Felipe Pigna publica Evita, realidad y mito. Foto: Carlos Márquez

El escritor argentino publica 'Evita, realidad y mito' (Destino), presentado como la biografía definitiva de la mujer más odiada y amada de Argentina

Felipe Pigna (Mercedes, Buenos Aires, 1959) ha estado estos días en España para presentar Evita, realidad y mito, la biografía de la primera dama argentina que ahora publica Destino. Documentada, amplia y sin tapujos, la obra bucea en la trayectoria de una mujer que, reconoce el autor, fue una revolucionaria en su contexto, a diferencia de su marido, Juan Domingo Perón, pero cuya biografía ha quedado empañada en la historia por el mito y la leyenda. A desbrozar la sombra de la mitología se dedica Pigna, que recupera aquí a "una adelantada para su tiempo".



Pregunta.- Están vendiendo el volumen como la biografía definitiva de Eva Perón. ¿Qué lo diferencia de los anteriores?

Respuesta.- Eso responde más bien a un calificativo de los editores, pero es cierto que el libro ahonda en aspectos que se han dejado de lado de Eva Perón, como la vida política, la impronta verdadera y no esa figura caricaturesca y pasional siempre a la sombra de Perón que es la que ha trascendido. Al contrario, fue una mujer que tuvo mucha capacidad de construir poder y política y que hizo mucho por derechos civiles de la mujeres, por el voto femenino... Todo eso está en el libro.



P.- Llega a afirmar que era una "revolucionaria"...

R.- Es verdad, pero siempre en su contexto. Lo fue al aplicar el concepto de empoderamiento, al lograr que la gente fuera conciente de que tenía poder y derechos que le daban fuerza frente a los poderosos, les hizo ver que tenían un respaldo del estado para hacerles frente.



P.- ¿Y feminista?

R.- Entendiendo el feminismo como práctico, sí, lo fue. Evita incorpora el concepto de ama de casa, por ejemplo.



P.- ¿Por qué consiguió la empatía con el pueblo que no logró su marido?

R.- Eran personalidades diferentes, se trataba de una doble conducción carismática. Perón era el conductor y Evita tenía el contacto directo con las masas, despertaba una especie de amor de las masas. En principio él le dio alas y ella creció sin límite pero todo lo que hizo, sin embargo, fue porque Perón se lo permitió.



P.- Al ser una figura tan mitificada, su estudio debe ser complejo para el biógrafo.

R.- Es así, cuando uno se ocupa de Evita tiene que desbrozar mitología lo primero. Ahí está la falacia de las producciones, de la ópera, la película. Eso es lo primero. Yo he procurado ir a episodios de su vida menos abordados, como la infancia. Tuve acceso a la documentación, a su proceso de anotación como hija ilegítima. También me centrado mucho en el episodio final, en el tema del cadáver y, por otra parte, aporto muchas entrevistas a personas que la conocieron, pues es importante conocer lo que pensaba, lo que conocía, la opinión directa.



P.- También ha rescatado capítulos de sus relaciones con los Franco.

R.- Sí, con Carmen Polo tuvo muy mala relación porque eran personas opuestas. Hay un episodio impactante, cuando Evita le propone ir a pasear a Carmen Polo por los barrios pobres. Pensaba Carmen que en coche pero Evita le obliga a ir casa por casa. Hay también un diálogo muy rígido entre ellas en el que Evita le cuestiona el origen del poder de Franco. Es un comentario muy interesante, muy atrevido, porque hablaba con la señora de Franco, al que también se atrevió a decirle que el siglo XX sería el del feminismo triunfante.



P.- ¿Su huella sigue siendo profunda en Argentina?

R.- Mucho, está muy presente. Sigue siendo un referente, sobre todo en las clases populares. Hasta hace unos años ha sido santa Evita y su tumba sigue siendo un barrio de peregrinaje.



P.- ¿Encuentra muchas similitudes con Cristina Krichner?

R.- Hay similitudes, lo que no quiere decir que existan sinonimias. Los peronistas tienen dos referentes y para una mujer es normal que ella esté en el espejo.



P.- ¿Con qué se queda de ella?

R.- Con su coherencia, su convicción y su vida dedicada al pueblo. Fue una mujer que con una salud muy precaria se dedicó a atender los problemas de la gente hasta el último momento. Era muy consciente, hay que valorarla como una adelantada para la época. Sería interesante revisar sus aportaciones dentro de un mundo tan cruel y tan humano como en este momento.

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