Paul Graham.
Acaba de inaugurar Europe:America en la Fundación Botín de Santander
PREGUNTA.-Echemos la vista atrás... ¿Por qué decidió ser artista?
RESPUESTA.-Probablemente para impresionar a una chica, como la mayoría de chicos de 19 años! Ya sabes! No, en serio…a veces, puedes iniciar cosas por razones muy tontas, casi ridículas, que terminan siendo imprescindibles y le dan sentido a la vida.
P.- Imagino que habrá más de un "encuentro accidental" muy revelador en su carrera...
R.- Sí… descubrí una gran fotografía, cuando estaba en la Universidad, en la sección "Estudios Americanos", con la que me di cuenta de que la fotografía realmente podía decir algo sobre el mundo. Fue una gran revelación que ha marcado toda mi carrera. Otros momentos clave son difíciles de definir, ya que provienen de pequeños accidentes, como la imagen sobreexpuesta que me llevó a una pieza nueva en la serie American Night, o pequeñas cosas que lees en alguna parte, como Anton Chekhov por ejemplo, que me llevó a la serie A Shimmer of Possibility. Los momentos que cambian tu percepción de las cosas llegan de manera inesperada, como la vida misma. El verdadero reto es reconocerlos y seguirlos donde quiera que te lleven.
P.- ¿Cómo lleva a cabo sus proyectos?
R.- Las ideas generales están ahí, en medio del devenir diario. Lo maravilloso de la fotografía es que es un baile o dueto entre el artista y el mundo. La mejor fotografía a lo largo de la historia siempre ha surgido de esa combinación perfecta.
P.- A Shimmer of Possibility muestra escenas aparentemente cotidianas que denotan la posición social de sus protagonistas: un vendedor de flores callejero en San Francisco, un hombre de color cortando el césped en Pittsburgh, otro tipo esperando el autobús en Las Vegas… Es como un largo viaje silencioso que atraviesa toda America...
R.- En cierto sentido es un anti-roadtrip. No hay largas carreteras, no hay imágenes de coches ni hay moteles… También es un anti-drama, simplemente refleja el flujo de la vida cotidiana y la maravilla de esa quietud que se mueve a nuestro alrededor. Tardé cuatro años en hacerlo, en los que estuve vagando alrededor de Estados Unidos, en viajes cortos, de dos a cinco semanas, sin agenda ni plan concreto. Aprendí a quitarme la adicción de fotografiar lo excepcional y extraordinario, que es importante para el 99,9% de nuestra vida. Este trabajo rompe esa idea de fotografía única y espectacular, y se abre a otras formas de fotografiar una situación que forman un pequeño grupo de "haikus filmados".
P.- Por otro lado, en la exposición presenta New Europe que muestra el resultado de los viajes que realizó en 1988, 1989 y 1990 a través de nueve países del oeste de Europa, como Alemania, Suiza, Bélica y España, entre otros. Entre las fotografías subyacen algunas referencias históricas. ¿Qué encontró en España?
R.- Fue en 1988, un momento de gran confianza y energía en España. Había el sentimiento de salir de la sombra para unirse a las democracias modernas de Europa occidental. Fue un placer ver ese sentimiento en las calles. Las fotografías de la ciudad para New Europe retratan la tumba de Franco esculpida o algunas monedas con la efigie del dictador hoy fuera de circulación.
P.- ¿Cómo vislumbra el futuro de la fotografía?
R.- ¡Quién sabe qué nos deparará el futuro? Diría que estamos en un momento muy emocionante con la apertura del proceso digital, la libertad de todo el mundo para hacer sus fotografías sin el coste de carretes y que pueden imprimirse en casa o elaborar álbumes baratos realizados por cada uno. ¡Es un gran momento para ser un artista fotógrafo! Pero al igual que cualquier persona puede hacer una película en alta definición, el reto es… hacer algo poderoso, que tenga un verdadero valor y que valga la pena. Un trabajo realmente bueno, ese es el mayor problema del artista hoy.
P.- En julio impartió un taller en Villa Iris, en Santander, previo a su exposición actual. ¿Qué consejos les dio para hacer "un trabajo realmente bueno"?
R.- Nuestra idea de "un buen trabajo" viene de nuestra educación, de las exposiciones, de los libros y artículos que leemos. Por lo tanto, hay que educarse, tener hambre. Hay que aprovechar el tiempo al máximo: leer, ver, pensar, mirarlo todo: películas, a la gente, a todo lo que tenemos alrededor. Ir a galerías y museos regularmente. La gente quiere tener éxito, es natural, pero a veces ser desconocido es lo mejor que te puede pasar como artista. ¡Todo el mundo ama un descubrimiento! Pero lo importante es el trabajo, no descartar a priori cosas que no se entienden. El arte no es un truco. La idea que tienes por "buen trabajo" puede cambiar, profundizarse, madurar. El trabajo que no te gustaba hace cinco años ahora puedes verlo como algo increíble.
P.- Justo antes de dar el taller este verano cerraba una amplia exposición en Whitechapel, en Londres, que reunía fotografías de 1981 a 2006. ¿Ha encontrado nuevos hallazgos con esa mirada al pasado?
R.- Sí! Preparando la exposición, me enamoré de las viejas películas que había utilizado anteriormente y decidí hacerles un "homenaje". Así ha nacido Films, una nueva serie de fotografías que el martes presento en la galería La Fábrica de Madrid. Lo que aparece en esta serie son campos abstractos de puntos, gotas y formas que color que están muy cerca de las imágenes fotográficas, aumentadas de tamaño donde se revela el grano y la estructura de la película en sí misma. Es un trabajo que recoge la síntesis de mi trabajo realizado en los últimos 30 años: el interés por la naturaleza de la fotografía en sí misma.