"Y daría lo vivido por sentarme a su costado, para verme en su futuro", entona Luis Eduardo Aute (Manila, 1943) con su carismática y tranquilizadora voz. Es así como el cantante viaja en el tiempo en su canción El niño que miraba el mar. Este martes la cantará en el Circo Price de Madrid, donde volverá a presentar el disco homónimo que publicó a finales del pasado año 2012 y que mucho tiene de autobiografía. "El concierto va a ser el mismo, con las mismas canciones", adelanta el cantante.
Pero no es sólo un concierto donde el artista salta al escenario a entonar sus últimas canciones y algunas extra que el público pida, sino que contará con una videoproyección con la que arrancará la velada. Titulada El niño y el basilisco, la pieza esconde una historia real que sirve de viaje en la memoria del creador de Al alba. El mismo Aute, junto a sus hijos, es quien ha elaborado estas imágenes de animación. No es algo que el artista se propusiera: "Trabajé en las canciones, El niño que miraba el mar está basada en una fotografía de 1945, cuando tenía dos años. En ella aparezco mirando al mar en Manila", explica. La historia continuó hace apenas tres años: "Estando en el Malecón de La Habana, mi hija me hizo otra fotografía casi desde el mismo ángulo sin conocer la imagen anterior. Me quedé sorprendido y, ya de vuelta en Madrid, les enseñé la imagen e hicieron el montaje con las dos". Fue entonces cuando empezó a dibujar y terminó realizando este cortometraje de 20 minutos.
Han pasado muchos años desde aquella primera foto del Aute niño en la capital filipina. Tantos años, vivencias y cambios que a veces resulta difícil reconocerse, descubrir si la persona en la que te has convertido coincide con la persona que querías ser. Y así lo canta casi en un susurro poético: "Su mirada queda oculta pero veo lo que ven sus ojos porque yo soy él". En El niño y el basilisco ambos personajes "mantienen una conversación bastante peculiar ya que el corto es mudo", bromea el autor. "Es un poco qué pasaría si uno y otro se encontraran dentro de muchos años. Un encuentro imposible. Consiste en preguntarse a uno mismo si se corresponde con la imagen de la niñez".
Sobre la situación que en la actualidad padece la cultura, comenta que "todo vade retro en estos tiempos de mercados, de bancos y de lobbys". Y añade: "Cualquier reflexión poética es algo que no interesa porque no es productivo y puede despertar conciencias. Podemos adquirir conocimiento y hoy en día se trata de lo contrario", declara. Por eso, se apena, de aquel niño queda muy poco, "porque la vida nos obliga en convertirnos en verdugos, matamos al padre por un lado y luego al niño. Hay mucho crimen". Verdugos del capitalismo tal y como auguraba George Orwell en su novela 1984 "[...] Estos ricos se llamaban capitalistas. [...] Eran dueños de todo lo que había en el mundo y todos los que no eran capitalistas pasaban a ser sus esclavos [...]".
Preguntado por los movimientos de Brasil y Turquía, Aute concluye que se está dando una insatisfacción similar en diversas áreas del mundo: "Este sistema que se impone tiene muy poco que ver con el sentido de la vida y mucho con el interés de la banca y las clepto-corporatocracias, que tienen otros intereses contrarios a la razón de la vida".
- Usted ya ha admitido en varias ocasiones que el capitalismo es una fórmula agotada...
-Es un lobby de capitalistas que por conseguir la hegemonía de controlar el mundo está en una fase de propiedad privada. Estamos privatizando a nivel global. Grecia está completamente vendida y en el sur de Europa estamos condenados a vendernos a precio de saldo al norte. Somos un protectorado de Alemania. Además, tiene razón Evo Morales cuando dice que América Latina ya no es el patio trasero de Estados Unidos, lo somos nosotros.
- ¿Qué alternativa propondría?
-Simplemente con que haya un planteamiento de personas racionales que busquen soluciones para servir a la sociedad y no a los poderes y mafias financieras sería un buen paso para encontrar una manera de que la vida tenga un cierto sentido. Salir de la crisis sería fácil si se siguiesen estos cinco puntos: acabar con la banca privada, acabar con los paraísos fiscales, acabar con las bolsas de cotizaciones que son casinos, acabar con los lobbys y acabar con los gastos militares. Y ese dinero invertirlo en educación, cultura, sanidad e investigación.
Así, opina que "en los años sesenta había esperanza", mientras que ahora, tal y como canta en Feo mundo inmundo, "cierto que cualquier tiempo pasado fue peor y eso, sin lugar a dudas, es ciencia que va a misa, pero este que asoma intuyo que va a hacer honor a que no es malsano revisar esa premisa".