Ilustración de Ulises

Ya no es siquiera un secreto a voces: si, como afirman las encuestas, el próximo 20-N el PP gana las elecciones, el Ministerio de Cultura podría tener sus horas contadas, a pesar de su indudable labor de cohesión social y su capacidad para proteger nuestro inmenso patrimonio creativo y vertebrarnos como nación. La Cultura (el arte, la literatura, la música, el cine, la gastronomía) es un reclamo que nos hace visibles internacionalmente y sobre el que depende buena parte de nuestra economía. Sin embargo, el peso de la desconfianza que gran parte de los creadores manifiestan tras años de amiguismo y ayudas sectarias oficiales ha hecho mella. El Cultural ha requerido su opinión, sosegada y no partidista, a escritores, artistas, cinestas, filósofos, dramaturgos, editores y músicos, para que tomen la palabra y expliquen por qué debe (o no) existir un Ministerio de Cultura. Las respuestas son sorprendentes.

José Manuel Blecua

Director de la Real Academia Española

"Sí. Sería un retroceso eliminarlo. No tiene por qué suponer más gasto"

Creo que sí, que ha de existir un Ministerio de Cultura que impulse y difunda las actividades artísticas, musicales, literarias… la creación en general. Es verdad que muchas competencias están transferidas a las comunidades autónomas, pero hay otras que no. Un país como España necesita y merece que su ingente patrimonio histórico y cultural, que también es fuente de ingresos y genera riqueza, sea gestionado con el mayor rango político y administrativo posible. Contar con un Ministerio de Cultura no tiene por qué suponer mayor gasto que transferir sus asuntos a una Secretaría de Estado sobre todo si se organiza bien, con criterios de austeridad y eficiencia. Sería un retroceso que desapareciera. Ningún gobierno debería ser cicatero con la educación y la cultura, ni siquiera en tiempos de crisis.




Juan Marsé

Escritor

"El Ministerio debería crear un sistema de regulación de contenidos televisivos"

Hace ya mucho tiempo que pienso que las funciones del Ministerio de Cultura de nuestro país han sido trasvasadas, lo sepan o no en el Ministerio, a la todopoderosa televisión. El trueque no significa ninguna conquista cultural, por supuesto. Con el mayor respeto para Ángeles González-Sinde y sus asesores, cuya dedicación y buenas intenciones me constan, los beneficios culturales que se derivan hoy de sus actividades no parecen gran cosa frente a la incultura programada, la estulticia, la burricie y la desfachatez ética y estética que impunemente arrojan cada día y a todas horas en los esquilmados hogares españoles los canales televisivos, con el beneplácito o el silencio de los máximos responsables de la política cultural del país. Aun a riesgo de parecer antiliberal, afirmo que el Ministerio de Cultura, si no quiere morir de inanición, debería crear o auspiciar un sistema de regulación de contenidos televisivos atendiendo niveles de difusión estrictamente culturales y educativos. O hace eso, o un día desaparecerá en las fauces famosas y babosas de esa caja o aparato que desde nuestros comedores impone modas, gustos, costumbres y, sobre todo, incultura. No se rían, que va en serio.




Fernando Trueba

Director de cine

"A los que defendemos el cine como arte, su desaparición nos parecería una tragedia"

Creo que para los que defienden el cine como arte, como literatura, como cultura, como artesanía... entre los que me encuentro, la desaparición del Ministerio de Cultura nos parecería una tragedia. Y además un síntoma desolador del mundo en el que se quiere que vivamos. Creo que la creación de ministerios de Cultura y su proliferación eran una muestra del avance de la civilización. Sólo espero de nuestro próximo gobierno, sea del signo que sea, que proteja y refuerce la educación y la cultura.




Fernando Savater

Filósofo

"El Ministerio, bien gestionado, sigue siendo sumamente útil"

La cultura española actual atraviesa una situación paradójica: por un lado, es de los pocos campos en que tenemos una presencia internacional positiva y reconocida; por otro, los creadores padecen amenaza de expolio por los aprovechateguis de internet, por los abusos localistas del folklore necionalista, por la ausencia de una educación orientada al disfrute de las artes, etc... El ministerio de Cultura no puede resolver este panorama ominoso, pero contribuye a paliarlo, ofreciendo protección institucional, promoviendo y estimulando lo más digno de reconocimiento a escala unitaria nacional. Creo que, bien gestionado, sigue siendo sumamente útil.




Juan Mayorga

Dramaturgo

"Se recortaría la democracia"

La supresión del personaje "Ministro de Cultura" del Dramatis Personae del Consejo tendría un valor simbólico muy negativo: daría a entender que la cultura no está entre las prioridades de los que nos gobiernan. Un enorme error en un país entre cuyas mayores riquezas están su patrimonio cultural y la capacidad de sus gentes para crear cultura. Tendría además como inevitable efecto la reducción de recursos ofrecidos a la gente para acceder a la cultura. A la larga, lo que se recortaría es la capacidad de los ciudadanos para examinar críticamente el mundo y para imaginar otros posibles. Se recortaría la democracia.




César Antonio Molina

Escritor y ex ministro de Cultura

"No solo mantenerse. Consolidarse y potenciarse. La cultura es el futuro"

¿Cuál es nuestro mayor activo como país? ¿Cuál será el denominador común que influirá en todas las áreas para un futuro próspero y sostenible de nuestro país: desarrollo económico, imagen exterior atractiva, turismo, valor de las marcas españolas, etc.? La respuesta sería clara: la Cultura. La Cultura como futuro. Creo que el Ministerio de Cultura debería no sólo mantenerse sino consolidarse y potenciarse. Siempre he defendido la existencia de una política cultural de Estado y para que se desarrolle esta política, y se cuide y potencie la Cultura española desde su pluralidad, resulta imprescindible la existencia de un organismo que fije los objetivos, marque las estrategias y coordine las acciones en el interior y la represente con todas las garantías en los organismos nacionales e internacionales.




Fernando Sánchez Dragó

Escritor

"¿Cómo voy a estar a favor de un ministerio tan innecesario y peligroso?"

Si estoy en contra del Estado, la burocracia y el intervencionismo, ¿cómo voy a estar a favor de un ministerio tan innecesario y peligroso como me lo parece el de Cultura? Nací en un mundo donde ésta fluía libremente, como lo hace el Tao, y era ese mundo mucho más rico en grandes creadores que el de hoy. Sólo los regímenes totalitarios, sobre todo los de izquierdas, metían baza en un terreno tan ingrato para ellos como lo es el del arte y el pensamiento. Luego apareció Malraux y derribó Les Halles, que era el corazón de París, para levantar en él un adefesio gobernado por el poder político: el Pompidou. En tiempos de poca harina, un Ministerio así es mohína para el contribuyente. Si lo de Rajoy va a ser arte cisoria, ¿cómo no empezar por ahí? Volvamos al Renacimiento, al mecenazgo... Dirigismos, los justos. El Estado nunca da nada gratis. Como mínimo, transforma la cultura en espectáculo, y eso la degrada.




Daniel Canogar

Artista

"Eliminarlo sería un error estratégico descomunal"

En un clima postindustrial en el que parecen evaporarse áreas profesionales que hasta hace poco eran los pilares de la sociedad, son las industrias culturales las que parecen sobrevivir mejor. El arte y la creación son el eje de las economías occidentales, especialmente en países como el nuestro. Eliminar el Ministerio de Cultura para paliar la crisis sería un error estratégico descomunal. El ciudadano medio no es consciente de la cantidad de dinero que mueve la cultura: sólo el turismo cultural es una industria de varios millones de euros anuales. La desaparición del Ministerio frenaría uno de los pocos sectores que funciona. Es más, Cultura debería apoyar la creación de pequeñas empresas culturales mediante dinero-semilla para arrancar proyectos, la reducción de imposiciones tributarias y la creación de órganos asesores que lleven a la profesionalización mediante sistemas de coaching, elaboración de hojas de ruta... Sobre todo ahora, la voz de la creación nos puede ayudar a imaginarnos otros mundos posibles.




Rosina Gómez-Baeza

Gestora cultural

"Sería suicida abandonar a las autonomías el patrimonio y la actividad creadora"

Sería suicida negar la importancia de la Cultura y las Artes y su potencial como herramienta competitiva al servicio de la sociedad del conocimiento, de la proyección internacional y como vía hacia el fomento de las industrias culturales y creativas, generadoras de riqueza y prestigio. Igualmente inconcebible es abandonar en manos de las autonomías la representación de la nación española en su conjunto, negando implícitamente la unidad de España, su patrimonio histórico y su capacidad creativa. Es necesaria una transformación profunda de este departamento para que pueda responder a las aspiraciones de los distintos estamentos culturales. Conocer las deficiencias en las distintas áreas: educación, investigación y formación, difusión y proyección, creación de patrimonio y fiscalidad, apoyo a artistas y creadores, aumento de la rentabilidad de la producción artística y cultural, utilización creativa de las "nuevas" tecnologías, para trazar a continuación un itinerario consensuado que nos permita formar parte de ese pequeño grupo de países líderes de la producción cultural y artística mundial.




Jaume Vallcorba

Editor

"El de Educación sí es imprescindible"

Nunca he sido partidario de los ministerios de Cultura. Tampoco de las Consejerías de Cultura. Me adhiero a las apreciaciones sostenidas por Marc Fumaroli en El estado cultural o París-Nueva York-París a este respecto. Por el contrario, creo que un Ministerio de Educación es imprescindible, alejado además de las modas pedagógicas, la política partidista y los vientos que sacuden nuestro panorama político. También sería importantísimo que hubiera un organismo, quizás dependiente de Presidencia, que se ocupara del Patrimonio. Y otro que tuviera como campo de acción el mundo del libro y las bibliotecas. En especial si, con el enorme ahorro que podría conllevar la desaparición del Ministerio, creara y dotara cuantas más bibliotecas mejor, tan necesarias en España.




Francisco J. Ayala

Científico

"Sería necesario un compromiso individual para poder prescindir del Ministerio"

España se encuentra en una situación muy particular. En Estados Unidos no hay Ministerio de Cultura pero sí entidades que la apoyan a diversos niveles, quizá las más significativas sean los organismos especializados en cada uno de los Estados, de manera que el apoyo a la cultura está muy descentralizado. Por lo general, las artes (ahí incluyo música, museos, literatura...) se mantienen a través de donaciones individuales y de fundaciones de beneficiencia. En España todo está más centralizado y no existe esa "tradición" del apoyo individual. Creo que si desapareciese el Ministerio en muchos aspectos el apoyo a la cultura disminuiría por falta de otras alternativas de mantenimiento. Sería necesaria esa tradición de compromiso individual para poder prescindir de una entidad de estas características.




Manuel Gutiérrez Aragón

Director de cine

"Necesario, para la vertebración suprarregional de la Cultura"

España es un país de creación, hay una marca España de la cultura. Así que, en tanto que exista un Ministerio de Industria o de Educación, también lo debería de haber de Cultura. En realidad, grandes proyectos culturales españoles, como el Instituto Cervantes o los museos estatales, siguen gestionados por el Ministerio. Y la acción cultural internacional -tan decisiva para sostener todo tipo de iniciativas exteriores, sean políticas o empresariales- solo se puede hacer desde una instancia estatal y general. Para los creadores españoles es imprescindible una vertebración supra- rregional; así es más eficaz combatir el peligro de indefensión autoral. No es lo mismo trocear un ministerio en varias consejerías autonómicas, que ostentar el más alto rango de la administración. Yo creo que hasta ahora los creadores españoles prefieren un instrumento potente y visible a una mera ventanilla de empleados subalternos. Tampoco es muy exacto que la supresión del Ministerio sea un ahorro. Solo un ejemplo: un secretario de Estado tiene un sueldo más elevado que un ministro.




Albert Boadella

Dramaturgo

"Mejor una plaza cerrada, un balcón, un funcionario, el dinero y los focos"

No soy partidario del Ministerio sino del Balcón de la Cultura. Para ello únicamente se necesita una plaza cerrada y un balcón, un solo funcionario, las sacas del dinero destinado a cultura, un ventilador y varios focos. Se convocan en la plaza a todos los que acrediten ser de la "cultura". El funcionario va extrayendo el dinero de las sacas y situándolo ante el ventilador que lo expele sobre los asistentes. Se encienden los focos debido a la oscuridad provocada por tanto dinero en el aire que tapa la luz del Sol. Es posible que al principio se produzca algún empujón pero una vez comprobada la cantidad repartida, ni un solo culto se agachará a recoger los billetes de 50 euros. Solución democrática. Ahorro de instalaciones, departamentos y personal. Eliminación total de los gustos e inclinaciones artísticas de la administración y ejemplo práctico ante la excepción cultural europea.




José Antonio Marina

Filósofo

"La ciencia es cultura. La innovación también. Demasiados Ministerios"

Hay dos conceptos de "cultura", una relacionada con la educación -que intenta transmitir la cultura de una sociedad- y otra relacionada con las creaciones culturales "cinco estrellas" (de las que se ocupa El Cultural). La misma estructura de este suplemento indica la dificultad de separar los linderos. La ciencia es Cultura también. Tenemos, pues, tres posibilidades: Ministerio de Educación + Ministerio de Cultura + Ministerio de Ciencia e Innovación + Ministerio de Industria (donde se incluirían las culturales). Demasiados Ministerios. Preferiría que hubiera una Secretaria General de Cultura en Educación. Una Dirección General de Innovación artística y científica en Ciencia e Innovación. Y una Dirección General de Industrias Culturales en el Ministerio de Industria. Creo que los campos quedarían más claros.




Bartomeu Marí

Director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA)

"Es esencial la conexión de Cultura con Educación"

Cuando las competencias de cultura están transferidas a las comunidades autónomas (en algunas en exclusiva, como Cataluña), ¿qué función debe tener un Ministerio de Cultura? Puede funcionar como promotor de cohesión entre las políticas culturales de las comunidades y como garantía. No se trata de que se convierta en árbitro sino de que demande y promueva proyectos culturales de calidad. Mientras la fiscalidad en España sea la que es, no debe desaparecer la acción de una entidad cuya misión es no sólo proteger el patrimonio sino incentivar la creatividad, su difusión y la calidad de su recepción. Me parece esencial la conexión de Cultura con Educación. Más allá de la posible conversión de Cultura en Secretaría de Estado, debe explicarse por qué depende de Presidencia y los beneficios de ello. Si su misión es la promoción exterior, no puede ignorarse la promoción interior, pues hay todavía mucho que hacer. Veamos por qué el gobierno alemán creó hace unos años la Fundación Federal para la Cultura y cómo funciona ésta.




Antonio Garrigues

Abogado y escritor

"Hay que trabajar en las nuevas culturas que están generando el desarrollo tecnológico"

En estos momentos no puede desaparecer ni ser reconvertido en un órgano de menor rango. Lo que se tiene que hacer -además de reducir drásticamente los costes - es eliminar los excesos burocráticos, las discriminaciones ideológicas y políticas y, sobre todo, redefinir los objetivos, limitándolos a los temas esenciales. Hay, en mi opinión, dos áreas en las que trabajar con especial inteligencia y finura. Una es la relativa a las nuevas culturas que el desarrollo tecnológico y científico están generando, un tema fascinante que se ignora por completo en nuestro país, y otro es la potenciación de las industrias culturales que ya son y van a ser cada vez más rentables. El efecto Guggenheim sobre la ciudad de Bilbao o el de la Ciudad de las Artes sobre Valencia, son dos ejemplos válidos. Pero hay que rentabilizar al máximo toda nuestra riqueza y creatividad cultural. El Camino de Santiago o la Semana Santa, por ejemplo, admiten más imaginación y acciones paralelas. No se trata de mercantilizar la cultura -cosa por otra parte natural- sino de competir con los demás países europeos que hacen considerablemente más y mejores cosas.




José Jiménez

Crítico de arte

"Disolver el Ministerio es un disparate"

Lo que somos como nación en el mundo es cultura. El Ministerio no sólo debe seguir existiendo, sino que su existencia es sumamente necesaria, indispensable. Las aportaciones económicas y sociales que aportan las actividades encuadradas en el marco "cultura" necesitan una coordinación política y administrativa del más alto rango. Pero la necesidad del Ministerio no se limita a eso. El actual y creciente desapego hacia la política tiene mucho que ver con la desatención a cuestiones que forjan el entramado de consenso social fundamental de una nación, entre las cuales el patrimonio cultural compartido desempeña un papel fundamental. Disolver el Ministerio en las administraciones de las comunidades autónomas es un auténtico disparate, y a la larga negativo para ellas mismas. En lugar de localismo, cosmopolitismo. Propiciar que la tradición cultural de España, en síntesis con las de las naciones iberoamericanas, alcance hoy y en su proyección de futuro el peso y la fuerza de atracción internacionales que merece por su intensidad y riqueza.




Paloma O'Shea

Fundación Albéniz y Escuela Superior de Música Reina Sofía

"No nos fue mal con Educación y Cultura refundidas en un solo Ministerio"

La importancia de la cultura para la cohesión y el progreso del país me parece indiscutible. He dicho alguna vez que las obras de arte y las piezas de pensamiento son semillas que llevan dentro, encapsulada, la esencia de lo que somos como sociedad. Pero no hay que confundir continente con contenido. Si lo que se propone es un cambio administrativo destinado a ahorrar unos cuantos altos cargos, no me parecería mal, pero todo lo que suponga merma en la cantidad o calidad de la actividad cultural, sería un gran error. Recuerdo que en 1995 se produjo una situación parecida. Entonces le dije a Aznar que quitar el Ministerio de Cultura me parecía una barbaridad, y él me dijo, no te preocupes, Paloma, que es un cambio meramente formal que no va a afectar a la actividad. Y así fue. No nos fue mal con Educación y Cultura refundidas en un solo Ministerio con Secretarías de Estado separadas.




Ignacio Sotelo

Filósofo

"No es imprescindible"

No estoy muy seguro de que, ahora que hay que reducir drásticamente gastos, sea imprescindible mantener un Ministerio de Cultura. La política cultural está transferida a las Autonomías y éstas han llevado a cabo en los últimos decenios una renovación exitosa de edificios históricos de gran valía, muchos de ellos utilizados por las instituciones autonómicas. En relación con la desidia que caracterizó al viejo Estado centralista, el hecho del que hay que dejar constancia es que ha mejorado el mantenimiento de los edificios históricos. Cierto que la política de apoyo a las distintas ramas de la literatura y del arte que realizan Autonomías y ayuntamientos, a menudo peca de folclórica, localista y populachera, pero no se trata tanto de volver a centralizar la política cultural, como de mejorar su calidad. Algunas subvenciones (la política cultural a menudo se agota en conceder ayudas) han de permanecer en manos del Gobierno central, pero para ello no se necesita un ministerio.




José Luis Alonso de Santos

Dramaturgo

"Si necesitamos separar la Justicia del Gobierno, mucho más la Cultura"

¿Ministerio de Cultura? Palabras, palabras, palabras...", decía nuestro amigo Hamlet. Para mí la pregunta sería si se debe volver a crear el desaparecido Ministerio de Cultura, porque ese organismo, paralelo al de la Alianza de Civilizaciones, me parece que ha sido durante estos ochos años un simulacro farsesco. Si comparamos ahora las pomposas declaraciones de ministros y responsables culturales de ese coro de ZP, y su nulidad real, nos causa sonrojo. ¿Entonces debe haber Ministerio de Cultura en crisis económica, con 5 millones de parados, asumiendo los gastos suntuosos y desproporcionados que se realizan, escondida su necesidad en tópicas palabras de defensa de "la cultura", y el humo de santones redentores con sueldo oficial? Si necesitamos separar la Justicia del Gobierno de turno, mucho más hay que separar la Cultura. Si se va a encargar de eso un futuro Ministerio de Cultura, bienvenido sea. Pero si va a ser otra vez el coro que cante sus alabanzas, mejor volver a llamarlo Ministerio de Información y Turismo.




María de Corral

Comisaria de exposiciones

"Me parece imprescindible. La cultura debe estar en el Consejo de Ministros"

Indiscutiblemente, debe seguir existiendo. Los países con un gran patrimonio cultural, como Francia e Italia, siguen teniendo un Ministerio de Cultura. Si desaparece, el organismo que lo sustituya va a tener menos poder y menos presupuesto que un ministerio. No es lo mismo ir al Consejo de Ministros que a una reunión de secretarios. La cultura es un bien enorme en este país y hay que implementar el turismo cultural: el dinero que se mueve desde la cultura es una partida importante que hay que cuidar. Además, es imprescindible que la promoción de la cultura española en el exterior pase a depender del Ministerio de Cultura, que no dependa del Instituto Cervantes ni de Exteriores. Hay que crear desde Cultura una estructura con profesionales, como el British Council en Reino Unido, e impulsar una nueva ley para apoyar el patrocinio y el mecenazgo, así como la creación de un IVA cultural para el arte, como ya tienen Francia y Alemania.




Jon Juaristi

Escritor

"No hay nada más peligroso que un ministro del ramo, como en las últimas legislaturas"

Evidentemente, algún organismo tiene que ocuparse de la gestión del patrimonio cultural que aún depende de la Administración del Estado, pero no creo que deba ser necesariamente un ministerio. Bastaría una Secretaría de Estado. La mayor parte de las instituciones culturales públicas -museos, bibliotecas, teatros, etcétera- es competencia de las Comunidades Autónomas, y de las industrias culturales debería ocuparse el Ministerio (o las consejerías) de Industria. Lo que le queda al Estado de patrimonio cultural y artístico es muy poco. A mi juicio, no justifica un ministerio. Además, nada hay tan peligroso para la cultura como un ministro o una ministra del ramo, como las dos últimas legislaturas han demostrado.




Josep Maria Flotats

Actor y director de escena

"Para no estar sometidos a la exclusiva ley del mercado..."

Creo absolutamente necesaria la existencia de un Ministerio de Cultura que facilite y preste apoyo a los campos del arte en todas sus fases, desde la creación hasta la difusión. Su labor debe atender al patrimonio del pasado y al desarrollo de la actual creación artística. Su objetivo tendría que concentrarse en tres direcciones: apoyar de forma decidida a los creadores en sus proyectos; ayudar a la difusión de su trabajo mediante redes culturales bien organizadas y con responsables de nivel adecuado, y facilitar la formación de la ciudadanía desde las primeras fases de la educación (con la colaboración firme del Ministerio de Educación) para construir una sociedad cuyo bagaje de humanidades y cultura sea capaz de contrarrestar la pujanza destructora de la dura ley del mercado a la que estamos sometidos. Debe ser el hombre y no el dinero lo que cuente.




Helga de Alvear

Galerista

"Si seguimos así acabamos como Libia"

El Ministerio de Cultura no puede desaparecer. Podría ser una Secretaría de Estado pero nunca menos. Entre las reclamaciones pendientes: sobre todo que no suban el IVA y, en general, que apoyen la cultura de manera más eficaz. Los museos se están ahogando. No puede haber un país sin cultura, y no hablo ya del arte contemporáneo, sino del inmenso patrimonio que hay en España. Es lógico que haya que recortar y que Cultura tenga que adelgazar, pero si seguimos así acabamos como Libia. Esto es la guerra.




Félix de Azúa

Filósofo y escritor

"¿Un Ministerio responsable, objetivo...? Haría una colecta por él"

Si incluso aquellos que más deberíamos agradecer la existencia de un Ministerio de Cultura hemos llegado a detestarlo, ello es debido al uso puramente clientelar que se le ha dado. De ser posible un Ministerio responsable, objetivo, profesional e ilustrado, no sólo pediría que se mantuviera sino que incluso apoyaría una colecta entre las gentes de las artes y las letras para financiarlo: que los poetas pongan un euro, los novelistas cinco, los cineastas cien, los cantantes mil y los exministros cien mil. El problema es que se hace difícil creer en la imparcialidad y la altura de miras de esa máquina de pagar favores o tapar bocas. Y encima ha parido un puñado de clones en cada provincia, todos dedicados al folklore. Convénzanos el interesado de que el Ministerio está para cubrir necesidades perentorias que no puede financiar la iniciativa privada y todos correremos con la hucha del Domund para donar un óbolo.




Isaki Lacuesta

Director de cine

"Desmontar el Ministerio de Cultura sería ruinoso"

No hablaré de patrimonio, poesía, ni siquiera del acceso a la cultura de todas las clases sociales. Hoy, para ser práctico, mi argumento es económico: desmontar el Ministerio de Cultura sería ruinoso. Un ejemplo: alguien pensó hace años que la universidad pública en la que trabajo merecía un nuevo edificio; hacerlo saldría caro, pero también nos haría más eficaces. Hoy la biblioteca de la nueva facultad está cerrada los fines de semana porque no hay dinero para abrirla, y los estudiantes se quedan en la calle. Si la única forma de mejorar el Ministerio es desmontarlo entero, redistribuir las responsabilidades y crear una nueva estructura burocrática, implicará un coste y un tiempo muerto que no podemos permitirnos, ni cultural ni económicamente. Así, si a algún político le importa poco o nada la cultura, desde aquí le pido que conserve el Ministerio, al menos por la pasta.




Román Gubern

Catedrático de Comunicación Audiovisual

"Una Secretaría de Estado tiene menor rango en un momento de crisis"

Las industrias culturales en España generan en torno al cuatro por ciento del PIB, muy por debajo de nuestras vecinas Francia e Italia, pese a poseer la segunda lengua más hablada y ser la segunda potencia turística mundial. Una Secretaría de Estado tiene menor rango y presupuesto que un Ministerio, por lo que su apoyo a la "cantera de creatividad" será necesariamente menor, en un momento de crisis en el que tanto el ingente capital arqueológico (museos, etc.) como el capital inventivo (moda, diseño, artes plásticas, etc.) son punteros en nuestro país y deberían ser un ariete para ayudar a salir de la crisis económica.




Alfonso Aijón

Fundador de Ibermúsica

"Necesitamos equipos reducidos y eficaces. ¿Por qué no extranjeros?"

Rotundamente: es necesario que exista un Ministerio de Cultura. Muchas sociedades culturales de provincias defendían mejor económicamente sus proyectos cuando recibían las subvenciones directamente del Ministerio. Ahora dependen más de criterios políticos y de localismos y gustos personales de los que administran esos presupuestos. El Ministerio de Cultura tendría que tener un presupuesto digno de este país y que el político de turno que le toque regentarlo tenga la independencia y la autoridad para contratar a personas de prestigio y experiencia -¿por qué no extranjeros?- que puedan formar equipos reducidos, eficaces y con ganas de trabajar. Que se olviden de esos Consejos con personalidades sin ideas y sus consiguientes gastos.




Manuel Cruz

Filósofo

"Sólo soy partidario de que alguien le eche una mano a la Cultura"

Del Ministerio de Cultura (o de cualquier otra estructura administrativa) tanto se puede afirmar que merece existir como que merece ser destruida. Todo depende del punto de vista que se adopte. Muchas de las voces que claman por esta última opción lo hacen en nombre de causas que me parecen indeseables. Por ejemplo, la de que no hace ninguna falta porque sus competencias están (o deberían estar) transferidas a las comunidades autónomas, cuando ya sabemos qué concepto clientelista y sectario tienen éstas a menudo de la cultura. O, peor todavía, que un ministerio tal encarna una concepción proteccionista de la cultura, que no hace más que favorecer la industria de la subvención, anestesiar la libre competencia regida por criterios de estricta calidad, etc. Frente a todos ellos, de lo único de lo que soy partidario es de que alguien le eche una mano a la cultura, resultándome indiferente a estos efectos la instancia pública desde la que lo haga. Porque lo que está más que acreditado es que dejar la cultura en manos de quienes no creen en ella es como poner al zorro a cuidar de las gallinas.




Joan Fontcuberta

Artista

"Hacia un Consejo Nacional de la Cultura"

Las competencias en cultura fueron cedidas a las comunidades autónomas y el Estado -al margen de reservarse la gestión de los museos estatales y participar en la proyección internacional (Cervantes, AECID, etc.)- se ocupa de la coordinación de las políticas autonómicas y de las iniciativas legislativas. El Ministerio de Cultura, que ya es uno de los menos dotados, poca cosa puede hacer y a menudo lo poco que hace -como la Ley Sinde o la creación del Premio Nacional de Tauromaquia- ya lo retrata. Por concepto, funcionalidad y ahora, además, para adecuarlo a la situación de crisis económica que aconseja optimizar estructuras, el Ministerio de Cultura debería ser sustituido por una "agencia" transversal, un "Consejo Nacional de la Cultura". Este organismo se ocuparía de las responsabilidades culturales del Estado y lo haría regido por profesionales independientes que eviten la instrumentalización política de la cultura, tal como inspira el espíritu de los Arts Councils anglosajones.




José Ramón Encinar

Director de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid

"No debemos fijarnos tanto en el continente como en los contenidos"

Es evidente que en un Estado de Autonomías como el nuestro -esas Autonomías que tanta riqueza han supuesto en muchos aspectos, entre otros el cultural, y también tanto despilfarro- son varias las competencias que pasan del Estado a los Gobiernos Autonómicos; no es de extrañar, pues, que algunos ministerios se fundan con otros, como ya ha ocurrido en el pasado. Pero no debemos fijarnos tanto en el continente como en los contenidos. En ese sentido creo que la lógica preocupación del mundo de la cultura debe ser compatible con dar un margen de confianza a los políticos que vayan a tener a su cargo el área de la cultura, confiando en que serán conscientes del papel fundamental que ésta representa en la sociedad, además del dinamismo económico que hoy en día supone el consumo cultural, pues, para bien o para mal, hoy la cultura forma parte del ocio.




Rafael Argullol

Filósofo y escritor

"Su desaparición aumentaría el desdén hacia la creación"

No se trata de eliminar el Ministerio de Cultura sino de velar por su efectiva independencia. Ya hace tiempo que defiendo un organismo (llámesele ministerio o de otra manera) al servicio de la cultura, regido por independientes, capaz de actuar con libertad respecto a los partidos y más allá de las alternancias políticas. Me temo que en una sociedad como la española, la simple desaparición del Ministerio de Cultura puede agudizar el desdén hacia las creaciones artísticas y de pensamiento que tanto caracteriza a la "España oficial".




Karin Ohlenschläger

Presidenta del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC)

"Deberíamos potenciar el Plan de Rescate de las Artes"

Desde el IAC consideramos que la coordinación de las políticas culturales (tutela del patrimonio material e inmaterial, estímulo a las industrias culturales y creativas y promoción del arte español contemporáneo) ha de realizarse desde el Ministerio de Cultura. Estamos en un momento crucial para la cultura y la sociedad española. La Estrategia 2020 de la Unión Europea conlleva el desarrollo de nuevas acciones para impulsar una política de apoyo a la innovación desde el tejido cultural, lo que exige una intensa labor de coordinación con la UE y las Comunidades Autónomas; también para impulsar la transformación de nuestra sociedad hacia una nueva economía del conocimiento. Deberíamos potenciar el Plan de Rescate de las Artes, las reformas de las leyes de Patrimonio Histórico, Mecenazgo y Propiedad Intelectual; la tramitación de la Ley del Creador y el Artista y una Estrategia para las Artes Visuales para fortalecer el Patrimonio Histórico y Contemporáneo. También deberíamos poner en marcha un Consejo de las Artes para implicar al sector profesional en la toma de decisiones.




Miguel Morey

Filósofo

"Cumple una labor vertebradora esencial de todo nuestro espacio cultural"

No sé si debería existir o no un Ministerio de Cultura, confieso que tengo sentimientos encontrados al respecto, tanto desde un punto de vista teórico como en la práctica. Ahora bien, dado que ya existe y viene cumpliendo mal que bien una serie compleja de funciones vertebradoras de todo compleja de funciones vertebradoras de todo nuestro espacio cultural, es de temer que su desaparición implique la dejación de dichas funciones en muchos casos, y en otros su privatización, lo que significaría un nada deseable paso más hacia la reconversión empresarial del mundo de la cultura y el conocimiento, cuyas consecuencias (si hemos de fiarnos de lo visto en otros ámbitos, como por ejemplo la Universidad) no pueden ser sino nefastas.




Alberto Posadas

Compositor

"Frente al modelo francés y el italiano, ¿en qué espejo queremos mirarnos?"

Pensar en la desaparición del Ministerio de Cultura o en su asimilación dentro de otro denota no valorar su función social. Hoy se hace más necesario que nunca la existencia de un Ministerio sólido, capaz de defender el ámbito cultural ante el Consejo de Ministros. Pensar que la ausencia de un organismo así no traerá consecuencias negativas es vendarse los ojos. Comparemos la experiencia de dos países de nuestro entorno. Por una parte Francia, donde la cultura se inserta claramente dentro del tejido social gracias a unas estructuras culturales estables y sólidas, de entre las que destaca el Ministerio de Cultura con un gran peso específico. De otra parte, Italia, con un Ministerio desnaturalizado, reducido a una función de conservación patrimonial y unas estructuras en fase de derribo por abandono. ¿En qué espejo queremos mirarnos?




Carlos Urroz

Director de ARCOmadrid

"Lo importante es la política eficiente"

Lo importante es que se pongan en marcha políticas culturales eficientes así como un plan de internacionalización del arte español. Habría que empezar por la formación; una mayor independencia jurídica de los museos (como está haciendo el Reina Sofía), una Ley de Mecenazgo que proteja el coleccionismo y las aportaciones privadas a proyectos culturales; la dotación económica a los museos existentes, la creación del IVA cultural para las obras de arte y la elaboración de estudios sobre el impacto económico de la actividad cultural. Esto es lo importante, independientemente de que se haga desde un Ministerio o desde otra estructura. Los recursos para cultura se deben dedicar a las propias actividades y no a la administración. Soy defensor de los equipos pequeños y eficientes frente a las macroestructuras, así como de políticas culturales coordinadas entre las distintas administraciones que eviten duplicidades y obtengan resultados reales.




Juan Echanove

Actor

"O Autonomías o Ministerio"

Si no cuidamos nuestra cultura perderemos el tren de Europa para siempre. No somos fuertes económicamente, pero somos muy fuertes culturalmente.Y si no queremos quedarnos anclados en una Europa de baja velocidad cultural, necesitaremos un ministerio potente que libre a la Cultura de los recortes domésticos. O autonomías o ministerio, pero eliminar las dos administraciones será dramático.




Juana de Aizpuru

Galerista

"Necesario para conservar un Patrimonio inconmensurable"

España es un país con un patrimonio cultural inconmensurable, que estamos obligados a conservar para pasarlo a las generaciones venideras. Creo que es imprescindible que exista un Ministerio de Cultura para que pueda realizar este cometido de enorme responsabilidad. Es más, se debería de potenciar y considerarlo uno de los ministerios más importantes y no la cenicienta del gabinete gubernamental, dotándolo de los fondos necesarios y poniendo a su cargo a un equipo de primera línea. Por otro lado, y precisamente por poseer este ingente patrimonio, tenemos la obligación histórica de favorecer un desarrollo cultural y artístico contemporáneo a ese mismo nivel, cosa que aún no ocurre, que dicho Ministerio debería impulsar.




Jordi Galcerán

Autor de teatro

"Permite que salgan en la foto del gobierno personajes con peinados más arriesgados"

El hecho de que exista un ministerio dice algo sobre el interés que un gobierno pueda tener por la cultura. La composición del gabinete define en parte las prioridades de una administración. Es evidente que sus funciones se pueden integrar en otras estructuras, pero da como pena ya que, a menudo, su existencia permitía que en la foto de familia del gobierno aparecieran personajes peculiares, variopintos, con peinados más arriesgados.




Luis Miñarro

Productor y cineasta

"Lo importante es crear una Agencia y promover nuevas vías de financiación"

En el debate televisado del pasado lunes 7/11, los candidatos de los dos partidos mayoritarios no hablaron de Cultura. Dato significativo. Aunque no he sido favorecido en los dos últimos años en las ayudas previas a proyecto cinematográfico del ICAA, considero que el Ministerio de Cultura debería permanecer. Primero porque es lo consecuente para armonizar políticas relacionadas con el patrimonio, los museos y otros asuntos de delicado diálogo con las administraciones autonómicas. Más allá del cine, también por la imagen externa que debe proyectar el ministerio. Si hablamos exclusivamente de cine, podría ser indistinto que la gestión se hiciera desde el Ministerio de Cultura o desde una Secretaría de Estado, como ya ocurrió con anterioridad. Lo importante es crear una Agencia a imagen y semejanza del CNC Francés y promover nuevas vías de financiación además de las existentes. Es decir: fomentar las desgravaciones fiscales como en Brasil, que están demostrando una clara viabilidad para la producción de cine.