Josep Maria Caralps.

El cardiólogo, primer cirujano en realizar un trasplante de corazón en España, celebra el Día Mundial del Corazón con un práctico manual sobre su funcionamiento

Cuenta Genís Sinca en su Vida secreta de nuestros médicos que el patriarca de la saga de cardiólogos Caralps, Antonio Caralps Massó, era un ser extraordinario, con una memoria portentosa y capaz de operar durante horas sin sudar y sin experimentar cambios en su pulso, tan necesario en una intervención quirúrgica. Muchos años después, sus hijos continuarían su pasión por la Medicina, pero sólo uno, Josep María, optaría por la especialidad que dio fama e inmortalidad a su apellido, la cirugía cardiaca. Nacido en Barcelona en 1942, dirige desde 1995 la Unidad de Cirugía Cardíaca del Hospital Quirón e hizo historia en la especialidad, entre otras intervenciones por haber realizado el primer trasplante de corazón la noche del 8 al 9 de mayo de 1984. En el Día Mundial del Corazón, publica Supercorazón (Planeta), una guía sencilla de un órgano que define como "una combinación perfecta de músculos, arterias, venas, cavidades, válvulas y centrales eléctricas".



PREGUNTA.- Como heredero de la saga Caralps, ¿de qué forma le marcó el trabajo de su padre?

RESPUESTA.- Mi padre fue un pionero. Yo viví y trabajé con él bastantes años. Evidentemente los principios que él había establecido para la práctica de la cirugía me influyeron: nunca daba un caso por perdido, siempre estaba pendiente del paciente, estudiaba para mantenerse al día... No en todo, pero sí en mucha parte, he conseguido seguir sus directrices.



P.- ¿Está lejos ya la cirugía cardíaca de ser una intervención a vida o muerte?

R.- Sí, la mayoría de las operaciones hoy se realizan con un riesgo no superior al dos por ciento. En contadas ocasiones los riesgos son superiores porque el estado del paciente no permite seguir una rutina. Hay que tener en cuenta que si la mayoría de los pacientes fueran al médico y al cardiólogo en el momento en el que se inicia un problema podrían hacerse intervenciones en momentos más oportunos y entonces el riesgo en general no sería superior a un dos o un tres por ciento.



P.- ¿Cómo se sintió después de haber realizado el primer trasplante de corazón en España?

R.- Fue una bomba para toda la opinión pública, sobre todo porque el corazón es quizá el órgano que más glamour tiene de todo el cuerpo humano. De golpe, no solamente yo sino muchos de los que trabajaban conmigo, nos vimos en un candelero que ninguno esperaba. El día que hicimos el trasplante no avisamos a la prensa, tampoco tomamos fotografías. Solo estábamos pendientes de que todo fuera bien. Nos sorprendió esa reacción mediática porque hacía ya muchos años que se había hecho el primer trasplante de corazón en el mundo.



P.- ¿Influye la genética también en las enfermedades de corazón?

R.- La genética es una parte muy importante. Vemos a muchos pacientes con una historia familiar de afecciones cardiovasculares que no están sometidos a ningún factor de riesgo, que llevan una vida muy ordenada y que, sin embargo, padecen la enfermedad. Hemos de asumir, por tanto, que es una carga en el desarrollo de ciertas patologías.



P.- ¿Cuáles puede prevenirse entonces con unos hábitos adecuados?

R.- Se pueden prevenir las enfermedades adquiridas, como la arterioesclerosis, que conlleva angina de pecho, infarto de miocardio, lesiones vasculares periféricas y lesiones cerebrales. Creo que tenemos la obligación moral de intentar hacer lo imposible para prevenirlas.



P.- ¿Qué queda por conocer de su funcionamiento que nos permita atajar ciertas enfermedades?

R.- Yo creo que de su funcionamiento nos queda poco. Eso sí, hay variaciones en las interpretaciones de su anatomía. Llegará un día en el que se podrá modificar el tratamiento de algunas arritmias, pero básicamente la mayoría de las cosas que pueden desarrollar enfermedades en el corazón se conocen, lo que pasa es que unas se pueden prevenir y otras no.



P.- ¿Ha desplazado el cerebro al corazón en su carácter mítico (el santuario del alma de Aristóteles o el árbitro del camino al paraíso de los egipcios)?

R.- No lo creo, entre otras cosas porque conocemos muy poco el cerebro, que no se mueve. Ante las emociones fuertes no lo notamos, como no notamos el hígado o los riñones. En cambio, sí notamos el corazón. El cerebro es más importante, pero el corazón es mucho más asequible.

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