José Tomás recoge su cuarto Premio Paquiro. Foto: Alberto di Lolli
Lo de José Tomás es carácter. Hay que tenerlo bien forjado para ser humilde y a la vez un héroe. Ya es la cuarta vez que recibe el Premio Paquiro, otorgado por El Cultural y patrocinado por Telefónica, entidad que aporta los 50.000 € con que está dotado. Las tres veces que ha estado presente en el edificio de la Bolsa (una no pudo por estar todavía convaleciente de una cogida), donde se celebra la ceremonia de entrega, jamás le ha faltado una sonrisa, la mano abierta para estrechar otras manos y la paciencia amable para no dejar a nadie sin su foto. Hasta el final. Hasta que todos se volvían a sus casas contentos con el trofeo en sus teléfonos móviles.Este año esa actitud generosa ha tenido más mérito si cabe. Al acto ha llegado con un plantilla y una suerte de férula enconsertándole el metatarsiano del pie derecho, maltrecho tras un percance toreando en el campo sufrido a finales de marzo mientras preparaba la temporada. Una edición más el jurado ha decidido casi por unanimidad brindarle el galardón más prestigioso del universo taurino, que reconoce el "acontecimiento del año". Esta vez ha sido la gesta en el coliseo de Nimes, el 16 de septiembre del pasado curso, cuando se encerró con seis morlacos, a los que terminó cortando 11 orejas y un rabo, e indultando a uno de los astados, Ingrato, de Parladé.
Como Vicente Zabala de la Serna, responsable de la sección de Toros de El Mundo, ha recordado en su intervención, José Tomás convirtió el anfiteatro romano en "un volcán de emociones", en el que los aficionados que tuvieron el privilegio de hallarse sobre la piedra de sus gradas gozaron de la "pureza del toreo". Pero José Tomás, días antes de hacer el paseíllo en aquella encerrona no las tenía todas consigo. Así lo ha confesado en el discurso que ha pronunciado tras recibir la estatuilla de Víctor Ochoa de manos de Fernando Almansa, consejero de Telefónica y presidente del jurado. En una nueva intervención en la que ha demostrado que su solvencia y seguridad no se circunscriben al albero de las plazas, sino también en las tribunas en las que debe tomar la palabra, ha manifestado que él no es torero de seis toros, en su opinión, "demasiados".
De hecho, mentalmente, se configuró un guión previo al que tituló La razón conformada. No especialmente halagüeño. "Escribí todos los motivos por los que dudaba de esa corrida". A saber: la necesidad de desplegar un repertorio de suertes variado, ser regular con la espada, el hecho de que siendo un torero con fama de ser cogido en demasía por los toros con seis no iba a tener escapatoria. Pero he aquí que se le perfiló el recuerdo de Balzac y más concretamente la frase en que decía que "las ilusiones y los desafíos son lo mejor de la vida". Y tuvo un sueño: "Apareció la imagen de un coliseo radiante y me veía embarcando embestidas, extrayendo la parte más profunda de mi sentir y sacando la esencia de mi toreo".
Entonces, ha revelado, escribió otro guión, que tituló Una ilusión en busca de la esencia. Este mucho más optimista, cercano al ideal de una tarde de gloria. "Pero minutos antes de vestirme de luces lo rompí. Porque el toreo es presente. Y al final la realidad superó al sueño". Y los olés tronaron en Nimes y los que sienten la tauromaquia palpitándole bajo las fibras sensibles entraron en éxtasis y recuperaron por unos minutos la ilusión tras tanta desesperanza.
José Tomás volvía a recrearse con la palabra. Como hizo en la conversación con Navegante, el toro que le prendió brutalmente en Aguascalientes, que se sacó de la montera en el Paquiro anterior. Una pieza de valía literaria que, ha anunciado en exclusiva, quedará recogida en un libro que comercializará Espasa a partir del 14 de mayo, en el que también aporta un llamativo texto Vargas Llosa (Premio Paquiro en 2011, ex aequo con Pere Gimferrer), donde el Nobel peruano se mete en la piel del propio Navegante. Ese volumen incorpora además contribuciones de Luis Abril -que ejerce de prologuista-, Paco Aguado, Araceli Guillaumé-Alonso, Agustín Morales Padilla, Natalia Radetich Filinich, Zabala de la Serna y François Zumbiehl.
De nuevo José Tomás donará el dinero a una causa solidaria. Esta vez a un proyecto de su fundación en colaboración con Cruz Roja, que tiene por objetivo ayudar a 100 familias necesitadas de Galapagar (municipio del que es natural), Navagalamella, Colmenarejo y Valdemorillo. Lo dicho: lo de José Tomás es carácter, para tocar el cielo sin olvidarse del infierno (el de la crisis y sus estragos).