Antonio Najarro. Foto: Ballet Nacional de España

Hablamos con el director del Ballet Nacional de España en el Día Internacional de la danza.

Lleva un año y medio al frente del Ballet Nacional de España. Diecinueve meses en los que sus objetivos no han cambiado. Si cabe, se han reafirmado: calidad, dinamismo, y trabajo, mucho trabajo. Antonio Najarro (Madrid, 1975) ha trasladado al BNE sus conocimientos de bailarín, coreógrafo y gestor (no en vano dirigió su propia compañía antes de asumir el cargo) con la certeza de que la danza española es uno de los mejores modelos de la Marca España en el extranjero, y de que el BNE ha de ser su embajador. En junio estrenan Sorolla, un luminoso homenaje al 150° aniversario del nacimiento del pintor, y en julio Medea, que llevarán también al Festival de Mérida.



Pregunta.- ¿Qué balance hace de su año y medio al frente del Ballet Nacional de España?

Respuesta.- Muy, muy positivo. Aunque ha sido duro, porque mi objetivo era reestructurar su dinámica, incentivar el nivel artístico y técnico de todos los bailarines y formar un repertorio de coreografías de nueva creación abundante, para comenzar a girar por España.



P.- ¿Le ha ayudado la experiencia de su anterior compañía para enfrentarse a la dirección del BNE?

R.- Por supuesto. El haber sido primer bailarín en el BNE y además dirigir mi propia compañía en todos los aspectos me ha aportado una experiencia muy valiosa.



P.-Dijo cuando le pusieron al frente que quería que el BNE se moviera mucho por toda España.

R.- Hemos tenido bastantes giras internacionales: Francia, Japón... Ahora hemos creado un repertorio muy cuidado, con Paso a cuatro de Antonio Ruiz, Medea, Sorolla... Estamos trabajando para girar por España a partir de 2014, y ya tenemos cerradas algunas fechas.



P.- Siempre ha apostado por espectáculos de fusión. ¿Cómo hermana el ballet con otras danzas?

R.- Muy bien, siempre y cuando, cuando lo fusionemos, lo hagamos con respeto, documentación y calidad. Todas las fusiones tienen bastante éxito, y a mí me interesan porque llaman la atención de públicos diferentes que se adentran en la danza.



P.- Llevan Medea al Festival de Mérida, casi 30 años después de su estreno. ¿Cómo la ha enfocado?

R.- Creo que las coreografías hay que respetarlas absolutamente, así que he intentado buscar referentes. José Granero, por desgracia, ya no está con nosotros, pero hemos contado con Julio Príncipe, que trabajó muy estrechamente con él y que la ha pulido para que tenga el poso y el aroma de cuando se creó.



P.- También apuesta por la juventud, por coreógrafos jóvenes.

R.- Creo que la juventud aporta energía e inquietudes. Yo mismo tengo 35 años, y creo que he traído frescura a la dirección del BNE. Los jóvenes están inmersos en la situación de nuestra cultura, y es muy bonito que transmitan esas experiencias con su edad. También suelen ser muy vanguardistas.



P.-Este fin de semana se celebró una gala con coreografías de los propios bailarines del BNE. ¿Cómo surgió la iniciativa?

R.- Fue una celebración para el Día Internacional de la Danza, y para incentivar a los jóvenes coreógrafos, empujarles a tener inquietudes y a expresar. A que creen, a que muestren su creación al público. No quiero un salto generacional, y ahora mismo la danza española esta carente de coreógrafos jóvenes.



P.- ¿Qué futuro le espera a un bailarín que ya es demasiado mayor para danzar?

R.- Hay muchos caminos. La enseñanza, la coreografía, volcarse hacia otros terrenos artísticos que sean compatibles con la danza. Pero coreografiar no lo haces porque se acabe tu vida de bailarín. El coreógrafo nace. Surge a la par que el desarrollo artístico del bailarín, desde que tiene uso de razón, y se madura a través del conocimiento artístico.



P.- ¿Usted tiene tiempo para coreografiar?

P.- Lo intento sacar de donde puedo, porque es una pasión. Para junio tenemos programado Sorolla en las Naves del Español, con coreografías mías y de Arantxa Carmona, Manuel Liñán y Miguel Fuente.



P.- ¿Cree que el incidente del ácido en el Bolshoi distorsiona la imagen que tiene el público del ballet?

R.- Es un caso muy excepcional, muy aislado. Me quedé bastante sorprendido. No se puede asociar para nada al mundo de la danza. Refleja el estereotipo de que los bailarines tienen mucha rivalidad, y eso es algo que existe en todas las profesiones. En el BNE, yo estoy haciendo un enorme trabajo para que exista un compañerismo absoluto.



P.- ¿El flamenco se ha impuesto a la danza clásica española?

R.- Se le ha dado mayor cobertura, sobre todo a nivel internacional. Estoy haciendo un esfuerzo por que brille la danza española, y que el flamenco sea una rama. El BNE tiene que ser el embajador de la danza española.



P.- La danza es un campo especialmente dependiente de las ayudas públicas. ¿Cómo está sobrellevando los recortes?

R.- Se están notando claro. Pero siempre respondo lo mismo a esta pregunta: en circunstancias como esta surge más el arte, te comes más la cabeza para hacer espectáculos de la envergadura que tiene que tener el BNE, y el arte surge de forma más espontánea. Es hasta bonito. Tenemos que intentar que de lo mínimo se vea lo máximo.



P.- ¿Qué pide para el sector en el Día Internacional de la Danza?

R.-Que haya mucha unión, mucho ánimo y mucho respeto. Que no muera la motivación de los bailarines de luchar por esta profesión, porque es muy bonita. La danza es uno de los mejores referentes para representar la "Marca España".



Ver otros Buenos Días