Israel Elejalde.

Hoy presenta La Abadía su programación para la nueva temporada, que abre con 'Veraneantes', obra que protagoniza

Las reposiciones mandan en la cartelera teatral madrileña en este comienzo de curso. Una de las más justificadas quizá es la vuelta de Veraneantes a La Abadía. La obra de Miguel del Arco cerró la temporada anterior encumbrada por la crítica y llenando la sala cada día. Israel Elejalde es uno de los once actores del elenco de este montaje, que se gestó en La función por hacer, uno de los hitos del teatro alternativo de los últimos años en España. Veraneantes trae a Gorki a nuestros días, aliñado con el aire de indolencia y hastío del teatro chejoviano. El personaje de Elejalde, un político con careta de triunfador pero que en realidad es un auténtico fracasado en las cuestiones esenciales de la vida, da muy bien la medida de la doblez denunciada en la obra. La demoledora radiografía de la contemporaneidad de Del Arco dará paso en el cartel de La Abadía a La luna; de Alfredo Sanzol (noviembre); Grooming, de Paco Bezerra (febrero); Hedda Gabler, de Ibsen (marzo)...



Pregunta.- Después del éxito de La función por hacer había una gran expectación por ver qué hacíais. Una cierta presión recaía sobre vuestras espaldas. Pero con Veraneantes el triunfo os ha vuelto a sonreír. Debéis de estar muy satisfechos, ¿no?

Respuesta.- Sí, la verdad que sí. Ahora, por ejemplo, volvemos a La Abadía, algo que no es habitual. Pero eso se debe a las críticas estupendas, a llenar el aforo todos los días. Hacer un segundo montaje era un reto tras el éxito de La función por hacer. Él éxito siempre pesa. Miguel del Arco era que el que más presión tenía, porque, al fin y al cabo, era él quien tenía que escribir y dirigir la obra. Pero él, aunque ha llegado tarde, ya es uno de los grandes talentos de nuestra escena.



P.- Fue usted el que le habló a José Luis Gómez de Veraneantes cuando el montaje estaba en fase embrionaria, ¿no?

R.- Sí, nos reunimos tras La función por hacer y vimos que podíamos hacer. Pensamos en la obra de Gorki, pero era muy complicado porque eran 18 personajes. Miguel decía que podía bajarlos un poco. A José Luis Gómez le interesó mucho el proyecto. A él le había gustado mucho La función por hacer. Todas las partes hicimos un esfuerzo económico para llevarla a la Abadía. El teatro pagando y nosotros ajustándonos al dinero que había. Es curioso porque es una obra en la que todos los actores cobramos lo mismo.



P.- Bueno, tú ya renunciaste a ofertas mejores por trabajar en La función por hacer...

R.- Sí, iba a hacer El avaro de Moliere con Jorge Lavelli en el CDN. También he renunciado este año a otras ofertas por hacer bolos con La función por hacer y Veraneantes. Pero estas obras son apuestas en las que he estado desde el principio y Miguel del Arco es amigo desde hace muchos años.



P.-¿Qué te da Miguel del Arco para que creas tanto en él?

R.- Seguridad, comprensión, inteligencia... El me transmite siempre ganas de mejorar y nos conocemos muy bien. En mi carrera hay dos grandes maestros. José Luis Gómez me enseñó las bases del oficio. Y Miguel del Arco me ha cincelado, consiguiendo mitigar mis defectos y potenciando mis virtudes.



P.-¿El gran acierto de Miguel del Arco ha sido llevar a Gorki al terreno de Chejov?

R.- Miguel le ha quitado a Gorki sus partes arcaicas, esas que no le dejan volar. Algunos ven a Chejov en su versión y seguramente sea así, pero sobre todo está él. Quien le conoce sabe que el sentido del humor que hay en la obra es muy suyo. Lo más importante ha sido traer a Gorki a la actualidad, hacerlo atractivo al público de hoy.



P.-¿Qué denuncia Veraneantes?

R.- La manera en que funciona la sociedad, nuestra liviandad y cómo tapamos nuestros problemas inventando formas de vida felices, aunque en realidad no lo seamos, sólo por disimular, porque en realidad estamos llenos de mierda y a nuestro alrededor reina la corrupción.



P.-¿Vuestra intención es seguir juntos, crear una especie de elenco estable?

R.- Tenemos planeado estar juntos y generar nuevos proyectos. Ya veremos sí estaremos seis, cuatro, o cuantos. Eso dependerá de lo que necesite Miguel. Así que la intención es continuar adelante. Pero en este mundo del teatro nunca se sabe y menos en esta situación económica. Es muy difícil levantar espectáculos con un elenco de 11 personas como Veraneantes en un momento así. Es raro verlo hasta en el Centro Dramático Nacional y en el Español.

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