Ludovico Einaudi

Acaba de publicar Royal Albert Hall Concert y recorre a partir de este jueves varios festivales españoles

En uno de los vídeos de Youtube de Ludovico Einaudi, concretamente en el del tema Divenire, un astrónomo deja su confesión: "Una de las cosas que más me gusta en la vida es mirar a las estrellas mientras escucho de fondo su música". Y es cierto: sus melodías son ideales para acompañar la observación del firmamento en la noche. Pero también para ensimismarse en viajes interiores y bucear en los infinitos recovecos de nuestra mente. Los que quieran hacerlo tienen un nuevo álbum suyo al alcance. Es el concierto que grabó en septiembre de 2010, centrado sobre todo en el disco Nightbook, aunque incluye piezas de toda su carrera. Y también pueden verlo en directo en Cartagena (21 de julio), en el Festival Portaferrada de Sant Feliu de Guixols (27 de julio) y en el Festival Veranos de la Villa de Madrid (29 julio).



Pregunta.- El concierto del Albert Hall se centra en su álbum Nightbook, que es casi diario musical de viajes...

Respuesta.- La música de este proyecto la compuse a lo largo de varios años. Tenía mucha acumulada y por eso me costó hacer una selección final. Todo empezó hace cinco años, cuando me invitaron a tocar en una vieja fábrica de Milán que se emplea ahora como espacio artístico. Dentro están expuestas siete torres del artista Anselm Kiefer, con más de 30 metros cada una. La acústica es similar a la de una catedral y la oscuridad del interior remitía a la noche. Ahí se me ocurrió que podía hacer un álbum con la noche como hilo conductor.



P.- Ha girado por medio mundo con este álbum. ¿Por qué se decantó por el Royal Albert Hall para grabar el directo?

R.- Sí, había hecho con el grupo 40 o 50 conciertos. Estábamos muy bien compactados ya. Así que cuando llegó la hora de tocar en Londres pensé que era un buen momento para grabar el concierto en directo. Además, como teníamos que grabar también un DVD valía la pena hacerlo en un teatro tan bello.



P.- Reconoce que le encanta improvisar sobre el escenario. ¿No se siente limitado en este tipo de conciertos en los que actúa acompañado de una orquesta?

R.- Sí, con una orquesta digamos clásica, con tantos elementos, te tienes que sujetar a la partitura. Pero en este concierto hay bastantes momentos en que estoy sólo con mi banda, y ahí sí puedo liberarme en pequeños momentos, sobre todo en las introducciones. Es algo que hay que dar algún público, variaciones de tus temas que sean únicas.



P.- Define su música como culta pero no intelectual...

R.- La música contemporánea es demasiado intelectual. La música que yo amo nace de una inspiración más inmediata, sin necesidad de razonarla. Luego puedes articular un discurso sobre ella, pero en su origen no está un pensamiento sino una emoción.



P.- No le gusta demasiado que digan que es melancólica.

R.- Es un aspecto de mi música. Es verdad que hay momentos muy líricos y melancólicos, pero, si se escucha este concierto por ejemplo, se comprueba que también hay muchos pasajes muy potentes.



P.- En los últimos años la electrónica asoma en sus composiciones. ¿Qué papel diría que juega en su música?

R.- Empecé a trabajar con ordenadores también cuando di este concierto en el hangar. Era un espacio tan grande que las reverberaciones de las notas se alargaban hasta el infinito. Era como si lanzase el propio pianoforte a la estratosfera. Desde esta experiencia investigo con la electrónica y la utilizo en conciertos en espacios amplios, como el Albert Hall.



P.- Su abuelo, Luigi Einaudi, fue presidente de la República Italiana entre el 1948 y 1955. ¿Cómo reaccionaría si levantara la cabeza y viera la situación del país en la actualidad?

R.- Pues se volvería corriendo bajo tierra o se arremangaría corriendo para intentar mejorar las cosas. Conociéndole creo que haría lo segundo.



P.- Y su padre es el fundador de la histórica editorial Einaudi. ¿Qué influencia tiene en su música la literatura?

R.- He tenido una relación con los libros un poco conflictiva, porque cuando era pequeña mi casa estaba sumergida bajo miles de ellos. Acabaron angustiándome. Luego he tenido que hacer mi camino y encontrar mis propios libros. Algunos, como Las olas, de Virginia Wolf, me han inspirado algunas composiciones.



P.- Es usted un músico versátil. Incluso se le puede ver compartiendo escenario con grupos de pop y rock como Oasis, Placebo.

R.- La verdad es que no quiero quedarme confinado en el ámbito de la música clásica. De hecho mi música está llena de referencias a la música popular, al rock y a música moderna.



P.-¿Y qué escucha?

R.- Uno de mis grupos favoritos en los últimos años ha sido Radiohead. También me gusta Portishead, Massive Attack, Sigur Ros, Emiliana Torrini, José González, la música tradicional africana, que está en la raíz de muchos géneros fundamentales como el blues...



P.- Y reconoce que su pianista favorito es Glenn Gould. ¿Por qué?

R.- Porque era un loco, un músico obsesionado en la búsqueda de nuevos caminos musicales, con un montón de manías con las que me identifico. Y era capaz de traer compositores antiguos a la actualidad con sus interpretaciones y su propia voz.

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