Use Lahoz, ganador del Primavera de Novela por El año en que me enamoré de todas.

Es ganador del Premio Primavera de Novela por 'El año en que me enamoré de todas'

El solvente proyecto literario de Use Lahoz (Barcelona, 1976) puede resumirse en esta frase suya: "Mi ambición reside en contar una historia entera, honesta y verosímil". Siguiendo estas leyes, el escritor logró el entusiasmo de la crítica cuando publicó Los Baldrich en 2009. Más adelante, La estación perdida le valió el Premio Ojo Crítico de Narrativa y ahora ha obtenido el Primavera de Novela por El año en que me enamoré de todas, su historia más amarrada a la alegría, de la que más orgulloso se siente pero la que más le ha costado culminar. Contada como una novela que esconde otra novela dentro, está protagonizada por un periodista francés que se muda a Madrid con el pretexto de un trabajo pero con un viejo amor en la retina.



Pregunta.- Muchos autores de su generación escriben sobre su generación y son criticados por ello. Es cierto que abundan historias como la de su libro: urbanitas profesionales con problemas de amor y madurez. ¿En qué se diferencia de sus coetáneos?

Respuesta.- La verdad es que no sé quién les critica ni por qué. Supongo que ellos igual que yo saben que no se le puede gustar a todo el mundo, conozco gente que detesta a Serrat, que desprecia a Flaubert e incluso que les aburre Billy Wilder, hay gente para todo... Yo trato de contar una historia lo más fascinante posible y lo mejor que pueda, tratando de reparar posibles desmanes anteriores y de aprender para las siguientes. Siempre consideraré la vida como algo muy digno de ser narrado. No hablo de mi generación, sino de gente más joven. Y la novela más culpable de que me animara a escribir esta historia fue Travesuras de la niña mala, de Vargas Llosa.



P.- ¿Se identifica con alguna generación de escritores? ¿Qué opinión le merecen las letras jóvenes en España?

R.- No me identifico con ninguna generación. Tengo grandes amigos escritores, mayores que yo la mayoría, pero supongo que al no vivir en Madrid como hace años se participa menos. Cuando hablamos del panorama actual (lo hacemos muy poco, porque es muy aburrido) lo vemos complicado porque nos han pillado años malos, pero se sigue publicando igual. La necesidad de historias bien contadas no morirá nunca. Y las editoriales son muy conscientes de ello y siguen apostando.



P.- A pesar de escribir sobre asuntos que le son más cercanos, he leído que le ha costado más trabajo este libro que otros menos vivenciales ¿Por qué ha sido así?

R.- Hablo de los mismos temas que en mis novelas anteriores: la familia, el exilio, la infancia, la amistad, el amor, el cosmopolitismo... pero cambiando de época y de perspectiva. Lo que me ha costado ha sido escribir en primera persona, que siempre es más difícil, trabar la estructura y tratar de hacerlo fácil.



P.- Es un libro optimista ¿Cómo lo ha logrado? ¿Es necesario en este momento reivindicar la alegría?

R.- Después de dos novelas muy duras me apetecía hacer una novela optimista, vitalista, que celebrara la amistad y la literatura. Espero haberlo logrado, si es así, será gracias a los personajes sensibles y humildes que hacen la historia, y cuya inercia me ha llevado irremediablemente al optimismo. Yo, de momento, siempre defenderé la alegría.



P.- A pesar del ánimo alegre del libro y del espíritu arriesgado y vitalista del protagonista, describe los mayores males que acechan hoy a los jóvenes, como el exilio (cada vez menos voluntario), el desarraigo, la precariedad laboral... ¿Qué podemos hacer para sobrellevarlos?

R.- Los hechos de esta historia son anteriores a la crisis, pero ya se veía venir. Supongo que una de las cosas que podemos hacer es defender la cultura como sea, creer en ella, porque la cultura siempre está a favor del individuo y la economía me temo que no. Si entendemos por cultura no sólo el gusto por las humanidades y las bellas artes, sino también el conjunto de saberes, educación y normas de convivencia, podemos dar la vuelta a la tortilla y cambiar la pregunta: ¿Qué repercusión tiene la cultura en la crisis? Y aún más allá: ¿No podemos pensar que la degeneración de la cultura sea un detonante de la crisis? Si el significado de "cultura" va desde la educación que nos dieron nuestros padres hasta el conocimiento científico de un ingeniero aeronáutico, está claro que la decadencia de ello ha colaborado en propiciar una crisis ética importante.



P.- Hay una historia escrita dentro de la historia principal. ¿Por qué eligió este modelo narrativo? ¿Le resultó difícil poner voz a dos escritores?

R.- Sin ella corría el riesgo de que fuera una crónica de vivencias de un personaje. Necesitaba algo más. Esa historia es mi particular homenaje a la ficción, a la capacidad que tienen las novelas de intervenir en nuestras vidas y de abrirnos los ojos y despertarnos. Hay una prosa más líquida y otra más decimonónica. En ese sentido es mi novela más ambiciosa con dos historias que acaban siendo una.



P.- ¿Cómo gestiona como autor su suerte con los premios literarios?

R.- Estoy enormemente agradecido, por supuesto. Como tú dices, supongo que es suerte. Pero la felicidad y la recompensa verdaderas de este oficio están en el proceso de creación.



P.- ¿Qué le ha supuesto el Primavera de Novela? ¿Qué suponen, en realidad, el dinero y el reconocimiento ligados a este premio para un escritor?

R.- Es un premio muy bonito desde el nombre. Pero todo es efímero... supone un paso más. No lo veo como una meta, más bien como punto de partida para seguir trabajando, que es lo que verdaderamente llena a un escritor.



P.- Quiere volver al drama en próximos títulos, ¿Por qué?

R.- Dije eso en una entrevista para apoyar la idea de que escribir sobre la felicidad es más complicado. Nada más... La verdad es que no sé si volveré al drama.



P.- También es periodista. El otro día decía Peio H. Riaño que, ante la lamentable situación de este oficio, los periodistas debemos abordar el mercado editorial. Decía que el libro era nuestro último recurso. ¿Cómo lo ve? Y también, ¿Qué hay de su formación y experiencias periodísticas en sus novelas?

R.- Pues tendrá razón, claro, porque me temo que la vida del libro es más larga que la del periodismo. El periodismo ha sido para mí una gran escuela, no sólo desde el punto de vista técnico, también para el método. Pero la novela creo que es un género diferente en el que cuenta mucho la fabulación.



P.- ¿Hubo algún año en el que se enamorara de todas?

R.- Yo seguro que no. Eso sí que sería un drama.

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