Luis Gordillo. Foto: J.M. Cadenas.

El artista prepara la exposición en la Calcografía Nacional que celebra el Premio Nacional de Arte Gráfico 2012.

Da igual que pinte cuadros o grandes murales (como el realizado en el metro de Madrid), Luis Gordillo (Sevilla, 1934) nunca ha perdido de vista el arte gráfico. Porque para él, como la propia pintura, no tiene límites. Por eso y por “la reflexión continua en el medio”, como decía el acta del jurado, el pasado 1 de febrero el artista andaluz se llevaba el Premio Nacional de Arte Gráfico 2012. Y ahora ultima esta muestra que inaugura el próximo jueves 18 de diciembre, que la Calcografía Nacional le dedica con motivo del galardón. Son litografías, grabados, serigrafías y obra digital realizadas por el artista entre 1972 y 2010. En ellas se plasma el interés del artista por las series, que le gusta abordar con una perspectiva lúdica: “En la segunda parte de mi vida me ha gustado mucho trabajar con los grabadores en plan de juego, no tanto para editar obra numerada sino jugar a hacer unas planchas y luego modifcar los colores intercambiándolas”, explica.



Pregunta.- ¿Qué papel juega la obra gráfica en su trabajo?

Respuesta.- Obviamente, la importancia es menor que la de un cuadro grande lleno de problemas. Pero el Reina Sofía expone en la sala que me ha dedicado, junto a algunos de mis cuadros más importantes, tres litografías, hermosas, grandes. Esto quiere decir que la gráfica no es tan menor, depende de la calidad de la obra.



P.- ¿Cómo se relaciona la obra gráfica con su pintura?

R.- Cada época pictórica mía tiene su gráfica asociada, se trata de la misma estética realizada por otros medios. Hay artistas para los que la gráfica es muy menor, un producto enfocado al mercado. En otros, en cambio, se nota que es un paso más de la obra general. El de Jasper Johns es un ejemplo clarísimo, o el del portugués José Pedro Croft, o el mismo Chillida.



P.- ¿Entonces en su caso también es un paso más?

R.- En mi caso a veces sí y a veces no. A veces parte de un simple encargo y se hace lo mejor posible, pero sin trascendencia.



P.- ¿Tiene más limitaciones la obra gráfica que la pintura?

R.- Tal como yo he manejado la serigrafía con el ordenador aplicado y todo eso, casi te entran ganas de hacer toda la obra así, es muy creativo y muy rápido ya que no tienes que estar pintando. Pero hace falta un mecenas detrás.



P.- ¿Entonces es un trabajo principalmente intelectual, al ser menos físico que la pintura?

R.- No sé si diría tanto, pero es cierto que la pintura es mucho más corporal, y ahí es donde reside su gran virtud.



P.- Es Premio Nacional de Artes Plásticas, Premio Velázquez, Villa de Madrid, Medalla de Oro de las Bellas Artes... Este premio es uno de los pocos que le faltaban, parece que no hay ninguno que se le resista... ¿Siguen siendo importantes para usted?

R.- A mí me encanta que me den premios, nos dan algo más de seguridad a los artistas, que somos gente sufrida, muy dudosos. Hacemos mucho drama y con esto de los premios es como si te dieran un Valium.



P.- Ha sido un año dramático para el arte que, si ya lo tenía mal, la subida del IVA y la supresión del tipo reducido para los artistas ha sido la puntilla. ¿Cómo lo ha vivido usted? ¿Cómo le afecta todo esto?

R.- Me pone furioso. Yo pienso que si un gobierno gana las elecciones por mayoría absoluta tiene derecho a hacer cambios ideológicos. Si estos son de derechas, entiendo que tomen decisiones de derechas, pero no torpes. En el mundo del arte, subir el IVA es ruinoso hasta para el que recauda los impuestos, porque lo único que se consigue es hundir el mercado. En Europa el IVA del arte está entre el 5 y el 7%. ¿Cómo van a competir las galerías españolas con las extranjeras en esas condiciones? Por otra parte, estoy muy metido en VEGAP [la entidad de gestión de derechos de los artistas visuales]; antes las sociedades de gestión se repartían 115 millones de euros del canon digital, que pagaban los fabricantes de aparatos electrónicos y consumibles para hacer copias privadas. Ahora han reducido esa cantidad a 5 millones que salen de los presupuestos generales del Estado, o sea del bolsillo de todos. Teníamos una fundación de arte y derecho en la que nos ocupábamos de cosas totalmente honorables y la hemos tenido que suprimir. Y encima las empresas que fabrican esas maquinarias no han bajado sus precios. Son cosas que me ponen los pelos de punta y que no tienen sentido, a no ser que quieran cargarse la cultura.



P.- ¿Qué prepara ahora, qué tiene entre manos?

R- Este año tengo pocas exposiciones. Acabo de terminar una en Rafael Ortiz, en Sevilla, hice una en México DF hace poco y el año pasado tuve muchos proyectos, pero este voy a estar mucho más tranquilo.



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