Muralla romana de Lugo

Los discípulos de Santiago procurando ayuda para enterrar a su maestro en Fisterra en los caminos del mar, la leyenda del primer peregrino presente en los caminos del norte y los prolongados caminos del sur, adonde arribó el cuerpo del Apóstol, son algunos de los atractivos para elegir la ruta de peregrinación.

La peregrinación es, ya desde la Antigüedad, metáfora de la vida. En Galicia continúa muy presente la tradición de las romerías, rito de purificación para la preparación para el Paraíso. Pero el significado del Camino de Santiago trasciende la experiencia religiosa, pues, como "hecho social total"-según el antropólogo Xosé Ramón Mariño Ferro- implica todas las esferas de la existencia.



Aunque el Camino Francés es el más popular, el peregrino puede optar por otras rutas no menos interesantes. Los caminos del mar -en gallego, Camiño Inglés, Ruta Fisterra-Muxía y Ruta do Mar de Arousa- proceden del norte de Europa y de las Islas Británicas. Los caminos del norte -Camiño Norte y Camiño Primitivo- conectan Galicia con Francia y con los viajeros llegados a los puertos del Cantábrico desde los países atlánticos. Los caminos del sur -Camiño do Sudeste-Vía da Prata y Camiño Portugués- fueron espacio de proyección del antiguo Reino de Galicia.



Caminos del mar Las peregrinaciones desde Escandinavia y las islas Británicas permitieron sortear los peligros de la guerra, desde el siglo XII, para llegar a Santiago. Con la Ruta Fisterra-Muxía (Santiago, Negreira, comarca del río Xallas y luego Fisterra o bien Muxía) se relaciona una de las más populares leyendas del Camino de Santiago: la de la llegada de la Virgen en una barca de piedra a Muxía para dar aliento al Apóstol, desanimado por la pervivencia de ritos paganos en el Finisterrae. Muchos peregrinos continuaban viaje, tras llegar a Santiago, hasta la Costa da Morte. Fisterra era conocida desde la Antigüedad como el último extremo de la tierra conocida. La ruta del fin del mundo es muy citada en la literatura que nos dejaron peregrinos como el clérigo Doménico Laffi. El Códice Calixtino cuenta que los discípulos de Santiago tuvieron que escapar de Dugium, en la actual Fisterra, a donde habían llegado procurando ayuda para dar sepultura a su maestro. El Santo Cristo de Fisterra es, como la Virxe da Barca, objeto de una de las formas de devoción popular más arraigadas de Galicia. Pero es la Ruta do Mar de Arousa-río Ulla, la única vía marítimo-fluvial jacobea, la que alberga la tradición más decisiva para el culto apostólico: la ‘Traslatio' del cuerpo de Santiago por sus discípulos Atanasio y Teodoro en una barca de piedra desde Jerusalén, donde había sido asesinado por el año 44, hasta Iria -en la actualidad parroquia de Padrón, cerca de Santiago-. El Camiño Inglés (Ferrol, Fene, Pontedeume, Miño, Betanzos, Bruma) cuenta con importantes elementos del patrimonio gallego como la iglesia de San Francisco y la concatedral de San Julián de Ferrol, la villa de Betanzos con sus iglesias góticas, la Torre de los Andrade en Pontedeume, las coruñesas iglesia de Santiago y Torre de Hércules o la iglesia de Santa María de Cambre, que guarda la Hidra de las Bodas da Caná. Caminos del norte Los discípulos de Santiago lograron llevar los restos de su maestro al bosque, donde el obispo Teodomiro los descubrió, según la tradición cristiana, tras siglos de olvido. El apoyo de Alfonso II el Casto fue entonces decisivo. Y dice la tradición que él mismo fue, además, el primer peregrino, en la ruta más antigua que es el Camino Primitivo (O Acebo, A Fonsagrada para llegar a Hospital de Montouto, Castroverde, Lugo, Melide y Arzúa). Algunos de los principales atractivos de esta ruta son, en A Fonsagrada, la fuente en la que, según la leyenda, el Apóstol obró el milagro de convertir el agua en leche, o la aldea de Soutomerille, con su iglesia prerrománica. Pero una de las construcciones más impactantes es la única muralla romana que se conserva intacta en todo su perímetro, rodeando la ciudad vieja de Lugo. Saliendo de Lugo se encuentra la iglesia de Santalla de Bóveda, con uno de los conjuntos de pintura mural tardoantigua o altomedieval más destacables de la Península. El Camino Norte (Ribadeo, Vilanova de Lourenzá, Mondoñedo, Vilalba, Sobrado, Arzúa) recogía a peregrinos franceses o a los que arribaban desde los países atlánticos a los puertos vascos y cántabros. Hacia el interior se sitúa Mondoñedo, cuna de escritores como Álvaro Cunqueiro y una de las sedes episcopales gallegas con mayor tradición cultural y política, escenario de la ejecución del mariscal Pardo de Cela tras rebelarse contra los Reyes Católicos. El Barrio dos Muíños o la catedral de Santa María son algunos de los puntos más importantes. El monasterio más espectacular del Camino Norte es, sin embargo, el de Sobrado dos Monxes. De su integración en la Orden cisterciense, gran defensora de la hospitalidad, es testigo su claustro de los Peregrinos. Caminos del sur La barca en la que llegó a Galicia el cuerpo del Apóstol fue amarrada a una piedra, el ‘Pedrón', un miliario romano que hoy se conserva en Padrón. Allí cerca se yerguen el Santuario da Escravitude o la Colexiata de Iria, lugar desde el cual Teodomiro trasladó la sede episcopal hasta donde nacerá la ciudad de Santiago. Padrón forma parte, junto con Tui, Redondela o Pontevedra, de las paradas fundamentales del Camiño Portugués. La afluencia de peregrinos se intensificó en esta ruta tras la independencia del condado portucalense, aunque el continuum cultural, económico y humano formado con las tierras del antiguo Reino de Galicia se mantuvo. Una de las características del camino lusitano es su tradición hospitalaria, viva en los senderos herederos de una de las vías más importantes de la Gallaecia romana, el Itinerario de Antonino. Tui, con su catedral gótica, el Convento de Santo Domingo y la iglesia de San Francisco, es la puerta del Camiño Portugués en Galicia. Pontevedra acoge el Santuario da Peregrina, con planta en forma de concha de vieira. Caldas de Reis, ‘Aquae Celenis' del Itinerario Antonio, guarda su larga tradición termal. Por todo el Camino pueden contemplarse también numerosos cruceiros, como el de Rúa de Francos. Pero el camino de mayor recorrido en Galicia es el del Sudeste-Vía de la Plata (con varios itinerarios, pasa por A Gudiña, Laza, Verín, Monterrei, Xunqueira de Ambía, Ourense, Xinzo de Limia, Allariz o Silleda), prolongación de la Vía de la Plata, tradicional ruta de Mérida a Astorga que fue itinerario de expansión del reino medieval de Galicia-León hacia el sur. Pueden destacarse aquí el Castelo de Monterrei, donde se estampó el Missale Auriense, el primer libro editado en Galicia. El Mosteiro de Oseira, Ourense con su catedral y su puente romano, el Pico Sacro -donde la reina Lupa envió, engañados, a los discípulos de Santiago para que el dragón los matase-, o Santa María de Sar, en Santiago, son también visitas imprescindibles.