María Adánez junto al también actor Santiago Ramos en la presentación de 5° B Escalera Derecha en la pasada edición de la Seminci. Foto: Ical

Estrena en Valencia 'La escuela de la desobediencia' y presenta el lunes en la Semana del Cortometraje de la Comunidad de Madrid su primer corto, '5°B Escalera Derecha'

Un padre es el muro que existe entre tú mismo y la muerte. Perder al padre es descubrir el mundo y despedirte de lo anterior, sitúa al hijo el epicentro de todo lo tremendo de la vida, le muestra cosas que jamás se ha parado a pensar. Hace dos años que la actriz María Adánez tuvo que enfrentarse a vivir sin el suyo, que murió de manera fulminante en su domicilio. El dolor y las dudas, pero también las situaciones surrealistas que se dan inmediatamente después de la muerte, quedaron plasmadas en unos folios por la actriz, que buscó con ellos la catarsis. Nunca se había planteado dirigir pero quiso hacer el ejercicio, sobre todo para homenajear a su progenitor que, recuerda con cariño, "era un gran cinéfilo". Así fue como escribió, dirigió y produjo 5°B Escalera Derecha, un corto emotivo y fresco de 17 minutos con actores como Carmen Maura, Santiago Ramos e Irene Escolar. Tras presentarlo en la Seminci y en el Festival de Málaga, tras merecer el premio al Mejor Guión de Cortogenia y ganar en los Premios de Cortometrajes Manuel Carmona Mir, de Melilla, lo presenta ahora en la Semana del Cortometraje de la Comunidad de Madrid, esperando, sobre todo, que su historia se siga viendo, que "para eso sirve el cine". Y, mientras planea un nuevo proyecto tras la cámara, estrena en Valencia La escuela de la desobediencia, una dramaturgia contemporánea escrita por Paco Bezerra y dirigida por Luis Luque sobre textos de los siglos XVI y XVII.



P.- ¿Qué le motivó para ponerse detrás de la cámara?

R.- El corto es un homenaje a mi padre, que murió hace dos años. Es un ejercicio a medio camino entre la aceptación de la muerte, el dolor y también un tributo que le rindo a él, que era muy cinéfilo.



P.- Ha sido una catarsis entonces. ¿Ha podido disfrutarla?

R.- En sí el haber hecho la película fue un disfrute pleno. Ese luto, esa especie de dureza la tuve más durante la escritura.



P.- ¿Cuánto hay de autobiográfico?

R.- Supe despegarme de la realidad para centrarme en la ficción. Está basado en hechos reales, pero distorsionados. Somos nosotras, mis hermanas y yo, pero tampoco lo somos.



P.- El humor ha sido el elemento para esa distorsión.

R.- Sí, lo he querido contar a través del humor negro porque quien ha pasado por eso sabe que, aun en situaciones tan dolorosas, cuando todos los sentimientos quedan a flor de piel, se producen situaciones muy surrealistas. Me apetecía contar ese punto de vista y por ahí es donde también me he manejado con la escritura.



P.- Primer cortometraje y tiene en el reparto a Carmen Maura.

R.- Sí, Carmen es, de alguna manera, la madrina del cortometraje, siempre pensé en ella para el personaje de la madre. Habíamos trabajado juntas en Círculo rojo y se lo ofrecí a su representante, que me dijo: 'María, si a Carmen le gusta, te lo hará', y así fue. A ella, que es muy profesional y muy generosa, le gustó el personaje y aceptó y creo que ahí empezó todo, porque fue cuando me dije: 'Carmen Maura me ha dicho que sí, ¡socorro!'. Además de Carmen, como toda mi familia está en el cine, he tenido muy buen equipo. Mi cuñado, Sergio Bürmann, que hizo el sonido de Celda 211, ha sido también mi padrino, me prometió al mejor equipo y ha sido una gran suerte. Todos me han ayudado a contar en imágenes lo que había escrito. Lo he disfrutado mucho, ha sido un proyecto personal y difícil, fueron cuatro días sin parar pero cuando acabamos no quería que terminara.



P.- Ha fundado la productora Me voy contigo films, ¿Significa eso que quiere seguir dirigiendo?

R.- Este corto surgió por necesidad pero, sí, ha dejado abierta una vía de creación. Ahora tengo otra historia terminada con la que haré un corto. Habrá futuros proyectos.



P.- Tras pasar por varios festivales, ahora lo estrenan en la Semana del Cortometraje de la Comunidad de Madrid. ¿Qué espera para esta primera criatura suya?

R.- Me gustaría que fuera como está yendo, que siga viajando internacionalmente. Hemos estado en Chile, en las Bermudas, y nos hemos llevado un par de premios. Pero sobre todo espero que, con festivales como este, la gente lo vea y que disfrute, porque las películas están hechas para el público.



P.- Quizá el corto, los pequeños formatos en general, tengan ahora más salida, vistos los cambios que está experimentando el cine tradicional y los recortes que está sufriendo en las ayudas.

R.- Ahora está todo complicadísimo, claro. La historia que estoy escribiendo la ha reducido a un salón, aquí todo el mundo quieto, para salvar gastos. Esto derivará en otras formas de producirse, de reinventarse y de mecenazgo. Pero el cine no va morir, saldremos de esta.



P.- Y mientras que el cine trata de sobrevivir, usted se sube a un escenario con Escuela de la desobediencia, que representan en Valencia hasta el día 27 de mayo.

R.- Es una función maravillosa, un proyecto muy bonito, basado en textos libertinos de la literatura erótica del XVII. Es la historia de dos primas, una es una niña de 20 años encerrada en su casa en una época en la que las mujeres se metían a monjas o eran cortesanas o se casaban con alguien a quien no deseaban. Un día recibe una carta en la que le dicen que la van a meter a monja y entonces su prima la instruye en una escuela, la de la sexualidad y la del placer femenino para que luego sepa pensar por sí misma sobrevivir en un mundo gobernado por los hombres. Es un homenaje a la sexualidad femenina, que siempre ha estado oculta y maltratada. ¡Y esto está escrito en el XVII! La gente se lo pasa pipa y el montaje es de una elegancia preciosa, con dos cantantes en directo. El 13 de junio lo estrenaremos en el Bellas Artes de Madrid.