El compositor Lucas Vidal. Foto: Archivo
El viernes se estrena 'El enigma del cuervo' ('The Raven'), a la que ha puesto música.
Pregunta.- Pocos casos en Hollywood tan precoces como el suyo. ¿Siempre tuvo claro lo que quería hacer?
Respuesta.- En realidad no. Quiero decir que por supuesto que tenía facilidad para la música, aunque el primer día de solfeo no me enteraba de nada. Puedo decir que empecé a componer inconscientemente, haciendo improvisaciones al piano de obras de Bach y Chopin. También recuerdo que me gustaba bajar el volumen del televisor e imaginar la música de las imágenes.
P.- Todo cambió cuando ingresó en la prestigiosa Berklee de Boston.
R.- Fue revelador. Llegué a Boston con una beca y sin demasiadas nociones en materia de bandas sonoras. Digamos que me gustaba la música aplicada, empezando por los ballets o la ópera y siguiendo por el cine. Pero eso era todo.
P.- Allí hizo historia al convertirse en el estudiante más joven en utilizar una orquesta de 140 músicos para un proyecto de fin de carrera.
R.- Nunca olvidaré aquel concierto en el emblemático Symphony Hall de Boston... Había conocido al que ahora es mi socio, Steve Dzialowski, en una clase de inglés y juntos fundamos la empresa MuMo Productions. Gracias a eso conseguí convertir mi proyecto de fin de carrera en un monumental concierto que, además, sirvió para poner música a un corto de la escuela de animación de Universal Studios.
P.- El enigma del cuervo está ambientada en la época de Poe pero su estética es decididamente contemporánea. ¿Por qué tipo de música se ha decantado?
R.- Me alegro de que me haga esa pregunta, porque de alguna manera la banda sonora viene a resolver ese conflicto entre el tiempo del personaje y el tiempo de la historia. De ahí que el tema principal de la película sea una guitarra eléctrica distorsionada que sirve de contrapunto y de contraste a la fecha en que suceden los asesinatos. El director James McTeigue me insistió mucho para que le diera un toque actual y moderno. Por eso hay tanta música electrónica.
P.- ¿Es pronto para hablar de un estilo propio?
R.- Desde luego que lo es. No quisiera dar una impresión equivocada a la gente. No soy un genio ni un niño prodigio, sino un chaval normal, cercano y abierto, que ha tenido la suerte de rodearse de la gente adecuada. El estilo no es algo que uno encuentra de pronto, sino el resultado de muchos años de búsqueda.
P.- El mismo año en que debutó en Hollywood le detectaron un tumor. ¿Qué aprendió de aquello?
R.- Aprendí que se puede vivir de los sueños. Y no me refiero precisamente a los sueños cumplidos, sino a los formulados, a los que nos rondan la cabeza y nos quitan el sueño. Durante las sesiones de quimioterapia, mi padre me decía que me abstrajera, que me olvidara del presente y me proyectara en el futuro, en mis proyectos, en un día como hoy. Y aquí estoy.