Juanjo Puigcorbé. Foto: Javier Naval.

Tras dos décadas absorbido por el cine y la televisión, el actor vuelve al teatro con 'El crítico', de Juan Mayorga. En el Teatro Marquina de Madrid del 10 de enero al 3 de marzo.

Hacía dos décadas que Juanjo Puigcorbé (Barcelona, 1955) no se subía a un escenario. El actor, una de las caras más reconocibles de nuestras pantallas grande y pequeña, ha pasado todo ese tiempo encadenando proyectos de cine y televisión sin parar. La primera parte de su carrera, sin embargo, la desarrolló en el teatro, primero como director, guionista y finalmente como actor, etapa que culminó en 1987 con el Premio Nacional de Teatro de Cataluña. Ahora vuelve a las tablas interpretando al crítico Volodia en la nueva obra de Juan Mayorga, Si supiera cantar, me salvaría. El crítico.



P.- Primera pregunta obligada: ¿por qué ha pasado tantos años alejado del teatro?

R.- En primer lugar porque he estado haciendo muchas otras cosas. Me han hecho muchas ofertas de teatro comercial, pero cuando eres cabeza de cartel de una obra de ese tipo tienes que comprometerte para un período de tiempo muy largo, y ninguno de los proyectos que me ofrecían me interesó tanto como para hacerlo. Por otra parte, esperaba que algún centro dramático me llamara, pero no sucedió.



P.- ¿Qué sensaciones ha tenido en la vuelta?

R.- En realidad, como dice mi compañero de cartel Pere Ponce, no parece que haya estado tanto tiempo fuera. Nuestra profesión tiene matices según se trate de cine, televisión o teatro, pero la esencia es la misma. Lógicamente, me hace mucha ilusión volver al teatro, que fue donde empecé y en él desarrollé una carrera larga, intensa y bonita que culminó con el Premio Nacional de Teatro de Cataluña en 1987 por la obra que hacía junto a Flotats, Per un si per un no. Esta obra de Mayorga está en la tesitura de lo que yo esperaba para volver a teatro. Es el mejor autor contemporáneo español, se estrenan obras suyas por todo el mundo y e incluso se llevan al cine con mucho éxito, como ha sucedido con En la casa. A Mayorga se le estudiará en los colegios dentro de unos años.



P.- El contexto de la obra es el mundo del teatro, pero detrás de eso hay mucho más.

R.- La obra trata de la relación entre un crítico y un autor y, tras ella, la necesidad de reconocimiento, una relación padre-hijo y maestro-alumno, la tutela como protección o como represión. En definitiva, trata de las relaciones humanas. Y con una mujer de fondo, como puede verse en el cartel...



P.- ¿Qué es lo más esencial de su personaje?

R.- Volodia es un misántropo, un incorruptible amante del teatro, es radical y nada mundano, casi ascético. Es el crítico ideal. Ni él ni el autor Scarpa son personajes costumbristas, sino ideales. Se encuentran una única noche y ponen toda la carne en el asador en defender cada uno su posición.



P.- ¿Cómo ha sido su relación con la crítica?

R.- Muy buena. He tenido la suerte (toco madera) de recibir siempre buenas críticas. La función del crítico es esencial y tengo varios amigos que se dedican a ello y a los que me gusta leer.



P.- ¿Qué importancia tiene la labor del crítico hoy?

R.- Desde que la aristocracia dejó de ser la que pagaba el arte, sino que es comprada por la burguesía, nació la necesidad de que haya mecanismos para defender los intereses del espectador. De ahí nace un rango que va desde la recomendación -ya sea el boca a boca o a través de un crítico- hasta la crítica especializada y seria, la de un profesional que debe juzgar cosas que se adelantan a su época. Es una figura muy necesaria, la del crítico que sabe ver más allá porque comprende que el arte siempre ha de avanzar.



P.- En la obra está presente la necesidad que todos tenemos de un maestro. ¿Cuál ha sido el mejor de los suyos?

R.- Fabià Puigserver, un maestro en todos los sentidos: escenógrafo, creador, impulsor. Fue un hombre de teatro para quitarse el sombrero.



P.- Por el contrario, el crítico Volodia busca dejar un legado. Usted ha dado clases en alguna ocasión. ¿En qué hace más hincapié cuando se da el caso?

R.- En la voluntad de contar, esa es la base de la interpretación. Luego está la artesanía de cómo hacerlo. Ahora hay una generación buenísima de actores, directores y técnicos entre los 20 y los 30 años. Gente buena, educada, de su tiempo, inteligente y muy comprometida con su trabajo. Están mejor preparados que nunca, pero han tenido la mala suerte de encontrarse con la peor situación posible.



P.- ¿Cuáles serán sus próximos proyectos?

R.- Tengo un proyecto para televisión, pero no puedo contar nada porque aún no está aprobado definitivamente, y nos queda todavía la otra mitad de la gira de El crítico, incluyendo plazas tan importantes como Barcelona, Valencia y Sevilla.



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