Álvaro Figueruelo y Daniel Mayo, por Gusi Bejer

Son los fundadores de ViVoArquitectura, el estudio ganador de la tercera edición de los premios TalentosDesign que anualmente convoca la Fundación Banco Santander para fomentar el diseño joven y sostenible. Daniel Mayo y Álvaro Figueruelo, 25 añitos, crearon Kithouse para mejorar las condiciones de realojo tras una catástrofe natural. Se puede ver en el Museo del Traje hasta el 27 de noviembre.

PREGUNTA: ¿Qué es y cómo nació Kithouse?

DANIEL MAYO: Es un módulo sostenible para el realojo de personas basado en la arquitectura plegable. Nació de equivocarnos, llevábamos dos años desarrollando otro prototipo pero tenía fallos. Podíamos mejorarlo.



P: ¿Qué hay de prototipo y qué de estructura real en Kithouse?

ÁLVARO FIGUERUELO: Hay una idea que siempre hemos tenido muy clara: queríamos hacer realidades. Aprendimos a soldar, cortar, atornillar... todo para "materializar y tocar" nuestras ideas y comprobar si funcionan. Queríamos pasar de lo teórico de la universidad a la realidad.



P: La veo en parte como un mueble desmontable... ¿En qué se han inspirado?

Á. F.: Estudiamos la arquitectura post-catástrofe tras el terremoto de Haití. Veíamos personas realojadas durante meses en tiendas y pensamos que era un tema para innovar.



P: El año pasado se llevaron el accésit en el mismo concurso, TalentosDesign, con un prototipo similar ¿quién la sigue la consigue?

D. M.: No tenemos miedo al fracaso, fallaremos mucho hasta dar con la clave. Este año la incorporación de Héctor de Lama nos ha aportado ideas interesantes.



P: ¿Qué les llevó a volver a intentarlo?

D. M.: Necesitábamos dinero, difusión pública, contactos. Vivimos de nuestro talento para diseñar, pero también de repartir miles de tarjetas, movernos y conocer gente...



P: Firman los proyectos con el nombre de un colectivo: ¿qué es ViVoArquitectura?

Á. F.: En la web, www.vivoarquitectura.es, ya decimos que estamos "abiertos a toda propuesta e idea, tanto de inversores como de estudiantes". Nos han llegado mails de interesados en la comercialización, pero de estudiantes, cero. Somos dos estudiantes con un joven proyecto empresarial.



P: Hablan también de buscar patrocinios.

D. M.: Tenemos un estudio que trabaja con la sostenibilidad y la arquitectura social a pequeña escala. Gritamos muy fuerte para que alguien nos escuche, intentamos contactar con ONGs, con empresas, con el ministerio; buscamos apoyos porque sobrevivir solos es complicado. Nuestros diseños se ajustan a una realidad, a unas necesidades y a una economía.



P: ¿Qué hay que vender en tiempos de crisis?

Á. F.: Talento. Somos perseverantes, quizás nuestros proyectos no triunfen, pero diseñaremos otros.



P: Lo sostenible en la arquitectura real, ¿no sigue siendo una quimera?



D. M.: Lo bioclimático o sostenible ha existido siempre. La Alhambra de Granada ya es un edificio bioclimático. Pero ahora hay una tendencia de edificios que parezcan bioclimáticos aunque no lo sean. Lo sostenible va más allá de las cuestiones energéticas.



P: Pero muchos de los grandes proyectos que hoy se realizan no parecen muy equilibrados ni con la economía, ni con el entorno. En este sentido, ¿creen que la arquitectura española es más sensata?

D. M.: Durante años se ha utilizado la arquitectura como elemento icónico, un cartel de propaganda. Se han construido miles de "cafeteras galácticas", unas han cumplido su misión, como el Guggenheim de Bilbao, y otras no.



P: Ya se habla de la suya como de la generación perdida, la que por culpa de la crisis no va a poder acceder al mercado laboral en años. Están haciendo el proyecto fin de carrera de Arquitectura, ¿qué opciones tienen?

D. M.: Tenemos que agudizar el ingenio, buscar nuevas ideas, trabajar duro, innovar... Hemos comenzado esta aventura de forma paralela a la crisis así que haremos de un problema una oportunidad.



P: Dos días de las elecciones, ¿cómo se ve el futuro desde ahí?

Á. F.: Los gobiernos se están dado cuenta de que la juventud cualificada es el mejor activo de un país. No podemos permitir que el dinero invertido en la educación universitaria coja un avión a otro país al día siguiente de recoger el título.