Mariano de Paco Serrano
"Si la cultura no fuera rentable, no le habrían subido el IVA"
16 marzo, 2013 01:00Mariano de Paco Serrano.
Acaba de estrenar en el Teatro Marquina de Madrid 'Hombres de 40', de Eduardo Galán, y la semana que viene hará lo propio en Cantabria con una versión, también de Galán, de 'El caballero de Olmedo'.
Pregunta.- Estrena con pocos días de diferencia dos obras muy diferentes. ¿Qué exigen de un director de escena una y otra?
Respuesta.- Sobre todo mucha concentración, porque son dos obras que no se parecen en nada. Una es una comedia pura y dura, contemporánea; el otro, un gran clásico de Lope de Vega. Todo el trabajo de profundización en el texto, en los personajes y en el movimiento te condiciona. Está siendo una experiencia muy buena, había dirigido muchas obras contemporáneas y muchos clásicos, pero nunca de una forma tan simultánea, tan solapados. Ahora estoy ensayando por la mañana Hombres de 40 y por la tarde El caballero de Olmedo.
P.- ¿Los hombres entrados en los cuarenta son tan parecidos entre sí, comparten tantas preocupaciones como para dedicarles una obra y que se vean reflejados en ella?
R.- El título va más allá de los hombres de cuarenta, es una comedia de seres humanos y si los personajes fueran de otra edad también funcionaría. Pero es cierto que la obra trata sobre un momento vital en el que sentimos que ya hemos vivido la mitad de nuestra vida y se nos plantean grandes disyuntivas ante las que tenemos que elegir un camino u otro. Esto lo sé bien porque yo también estoy en esa etapa. Lo que promulga la obra es que lo importante es tener una actitud positiva para bandear los problemas. Y eso es extrapolable a cualquier edad.
P.- ¿Y cuáles son esas disyuntivas que se plantean?
R.- Hay de todo: crisis matrimoniales, laborales, de fe, enfermedades... Cada uno de los personajes se va enfrentando a diferentes crisis en un marco común a todos, que es un típico gimnasio de barrio cuyos socios no saben si mantener o traspasar.
P.- ¿Ese ring de boxeo presente en toda la obra es un símbolo de la lucha vital de los personajes?
R.- Absolutamente. El boxeo es un deporte que te obliga a levantarte cuando te han tirado al suelo. En ese sentido, la obra comienza en un momento en el que a todos los personajes les han lanzado un hook de izquierda, como diría nuestro preparador de boxeo. La obra quiere transmitir la idea de que, pase lo que pase, todos podemos salir adelante.
P.- Eduardo Galán suele escribir sobre grupos de edad muy concretos: Hombres de 40, La curva de la felicidad, Felices 30... ¿Se podría decir que hay un género de "teatro generacional"?
R.- Me parece que sí, Galán está muy preocupado por lo que pasa aquí y ahora, por las generaciones que lo circundan. Se interesa mucho por los grupos humanos de 20 años, de 30, de 40...
P.- ¿Y eso se ve reflejado en el público? ¿Había muchos hombres de 40 en el estreno?
R.- Había de todo: chicos muy jóvenes -alumnos de Eduardo, que es profesor en un instituto-, mucha gente de 40 que conectó muy bien con las situaciones que se plantean en la obra, y también el clásico público de teatro más mayor, de 50 y 60. Por lo que vi, todos disfrutaron mucho.
P.- Trabaja mucho con Eduardo Galán, tanto en este tipo de obras como en la adaptación de clásicos: La Celestina, El Galán Fantasma, ahora El caballero de Olmedo... Se ve que forman buen equipo.
R.- Estoy absolutamente encantado de que nuestros destinos se hayan cruzado. Nos conocimos cuando yo estaba en el Centro Dramático Nacional y él en el ministerio como Subdirector General de Teatro del INAEM. Me llamó para hacer Felices 30 y desde entonces forjamos una relación que da buenos frutos. Nos entendemos mucho, trabajamos mucho desde la base, desde ir escribiendo los textos, plantear la puesta en escena. A los dos nos gusta mucho compaginar las obras contemporáneas y hacer versiones de clásicos. Y hace dos años entré a formar parte de su productora, Secuencia3, como director artístico.
P.- ¿Cómo es la versión que han hecho de El caballero de Olmedo?
R.- Eduardo tiene una gran virtud a la hora de acometer una versión: es capaz de mantener el clasicismo, que el aroma del autor esté en toda la obra, y a la vez acercarla a un ritmo contemporáneo que interese al espectador de hoy, eliminando reiteraciones, perfilando los personajes, etc.
P.- ¿Y qué me puede decir de la puesta en escena?
R.- Estoy especialmente contento con ella. Profundizando en el texto llegué a la conclusión de que el personaje de Alonso es un héroe clásico, guiado por un sino trágico que le lleva del amor a la muerte. Entonces encontramos elementos que unían a este caballero con la estructura de la tragedia clásica. Por otra parte, hay momentos muy ligados al mundo del toro, pero en vez de llevarlos al terreno de la lidia y el folclore español hemos convertido al toro en una metáfora del poder, de la virilidad, de la fuerza... Por eso hemos creado un coro de hombres-toro que siguen el destino del héroe y su camino de Medina a Olmedo y de Olmedo a Medina.
Por otro lado, creo que Javier Veiga, a quien vemos casi siempre en papeles cómicos, ha creado un caballero que va a sorprender al público. Y para la música hemos vuelto a colaborar con Tomás Marco, que ha realizado un trabajo magnífico. He visto las seis o siete versiones anteriores de las que hay registro y puedo decir que hemos planteado la obra con una visión realmente nueva.
P.- ¿Cómo están afectando la crisis y la subida del IVA al teatro privado?
R.- Para nosotros es un durísimo golpe. Ayer en el estreno de Hombres de 40, pensábamos que es una pena no saber qué va a pasar, sabiendo que tienes un espectáculo bueno con una respuesta positiva del público. El público se ha vuelto muy selectivo por necesidad. Por otra parte, pienso que si han subido el IVA a la cultura es porque generamos ingresos, si no fuéramos rentables no lo habrían tocado. Por lo menos es una lectura positiva que puede hacerse de todo esto.
P.- ¿Cree que una Ley de Mecenazgo puede hacerle bien a este sector?
R.- Siempre que esté bien articulada y puesta en práctica, porque todos sabemos que por el mero hecho de ser promulgada, una ley no sirve para nada si no existen los mecanismos y la voluntad política para ponerla en práctica. Deberán usar todas las herramientas disponibles para establecer lazos sólidos con esos posibles mecenas.