Isaac Held

El físico recibe hoy el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento por sus estudios sobre el la circulación atmosférica y el vapor de agua

Es una de las máximas autoridades en cambio climático. El físico Isaac Held (Ulm, Alemania, 1948) ha dedicado toda una vida a estudiar la circulación atmosférica y el papel del vapor de agua en uno de los fenómenos que más ha preocupado al mundo científico en los últimos años. Held, que en la actualidad trabaja en el Laboratorio de Dinámica de Fluidos Geofísicos de la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos, recibe hoy el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en el apartado de Cambio Climático en una gala en la que también se entregarán los galardones del resto de las categorías.



PREGUNTA: ¿Qué opina de que se le considere el Einstein del cambio climático?

RESPUESTA: Me sorprende mucho esa comparación y no creo que sea acertada. Me basta con que se valore mi contribución, junto a la de otras personas, para comprender en lo fundamental el clima de la Tierra.



P: ¿Nos debe seguir alarmando la coyuntura actual?

R: Si seguimos en el futuro como hasta ahora, creo que lo más probable es que el calentamiento, aunque gradual, sea inexorable. Pero dadas nuestras limitaciones para comprender el sistema climático, también hay espacio para las sorpresas. Es eso lo que más me preocupa.



P: ¿Qué parte es "natural" y qué parte tiene que ver con "la acción del hombre" en todos estos cambios?

R: Esa es la mayor dificultad a la que nos enfrentamos, y la respuesta depende en gran medida del rasgo climático. Por lo que respecta a la media de las temperaturas a escala mundial estamos seguros de que prácticamente todo el calentamiento de los últimos 50 y 100 años se debe al hombre. Su huella empieza a notarse ahora. En muchos de los fenómenos más extremos relacionados con el clima, la contribución del hombre es seguramente todavía pequeña y difícil de cuantificar, pero es probable que empiece a hacerse evidente a lo largo del siglo.



P: ¿Qué les diría a aquellos que cuestionan las consecuencias del cambio climático?

R: Si sus opiniones se basan en una ciencia rigurosa, entonces tanto yo como cualquier otro estudioso serio del tema tendremos todo el interés en analizar lo que tengan que decir, sin dejar de contraponer a esos argumentos en contra otros que apuntan a consecuencias más graves.



P: Usted ha introducido el concepto de "vapor de agua" en este proceso…

R: Hace más de un siglo que se discute sobre la importancia del vapor de agua en el cambio climático. El aumento del vapor de agua hace que suba, a su vez, la magnitud del calentamiento provocado por el dióxido de carbono creciente. Somos muchos los que pensamos que los cambios en los patrones de las lluvias serán un aspecto relevante en la respuesta de la Tierra al aumento de los gases de efecto invernadero.



P: ¿Quiere esto decir que las condiciones en las áreas secas y las húmedas serán más extremas?

R: La atmósfera transporta continuamente vapor de agua de las áreas secas a las húmedas. Como consecuencia del calentamiento hay más agua en la atmósfera, aumentando a su vez el movimiento de agua de las zonas secas a las húmedas. Esto tiende a hacer más húmedas las áreas húmedas y (por más que esto sea difícil de visualizar) más secas las áreas secas. Este proceso establece el modelo a gran escala del cambio pero que puede verse modificado sustancialmente por factores meteorológicos locales.



P: ¿Qué podemos hacer para revertir o controlar esta situación?

R: Revertir el calentamiento exige reducir el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera. Habría que controlar, por tanto, su emisión.



P: Usted ha trabajado especialmente en el área mediterránea. ¿Es cierto que la temperatura podría aumentar tres grados centígrados en este siglo?

R: Esto dependerá mucho de las emisiones de dióxido de carbono en ese período. En cuanto a los datos cuantitativos del calentamiento esperado según las emisiones yo le remitiría al último informe del Panel del Cambio Climático en el que entra dentro de lo posible que la temperatura aumente tres grados en las zonas que baña el Mediterráneo.

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