Lucía Quintana
Lucía Quintana, junto a otros cinco actores, trabaja en una de las mejores opciones teatrales que ofrece la cartelera madrileña durante estas Navidades: En la luna. Si buscan ver unos actores magníficos y compenetrados, apropiándose de un texto divertidísimo y cuajado de historias más reales de lo que parecen y dirigidos por el talentoso Alfredo Sanzol, no lo duden, su destino es La Abadía. La actriz brilla entre las de su generación (andará por la treintena) por su brío y su presencia escénica. Para ella, el teatro ha sido su casa y su escuela. Hija del director y también actor Juan Antonio Quintana, es la pareja de Sanzol, con quien fundó la compañía Producciones del Callao y con el que ha tenido un hijo. A él dedican En la luna.Pregunta.- ¿Qué distingue este espectáculo de otros precedentes de Sanzol?
Respuesta.-Me lo estoy preguntando desde el comienzo de los ensayos. Creo que es un espectáculo más onírico y surrealista, pero aun así conecta mucho con el público, toca zonas del inconsciente. Lo notamos al final de la función, que la gente sale tocada, se reconoce mucho en él. Notamos también que se crea un sentimiento colectivo fuerte, sale aliviada después de haber pasado por situaciones contradictorias. Creo que a diferencia de Delicadas y Días estupendos, es más kafkiano.
P.- Trabajar con su pareja tendrá sus ventajas y sus inconvenientes ¿no?
R.- La verdad es que no le veo muchos inconvenientes. Llevamos mucho tiempo trabajando juntos. Para nosotros la profesión y la vida es lo mismo. Yo estoy habituada, por mi familia, a vivir en el mundo del teatro. Y a mí me interesa mucho el sentido del humor de Alfredo, y no sólo como autor, sobre todo como director. Todo el mundo coincide en que es un director que admira mucho a los intérpretes, cree que el mayor espectáculo es el actor. Y claro, una director así multiplica tu talento. El es muy exigente pero a mí eso me pone.
P.- Como espectador de una obra de Sanzol me pregunto por la facilidad que tienen los actores para salir cada quince minutos a interpretar personajes distintos en distintas situaciones.
R.- En los espectáculos de Alfredo el actor tiene muchos figurines. Pero le confesaré que para nosotros es muy placentero cambiar tanto de personajes, porque una vez que te acostumbras no es difícil. Cada actor construye una especie de monstruo con muchas cabezas y, de repente, comienzas a encontrar conexiones entre ellas. Por eso es tan divertido.
P.- Sanzol parece recrearse con una estética retro, tanto en el vestuario como en la música.
R.- Sí, se trata de hablar de nuestros recuerdos y el vestuario ayuda muchísimo. Por ejemplo, las pelucas o la manera de llevar el bolso o la piel de zorro al cuello, son elementos definitivos para reconstruir los años 70.
P.- Y respecto a los actores, todos son de la misma generación, ¿no?
R.- Creo que ahora hay en nuestro país un montón de actores maravillosos, de gran madurez. Cuando le dicen a Codina que se parece a Saza, nos damos cuenta que continuamos una tradición, que hemos aprendido de todos ellos. Por eso es necesario que la gente se una con autores y con directores, forme equipos, no se quede esperando a que suene el teléfono.
P.- Supongo que les espera una larga gira, lo que le mantendrá alejada del Centro Dramático Nacional una temporada¿no?
R.- Sí, hasta ahora he podido compaginar mi compañía con otros trabajos. Porque a mí me interesa trabajar con otra gente, además de hacerlo con mi compañía.