No debe ser demasiado frecuente que el Servicio Secreto llame a la puerta de un artista, pero a Kyle McDonald le pasó exactamente eso el pasado 7 de Julio. A este neoyorquino que trabaja en el medio de la tecnología y la programación creativa le despertaron la mañana de aquel jueves cuatro agentes que entraron en su casa en virtud de una orden de registro por fraude informático. A continuación confiscaron sus dos ordenadores, dos discos duros y un iPod. Los agentes le informaron de que tendrían noticias suyas y también del demandante: Apple Computer.



En realidad, para el artista no fue ninguna sorpresa. Todo esto tenía que ver con su último proyecto, "People Staring at Computers" (Gente Mirando a Ordenadores). Durante varios días de junio, McDonald se había dedicado a visitar varios Apple Stores de la ciudad -los establecimientos insignia de la compañía californiana-. Su objetivo era instalar discretamente un pequeño programa en los ordenadores de la tienda.



El software observaba cuando había un cliente frente al ordenador, detectando los contornos de su cara, y tomaba una fotografía suya a través de la Webcam. Todas las imágenes se subían automáticamente a un blog que acababa dando forma el proyecto; una galería de miradas concentradas, de rostros en introspección que muestran expresiones que todos adoptamos pero que no podemos ver, porque sólo son perceptibles desde el otro lado del espejo digital. "People Staring at Computers" nos muestra lo que vería el ordenador si pudiese vernos. ¿Puede?



Kyle McDonald. "People Staring at Computers"



Las tecnologías de reconocimiento facial y de seguimiento de rostros (face tracking, face recognition, face detection) han dado un importante salto en los últimos años, en diferentes ámbitos, y es uno de los espacios de innovación en los que se está volcando la comunidad creativa en estos meses.



Si el ordenador entiende tus gestos y expresiones, mover una ceja o abrir la boca es una manera de ejecutar un comando o dar una orden, equivalente a pulsar una tecla. Así no es difícil imaginarse un futuro de músicos electrónicos que no se esconden detrás de la pantalla de un portátil, sino que gesticulan frente al público, como mimos, produciendo sonidos con sus muecas:







Un sistema que reconoce nuestra cara también puede usar esa información de otras maneras. Por ejemplo, para "tatuarla" digitalmente, como en el video musical de Bell realizado por el conocido artista digital Zach Lieberman:







O incluso ir más allá y directamente, reemplazar nuestra cara por cualquier otra. Es una extraña experiencia que nos convierte en ventrílocuos de nosotros mismos. ("Faces", Arturo Castro a partir del software desarrollado por el propio Kyle McDonald):







La lógica del reconocimiento facial se ha ido introduciendo paulatinamente en servicios comerciales y productos cotidianos. Desde hace un par de años, por ejemplo, el programa de fotografías de Apple iPhoto, es capaz de reconocer las caras de los fotografiados, y etiquetarlas con un nombre que le proporcionemos. Facebook ha incorporado también esta capacidad recientemente, despertando la inquietud de los expertos en privacidad que temen que cualquiera pueda tomar una foto tuya en la calle y sólo tenga que subirla a Facebook para que la red social le comunique la identidad de la persona fotografiada.



La idea es de interés también, obviamente, para los cuerpos de seguridad que tienen que identificar a participantes en disturbios como los que sucedieron en Londres el pasado verano. Tras aquellos incidentes la policía británica se prepara para las Olimpiadas de 2012 desarrollando técnicas y estrategias de reconocimiento facial para identificar a sospechosos.



La guerra contra el reconocimiento facial también tiene lugar en los laboratorios creativos. Mark Sheppard, crítico y analista de los discursos de la "ciudad inteligente", imagina un paraguas que no sólo nos proteja de la lluvia, sino de los algoritmos de detección faciales de las cámaras de seguridad, a través de una estructura interna de LEDs que inutiliza las funciones de "facetracking".





Mark Sheppard, CCD-Me-Not Umbrella



Quizás la industria de la protección anti-facetracking acabe, por qué no, como la de la protección contra el sol o la lluvia, convergiendo con la de la moda. El diseñador Adam Harvey imagina maquillaje contra la visión por ordenador que distorsiona la percepción de nuestra cara lo suficiente para ser anónimos ante los algoritmos.





Adam Harvey, CV Dazzle



Respecto a los ordenadores de Kyle McDonald, volvieron con su dueño tras unos días. Nunca tuvo que ir a juicio; suponemos que el departamento legal de la manzana debió pensar que tenían problemas mayores que un proyecto artístico algo gamberro y finalmente, no presentaron cargos.



Se aseguraron, eso sí, de que no quedara ningún rasgo del proyecto en Internet; la página del artista no puede mostrar imágenes de la obra ante riesgo de demanda, y la compañía que hospedaba el video que mostraba el proyecto lo retiró igualmente. "People Staring at Computers" ha ingresado ya en los prestigiosos anales del arte ilegal.