La actriz Irene Escolar.
La actriz protagoniza en el Teatro Español 'De ratones y hombres', clásico de Steinbeck dirigido por Miguel del Arco
Pregunta.- ¿Vienen con ganas de estrenar en el Teatro Español después de presentar De ratones y hombres en otras ciudades?
R.- Hemos tenido una acogida maravillosa en Bilbao, Sevilla, Valladolid... La obra emociona muchísimo, eso es lo que hemos percibido. Venimos con muchas ganas al Español, con ganas de dejarnos la piel, porque en los que tiempos que corren me siento afortunada de formar parte de ese reparto y de ese proyecto.
P.- Del Arco ha elegido esta obra con mucho tino, en un momento en el que la palabra de Steinbeck es como un telediario.
P.- Justo ayer terminé de leer Las uvas de la ira y creo que esta es una función que, como todo lo que escribe Steinbeck, no deja de emocionarte por las similitudes con la actualidad. Él tenía 27 años cuando el crack del 29 y lo que está pasando ahora es muy parecido. Los personajes en De ratones y hombres son trabajadores sometidos a condiciones infrahumanas, en todos los sentidos, laborales, económicas, psicológicas... el problema de los trabajadores es el mismo que el de hoy, sólo hace falta ver cuánto paro hay, pensar en lo que pasa.
P.- Ha trabajado con Andrés Lima, Gerardo Vera, Álex Rigola... y aquí con Miguel del Arco, que es el director del momento. ¿Qué le ha aportado como actriz?
R.- Como director tiene claro todo lo que quiere contar, es brillante, inteligentísimo. Como actriz, nunca dudas, porque estás protegida por alguien que te transmite seguridad, da igual lo que haya que hacer, tú te tiras porque sabes que nunca te va a dejar que te ahogues. Miguel te lleva a lugares que ni tú sabes que tienes. Como ser humano, desde el primer día nos dijo que para él lo importante era trabajar desde el amor, la confianza y el cariño. Los ensayos han sido muy fáciles y divertidos, aunque también tristes porque la función es muy dura, pero él fomenta que haya ese cariño entre todos.
P.- Interpreta a un personaje sin nombre, la Esposa de Curley, al que junto a Del Arco le ha dado una vuelta, porque tradicionalmente había sido un híbrido entre mujerona y mujerzuela.
R.- Creo que el personaje no tiene ni nombre porque Steinbeck quería que fuera cualquier mujer en cualquier momento. La obra no es nada machista para la época y, aunque todos la ven como a una furcia, Miguel quería que no fuera la típica mujerona de tetas grandes, y desde luego yo no soy eso. Él prefería que fuera como una niña sola que tiene que usar sus armas femeninas, las únicas que tiene, para relacionarse. Ella vive con una familia que seguramente le ha destrozado la vida y ahora sólo busca respeto y poder comunicarse con los demás.
P.- ¿Ha tenido en cuenta anteriores versiones o la película de Gary Sinise para prepararlo?
R.- He visto la película, pero, como dice Al Pacino, la única clave es aprenderte bien el texto. Así que he hecho eso y trabajar mucho con mis compañeros en los ensayos. Es verdad que el espectáculo es muy físico, porque, por ejemplo, salgo bailando en puntas, cosa que no había hecho nunca aunque he bailado mucho. Respecto a la película, aquel personaje era muy distinto, era una mujer mayor que yo, además. Este personaje está creado solo por Miguel y por mí.
P.- Cualquier actriz de su edad piensa siempre antes en el cine que en el teatro. Usted va por el camino contrario.
R.- Agradezco que lo valores así. Quiero hacer teatro, sin duda. Es lo que me ha gustado siempre. Empecé haciendo cine pero por alguna razón, y creo que tiene que ver con los directores y con los personajes que he elegido, me he especializado en esto. Por estas razones y también por mi familia, claro, que es mi raíz. El teatro siempre ha cuidado mucho de mí, donde más segura me siento es encima de un escenario y he tenido mucha suerte. Ojalá pueda seguir ahí toda la vida, soy mucho más feliz haciendo teatro. No hay tantos jóvenes que se dediquen al teatro porque ejerce mucha preparación y mucha entrega.
P.- Está bien eso que dice de la familia, hay muchos "hijos de" que hacen como si nada, como si no contara el origen y a ellos les hubiera dado por el arte como por cosa del azar.
R.- Yo no tengo miedo a decir que vengo de donde vengo, porque me ha servido para tener una relación mayor con el teatro y con el cine. Nadie me ha ayudado a estar aquí, he hecho pruebas y me lo he trabajado como cualquiera y, como es así, por supuesto que me siento segura. ¡Pero si es que en mi casa solo se habla de teatro y de cine! lo he vivido y lo he mamado.
P.- ¿Y otros roles del mundo teatral no le interesan? Dirigir, escribir...
R.- Yo no sería capaz de dirigir porque no tengo esa visión ni la capacidad de contar historias. Me dejo llevar por los directores. Ahora, que con estos tiempos nos va a tocar a todos a lo mejor no producir pero sí crear una compañía propia. Eso me gustaría, y también traducir obras. Y más adelante, a lo mejor, fundar un teatro. Sigo los pasos de Nuria Espert, aunque yo no podría dirigir como ha hecho ella. Espert es mi referente junto a Julia Gutiérrez Caba y Amparo Baró.