Ray Loriga. Foto: Carlos Alba.
Acaba de publicar la novela juvenil 'El bebedor de lágrimas'
Pregunta.- ¿De dónde sale la leyenda del bebedor de lágrimas? ¿De alguna tradición local o de su imaginación?
Respuesta.- No sé si coincidirá con alguna tradición regional. Es un invento mío. Se me ocurrió la idea de un vengador de mujeres con el corazón roto, que han sido traicionadas y engañadas. De ahí parte la historia.
P.- ¿Y la idea de adentrarse en la literatura juvenil cómo surgió? ¿Iniciativa propia o alguien se lo propuso?
R.- No, tenía esa historia desde hace tiempo en la cabeza. Sabía que podía encajar bien en el género romántico, juvenil y fantasmagórico. Y era lo que me apeteció.
P.- La etiqueta de cross-over aparece indefectiblemente en casi todos los comentarios sobre la novela. Lo dicen en el sentido de lectura con diversas capas, para jóvenes y adultos...
R.- Es una etiqueta que se emplea mucho últimamente para libros destinados a grupos de lectores con márgenes poco específicos. El bebedor de lágrimas está incluido en una colección juvenil, pero a partir de ahí sí es cierto que admite varias lecturas.
P.- Pero cuando la estaba escribiendo tenía siempre en mente que iba dirigido a un público o perdía la perspectiva.
R.- Sí, era consciente de para quien estaba escribiendo. Pero en ningún momento he intentado ser paternalista ni mirar por encima del hombro a nadie: he escrito para lectores inteligentes.
P.- En su trayectoria como escritor se pueden rastrear experimentos narrativos varios. Ahora se acoge al canon decimonónico. ¿Se ha sentido encorsetado al escribir en este marco?
R.- No, tenía claro que lo que tenía que escribir era una novela de género. Lo divertido en este caso es precisamente atenerse a unas reglas marcadas de antemano, que definen ese género. Yo me he sujetado a las claves de los libros de fantasmas y románticos, con una narración lineal, pero también me llevaba a mi terreno la historia: a la hora de jugar con los personajes, en el uso del humor y en otras soluciones que se salen del esquema establecido.
P.- ¿La moraleja del libro es que el amor hay que tomárselo muy en serio?
R.- Bueno, a ratos. No hay que tomárselo tan en serio como para que te condene de por vida, ni tampoco jugar demasiado con él, porque es peligroso.
P.- ¿Qué le debe su libro a Drácula de Bram Stoker?
R.- Toda esta literatura de género romántico le debe mucho a Bram Stoker, a esa idea del amor que después de la muerte. Pero yo he recorrido mi propio camino, introduciendo ambientes más similares a Twin Peaks de David Lynch.
P.- Dicen que El bebedor de lágrimas no es más que el comienzo de una saga…
R.- La idea es completar una trilogía. Cada novela comienza donde termina la anterior, es lineal, pero voy incorporando nuevo elementos, detalles del pasado que se van conociendo y le van dando sentido al presente.
P.- ¿Y la literatura para adultos la tiene aparcada?
R.- No, estoy escribiendo simultáneamente una novela seria [ríe]. Saldrá seguramente el año que viene. El bebedor de lágrimas ha sido un desahogo a ratos.