La cantante y pianista canadiense Diana Krall.

El 24 de noviembre presenta su disco 'Glad Rag Doll' en L'Auditori de Barcelona.

Una tarde cualquiera, hace no mucho tiempo, Diana Krall (Nanaimo, 1964) empezó a revolver en la colección de discos de 78 rpm de su padre y volvió a casa con la idea de un nuevo proyecto en la cabeza. Unos meses después, ya tenía sobre la mesa la maqueta definitiva de Glad Rag Doll (Universal Music), un surtido vintage de canciones de los años veinte y treinta (aunque no sólo) con el que la cantante y pianista canadiense se retrotrae a las músicas de su infancia que más le han marcado. "Llevaba años intentando cumplir este sueño", cuenta en la suite del céntrico hotel madrileño donde tiene lugar la entrevista. El 24 de noviembre presenta en L'Auditori de Barcelona los trece temas de esta nueva aventura (a la venta desde el pasado mes de septiembre) a través de los "géneros y los recuerdos".



Pregunta.- Cualquier diría que andaba usted cansada de los standards...

Respuesta.- No sé si cansada, pero desde luego me apetecía hacer un álbum de temas difíciles de localizar... El día que fui a la casa de mi padre, estuve rebuscando entre los clásicos de 78 rpm con Elvis [Costello, su marido desde 2003], que eran como las nanas de mi infancia. No hubo un criterio determinado para la selección de las canciones. Escogí las que más me gustaban, así de sencillo. Por eso, más allá de cualquier tipo de etiqueta, me gusta referirme a este trabajo como un disco de canción y baile...



P.- Tras aquel descubrimiento, se encerró por primera vez con el productor T Bone Burnett, y de ahí salió éste, su decimoprimer disco de estudio.

R.- Antes de empezar a trabajar con Burnett, que es un auténtico genio, grabé por mi cuenta las canciones al piano. Era algo que necesitaba hacer antes de tirarme a la piscina. El primer tema que grabamos fue There Ain't No Sweet Man That's Worth the Salt of My Tears, del que no existen muchas versiones en el mercado. Burnett quedó maravillado con el resultado... Mi intención era que, con mis arreglos, las canciones parecieran haber sido escritas ayer... No quería hacer un producto de un momento concreto o un disco nostálgico.



P.- Presentó el disco a la prensa madrileña cuando no tenía más que cinco temas grabados, pocos días después de que Marc Ribot le ayudara a elegir el título definitivo...

R.- (Risas) Es cierto. Estaba de gira por Europa y, en fin, aunque no lo crea me interesa mucho la opinión de los periodistas. Distribuimos una selección de cinco temas, There Ain't No Sweet Man That's Worth the Salt of My Tears, Just Like a Butterfly That's Caught in the Rain, Let It Rain, I'm A Little Mixed Up y We Just Couldn't Say Goodbye, que no son precisamente fáciles de rastrear. No fue un experimento intencionado, pero los resultados fueron muy interesantes...



P.- La mayoría de los temas del disco son anteriores al Crack del 29. ¿Podemos encontrar en él alguna analogía, además de la musical, entre estas dos épocas?

R.- Ninguna época es repetible, y mucho menos la de los años veinte del siglo pasado. Hubo mucho movimiento, mucha fiesta, mucha música por entonces. Y todo ese aire se respira en este disco pero de una manera muy contemporánea. No quería recrear nada. Nadie tocaba la guitarra entonces como lo hacen los músicos de mi disco... En cuanto a la crisis, he preferido prescindir de ella. Estamos cansados de hablar del mismo tema. [Saca el teléfono móvil] No sé, cuando escucho esta canción [Let it rain en "versión original"] no pienso en la crisis económica.



P.- ¿Cuánto le ha cambiado la vida la maternidad?

R.- Mis gemelos Dexter y Frank son lo mejor que me ha pasado en la vida. He alcanzado cotas de felicidad que no sabía que existieran... Lástima que aún sean pequeños y que, cuando estoy de gira, se tengan que quedar con Elvis o con mi hermana...



P.- En 2006 grabó junto a Costello The Girl in the Other Room, una selección de temas propios. ¿Volverá a componer?

R.- Bueno, cada proyecto exige un determinado estado de ánimo. Ahora no estoy en ese momento, la verdad. Pero confío en poder volver a componer y en seguir ofreciendo trabajos muy míos, o muy nuestros.



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