El actor Antonio de la Torre. Foto: El Mundo
Protagoniza en la Abadía 'Grooming', de Paco Bezerra
PREGUNTA.- ¿Qué se siente cuando uno está en capilla?
RESPUESTA.- Yo soy un poco obsesivo, me da por centrarme en los aspectos que considero que todavía me faltan por pulir. Es algo parecido a cuando de estudiante llegaba el día del examen y creías que te faltaba por repasar una parte. Yo, además, era de los que se lo empollaba todo los últimos cuatro días.
P.- ¿Cómo prepara sus personajes?
R.- Donde yo pongo siempre el foco es en entender al personaje, cómo siente, por qué actúa así, entenderlo desde la piel, desde la tripa. Pero en este caso, además, José Luis Gómez me ha pedido que preste especial atención al uso de la palabra, a privilegiar el lenguaje. Y he aprendido mucho. La verdad que es un aspecto que no había tratado antes con tanta importancia, yo he hecho poco teatro y en el cine este aspecto no se trabaja mucho.
P.- Esta es su segunda aparición teatral después de La taberna fantástica que hizo para el Centro Dramático Nacional ¿no?
R.- Si somos fieles a la verdad, sería la tercera, pues en el año 2000 hice con Animalario, en el Alfil, Lo vencedor. Pero luego volví a mi trabajo como periodista en Canal Sur hasta que me pedí la excedencia.
P.- ¿O sea que usted es periodista en excedencia?
R.- Estuve trabajando ocho años en Canal Sur, pero cuando terminó la Expo, animado por Alberto San Juan, del que soy muy amigo, nos matriculamos los dos en la escuela de Cristina Rota. Cuando en 2005 rodé Azul oscuro casi negro, decidí dedicarme a la interpretación.
P.- ¿Y ya tiene claro si se dedicará al arte o al periodismo?
R.- Bueno, mi intención es seguir siendo actor, sobre todo hacer mucho mucho teatro, pero en la vida nunca se sabe.
P.- ¿Por qué quiere hacer tanto teatro?
R.- Cuando sales al escenario, un actor tiene que estar en alerta, centrando toda su atención en lo que hace, muy concentrado, es realmente una movida, pero te hace crecer tanto como actor... El teatro te permite ir aprendiendo constantemente, y eso me parece muy chulo. Porque en este oficio se trata de crecer hasta que uno se muere. El cine no es así...
P.- ¿Y cómo es el personaje que le ha tocado en suerte?
R.- Quiero contar poco para no desvelar el misterio de la obra. Es un tío que se hace pasar por un chaval de 16 años para ligar con una chavala con la que contacta por internet. Y ya.
P.- ¿No será fácil interpretar a un acosador? ¡no?
R.- Hay una frase de Cristina Rota, con la que estudié, que siempre recuerdo: un actor tiene que defender a su personaje siempre. Si no lo hago así, lo tengo jodido. Yo no intento juzgarlo. Ahora, como ciudadano, me parece un enfermo, un tipo despreciable.
P.- En la obra anterior que protagonizó, La taberna fantástica, hacía de paria, de desheredado. ¿No teme que le encasillen en un personaje marginado?
R.- No pienso que esté encasillado. Creo que he hecho personajes distintos en cine, en Gordos. Sí puede ser que tenga un toque de tipo de barrio, de personaje de la calle, pero no me siento encasillado. Lo que sí tengo es un punto kamikaze, que espero no perder con los años. Yo quiero hacer trabajos de riesgo, embarcarme en proyecto difíciles.