos anteriores de esos despachos. Ahora la utilizaban para colgar los cuadros. Es una imagen definitiva. Explica perfectamente su mentalidad.



P.-¿Sigue pensando que los italianos son un pueblo de "teleidiotas"?

R.- Quizá ahora se están despertando un poco. Estos días soy un poco más feliz porque he comprobado que no todos son idiotas. El problema es que los teleidiotas han dominado el país durante 20 años y esto ha sido una ruina para Italia. Berlusconi ha sido nuestra ruina.



P.-¿Y por qué dice que las mammas italianas castran a sus hijos?

R.- Todos lo italianos varones están bajo su perniciosa influencia. Para todas ellas sus hijos los más buenos, los más listos, los más guapos... De tanto decírselo acaban creyéndoselo. Pero la realidad es que son una pandilla de imbéciles.



P.-¿Se ha acercado este año a ver la Bienale de Venecia?

R.- Tenía que llevar algunas de mis fotografías, pero al final me rechazaron. Lo que ha hecho Vittorio Sgarbi en el Pabellón de Italia es una colosal cagada. Es tan colosal que algunos tienen la desvergüenza de decir que es fantástica. No creo en este arte contemporáneo. Es un arte acabado que sólo sirve para adornar las casas de multimillonarios. No es una arte que sirva a la sociedad, es justo lo contrario: un arte que se sirve de la sociedad.



P.- Ha sido hasta hace poco asesor del ayuntamiento de Salemi pero dice que ha salido "corriendo" de Sicilia. ¿Es demasiado angustioso el dominio de la mafia?

R.- Algunos lo llaman mafia y otros burocacia. Se llame como se llame, lo lamentable es que impide que cualquier iniciativa se lleve a término. Allí nunca nada se puede concretar ninguna idea. ¡Ninguna!



P.-¿Y esta experiencia le ha hecho revisar algunas de sus ideas sobre la unidad de Italia?

R.- Italia no es un país, es una suma de individuos que no tienen ningún sentido del Estado. No sé si esto es una virtud o un defecto pero es así. De todas formas, Sicilia es un caso aparte.



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