Todo empezó en la Calcografía Nacional cuando un joven estudiante de Historia del Arte descubrió unos grabados de un tal Fortuny y Madrazo… El joven era Guillermo de Osma y aquel pintor se le reveló como todo un personaje, "un humanista, un hombre del Renacimiento". Pintor, grabador pero también diseñador de moda, inventor y escenógrafo. Esa es la figura, el todo, que el galerista nos quiere ahora acercar. Mariano Fortuny, arte, ciencia y diseño es el libro que, editado por Ollero y Ramos, nos desvela las claves de su figura, "un posmoderno avan la lettre", dice De Osma.

Pregunta.- Más de 30 años han pasado desde que se publicara su primer libro sobre Fortuny en inglés, ¿qué le lleva ahora a recuperar la figura de Mariano Fortuny?

Respuesta.- Es en realidad una nueva versión de aquel. El libro Mariano Fortuny. His life and work se editó en 1980 en Inglaterra y Estados Unidos y no pudimos editarlo en español. Ésta es una versión reescrita y actualizada, siguiendo un poco el guión del primer libro, pero ampliada y corregida. Como siempre, el azar y las circunstancias que se alían para que las cosas salgan. Hace ya tiempo que el editor Julio Ollero me ofreció hacer un facsímil del aquel y la cosa quedó en el aire, pero hace dos años decidimos lanzarnos a la edición. Estando ya en esto, se creó el Círculo Fortuny, que nace en España como el Comité Colbert en Francia, para agrupar a las industrias del lujo, con Loewe y otras empresas del sector, y me dicen también que quieren reeditar mi libro. De repente hay dos editoriales más que se interesan… ¡Después de llevar 32 años parado!

P.- ¿Cómo explica ese interés?

R.- Fortuny es una especie de postmoderno avant la lettre, un hombre que hace desnudos casi a la manera de Tiziano, que pinta académicamente mientras cobran fuerzas las vanguardias, pero a la vez inventa un sistema de iluminación directa que revoluciona la escenografía y diseña un traje que supera a la moda, que es como el Miyake de hoy, el traje que no se pasa de moda, el traje utópico, y sigue pintando sus desnudos a la manera de Tiziano. Un personaje fascinante capaz de inventarse un mundo propio, que sigue su camino como un llanero solitario. Con una personalidad impresionante.

P.- ¿Cuál es la faceta más desconocida de Fortuny, qué nos descubre este libro?

R.- He intentado mirar al personaje en su conjunto: el que pinta desnudos tizianescos y el que diseña un traje de una modernidad absoluta, que todavía hoy es moderno, que todavía hoy se puede usar, cosa que no ha pasado con un traje nunca. Es un mismo personaje con muchas facetas, pero todas funcionan, las revolucionarias y las "carcas". Eso es lo que intento contar en el libro.

P.- ¿Cuál fue su mayor logro?

R.- El logro material es su traje plisado que él llamó Delfos, y en el que hace real y posible esa especie de traje utópico que no se pasa de moda. Da con el santo grial que luego le ayuda a desarrollar su línea de vestimenta con la idea básica de respeto al cuerpo. Y el logro inmaterial es él mismo, ese personaje que vive dentro y fuera de su mundo, con mucha personalidad, contemporáneo a la Bauhaus y que no tiene nada que ver con ella ni con otros movimientos, que crea su propia historia.

P.- Lleva estudiando a Fortuny desde los años 60, es casi una obsesión, ¿que le llevó a él?

R.- Yo estaba estudiando Historia del Arte y hacía unas prácticas en la Calcografía Nacional, entonces situada en los pisos altos de la Biblioteca Nacional. Allí me encontré con unos grabados de temas wagnerianos y me dicen que son de un tal Fortuny, no el pintor conocido entonces, sino su hijo; bajé a la Biblioteca y descubrí que no había ninguna información sobre él, tan solo un pequeño obituario de su fallecimiento en Venecia, eso despierta más mi curiosidad y voy uniendo hilos. Fue fascinante descubrir que era pintor, grabador, fotógrafo, inventor, escenógrafo…

P.- ¿Por qué la historia del arte no ha sido justa con Fortuny?

R.- Porque es un personaje muy difícil de clasificar, un poco incomodo. De diseño y de artes decorativas en mi época no se enseñaba absolutamente nada. Estos personajes en ese mundo español se escapaban, a la gente que hacía varias cosas a la vez los consideraban frívolos, de segunda. No sabían muy bien por donde cogerlos. En vida tuvo mucho reconocimiento en el mundo del teatro, muy amigo por ejemplo de Adolphe Appia, el gran teórico de la reforma del teatro, está en la avanzadilla total. Lo mismo en el mundo de textiles y trajes. En venecia tenía un palacio enorme con un taller de iluminación, de tejidos, de pinturas, de estampación… No era un hombre de vida social. Vive muy en su mundo.

P.- ¿Para cuándo una exposición completa de Fortuny?

R.- Se podría hacer ya pero hace falta la colaboración de instituciones diversas. Hay que tener en cuenta que su mejor colección de trajes está en el Metropolitan. También el Museo del Traje, gracias a una adquisición de hace unos años, tiene una colección muy buena.

P.- Quedan dos días para que empiece ARCO y ya está en Ifema montando el stand y preparando todo, ¿cómo afronta la feria este año?

R.- El año pasado íbamos todos muertos e miedo y la feria funcionó… ARCO tiene una capacidad de seducción admirable, ha significado mucho más que otras ferias más importantes en sus respectivos países, ha sido hasta más importante que el Reina Sofía. Aunque el aumento del IVA para el arte es incomprensible, es ponernos muy en desventaja a los galeristas con muy poca ventaja para ellos: la recaudación para Hacienda no es tanta como el perjuicio para nosotros. Es absolutamente lamentable.