Pello Irazu
Hoy inaugura la exposición 'Una oportunidad cada día' en el Centro de Arte de Burgos (CAB)
Pregunta.- La exposición recoge obras de 2011, incluso alguna de 2009, como la escultura Noli me tangere, así como otras pensadas especialmente para el CAB. ¿Cómo plantea el recorrido?
Respuesta.- Mi manera de trabajar y de entender el proceso artístico me permite viajar dentro de mi obra y me posibilita retomar, confrontar, mezclar trabajos de distintos periodos. Hay obras que pueden retroalimentarse entre ellas o reforzar algo que puede estar subyaciendo sin ser evidente. Para esta muestra, he escogido la escultura Noli me tangere por su capacidad de ofrecérsenos al ojo y a la mano desde una presencia material contundente y equívoca, por su capacidad de ser imagen y cuerpo al mismo tiempo. Algunos de los nuevos trabajos abundan en esta idea pero desde presupuestos materiales diferentes: fundición de inox, escayola, fibra de vídrio, espejo... La disposición del espacio en tres salas casi idénticas me ha proporcionado la coartada de crear ecos de una sala a otra mediante dos intervenciones murales alterando la percepción espacio-temporal y la jerarquía del habitual recorrido expositivo.
P.- Uno de los temas que más le interesa es la relación del hombre con el espacio que habita. ¿Qué sentido tiene en su trabajo la idea de espacio?
R.- Creo que el concepto de espacio es algo que a priori no existe; es experiencia y surge a medida que lo experimentamos. Para percibirlo es necesario provocar su aparición y ahí aparecen las convenciones. Como artista tengo que emplear las estrategias necesarias para alterar o afirmar la percepción de esas convenciones. Proporcionar una serie de signos, intentar que el espectador sea un elemento más y que a la par que participe active el resto de las relaciones es parte de mi trabajo. Esto se puede dar de una manera física, visual, psicológica... El deseo del espectador de empatizar o reconocer algo familiar en mi trabajo es el primer peldaño para hacer posible un nuevo espacio de representación, la aparición de lo que Freud llamó Heimlich /Unheimlich: lo perturbador y lo extraño. Una sensación fronteriza que sucede en el límite deslizante entre lo acogedor y lo inquietante.
P.- ¿Qué tiene Pello Irazu de pintor?
R.- La pintura como tal no es importante, me gusta y la admiro, puedo referirme a ella como concepto, pero no soy pintor. Empleo diferentes tipos de signos que aluden a lo pictórico, escultórico y fotográfico, a diferentes mecanismos para registrar la realidad. Llamo a las obras esculturas o dibujos a sabiendas que son tremendamente híbridas, algo que viene del desarrollo en el tiempo de mi propio lenguaje.
P.- Cuestiona el medio artístico creando imágenes equívocas y significados abiertos y ambiguos. ¿Cuál es el objetivo último?
R.- Cuestionar un medio significa confrontarlo con conceptos ajenos y tiene que ver con el contexto de lo textual, lo contrario a la idea tradicional de obra de arte definida como un objeto listo para ser explicado, interpretado y consumido. Lo textual sería la superposición de varios territorios sin que ninguno de ellos prevalezca. En mi caso: la escultura, la pintura, la fotografía, la arquitectura, el diseño, la literatura y la filosofía y la música. En estos encuentros habitualmente violentos se ponen a prueba los límites de la disciplina, se abren sus márgenes y sus premisas más fundamentales están sujetas a una crítica radical y permanente.
P.- ¿Ha visto cambiar mucho su trabajo en todos estos años?
R.- El trabajo cambia por que tú cambias. El proceso del arte está unido a mi vida y mis intereses. Trato de establecer un proceso que no se detenga y que tenga capacidad de integrar cualquier elemento que me interese. Los últimos años he producido piezas fundidas en aluminio o en acero inoxidable tratando de vincular la capacidad de reproducción de los procesos de fundición y de los procesos fotográficos; he trabajado en soporte fotográfico interviniendo sobre imágenes de mi entorno habitual; he dibujado... Estos medios me están llevando a utilizar objetos y materiales con menor dignidad artística que la habitual. Son procesos abiertos.
P.- Forma parte de un grupo que se sigue considerando "la nueva escultura vasca". ¿Es ésa una lectura errónea o pasada ya de moda?
R.- Esto es un hecho histórico, pertenece a un debate de hace 25 años. En la década de los 80, coincidimos en Bilbao un grupo de artistas (Badiola, Bados, Moraza, Fernández…) trabajando con la escultura y, a pesar de que nuestras referencias no eran únicamente locales, desde fuera se nos denominó "la nueva escultura vasca". Hoy podríamos hablar de otra "nueva-nueva escultura vasca", ya que existe una generación posterior que, trabajando desde presupuestos actuales y con una vinculación generacional, ha propiciado un contexto sin equivalente en el contexto artístico estatal. Entre otros nombres, Asier Mendizabal, Sergio Prego, Iñaki Garmendia, Xabier Salaberria, Ibon Aramberri...