Gerardo Mosquera
El comisario inaugura hoy la edición número XV de PHotoEspaña
Pregunta.- ¿Por qué es importante PHotoEspaña?
Respuesta.- PHE es importante por varias cosas. Un aspecto clave de este festival, que no tienen otros eventos grandes en el mundo, es que está muy instalado en la ciudad donde tiene lugar: Madrid. Es algo que la gente espera, un evento que cuenta con mucha asistencia de público. De hecho, el año pasado se cuantificaron cerca de 800.000 visitantes. Un festival, pues, cuyo alcance va más allá del mundo del arte. Otro aspecto es la diversidad de actividades que ofrece. Una constelación que acoge desde las exposiciones a publicaciones, talleres, maratones de fotografía, conferencias... Brinda una oferta muy diversa. Y, además de estos dos temas, PHE tiene un carácter muy variado en términos artísticos. Puedes encontrar fotografía clásica tradicional, junto a obras muy experimentales, fotografía como base de obras de arte contemporáneo, otras del mundo de la red...
P.- ¿Cómo se enmarca en el circuito de festivales?
R.- No quisiera equivocarme, pero hasta donde sé PHotoEspaña es el festival de fotografía más grande del mundo, en el sentido de la gran cantidad y variedad de las actividades que agrupa. En el campo de la fotografía obtiene mucha cobertura, aunque en el mundo del arte internacional PHE no se conoce como se merece. Incluso, el déficit es importante. Nació como un festival de fotografía clásica que ha derivado, cada vez más, hacia la práctica fotográfica del arte actual. Es curioso cómo al principio la fotografía luchó para ser reconocida con un estatus artístico. Y ahora es difícil concebir arte contemporáneo donde la fotografía no esté presente de un modo u otro. La vemos por todas partes.
P.- Alude a la idea de la escena internacional del arte y, de hecho, esa reflexión sobre la relación de lo local y lo global es el tema de esta XV edición del festival. Pregunta aparentemente simple: ¿Qué es la internacionalización del arte?
R.- Hay dos ejes principales. Uno es la proliferación de la práctica del arte contemporáneo en cada vez más lugares del mundo. Se hace arte contemporáneo por todas partes, en sitios donde hace 20 años no se practicaba, como China por ejemplo. Otro eje es la circulación de esa práctica en una escala internacional cada vez más vasta. Hoy hay unas 200 bienales y otras exposiciones periódicas en todo el mundo, a lo que se suman todo tipo de exposiciones.
P.- Y, ¿qué lugar tiene el arte español en esa explosión? Parece que lo propio no acaba de "estallar fuera"...
R.- Ésa es una pregunta que se hace mucho en España y, ciertamente, el arte español no disfruta de la difusión que merece. No me acabo de explicar bien por qué, ya que es un país que ha invertido mucho en arte, y hay muchos comisarios españoles que trabajan fuera, incluso para instituciones importantes. Es un tema del que hablamos para el reportaje publicado en este mismo medio, ¿Existe el arte español fuera?, en 2011, donde decía que entre el arte español y el reconocimiento internacional hay un hueco, un espacio en el que falta conexión...
P.- Podría decirse que es un "comisario de comisarios". ¿Es de los que piensa que se acabó la figura del "comisario estrella"?
R.- El agua está tomando su cauce y se dirige hacia su curso natural, la posición normal y lógica del comisario. Hoy la figura del comisario no es tanto la de un zar dictador de exposiciones que lo lanzaban al estrellato, sino el autor responsable de organizar una exposición. Detrás de una muestra siempre hay un autor generando discurso y creando sentido. Está bien que el comisario asuma ese papel de autor y cargue con la responsabilidad. Pero me parece muy sano que se esté perdiendo el autocratismo. No quiero decir 'que mueran los comisarios', sino que se reajuste su papel.
P.- ¿Cómo puede el arte tener una proyección real en la sociedad?
R.- Muchas veces se dice que 'el arte no va a cambiar nada', y es cierto que no lo hace de una manera inmediata con una exposición. Pero tanto el arte, como la literatura, el teatro, etc., la cultura a nivel global, va construyendo capas de sentido, de juicio y de valoración. Gracias a la cultura la sociedad ha evolucionado muchísimo. Por ejemplo, el hecho de que un negro como Obama sea elegido presidente es algo que en los años 60 o 70 nos hubieran dicho que estábamos locos. O el estatus de la mujer, por ejemplo. Los prejuicios en la mirada de la sociedad va cambiando, y el papel que desempeña la cultura es fundamental.
P.- Y en el contexto cubano, el suyo patrio, ¿qué es lo que debería cambiar?
R.- Hay tanto por hacer... Cuba es un fósil de la Guerra Fría, que necesita profundos cambios estructurales. Aunque el arte, desde mediados de los años 80, se ha convertido en una fuerte voz crítica de esta situación. Una crítica profunda, desde dentro, que se plantea como una reflexión sobre el fracaso de una utopía.