Reyes Monforte publica su quinta novela, Besos de arena. Foto: Iñaki Andrés
La escritora madrileña publica Besos de arena (Temas de hoy), una historia de amores cruzados ambientada entre España y el Sahara.
Pregunta.- ¿De dónde surge la historia de Besos de arena?
Respuesta.- La historia procede de un documento administrativo que encontré y que me sorprendió: una carta de libertad de una joven saharaui. No lo entendí muy bien y traté de desentrañar la realidad tras ese trámite burocrático. A partir de aquí fueron naciendo las dos historias de amor que se cruzan entre Villa Cisneros en el Sahara y la Península.
P.- ¿Cómo se ha documentado para la gestación del libro?
R.- Pues como yo creo que hacen todos los escritores: buscándome la vida. Hablando con españoles que vivieron en Villa Cisneros, con saharauis asentados en España, libros, documentación...
P.- ¿Ha tomado partido en la problemática que atraviesa el Sahara Occidental desde el abandono del territorio por parte de España?
R.- Es un tema muy complicado. No he pretendido hacerme con una visión completa de todo el conflicto. Lo que he intentado ha sido contar cómo pasó esta historia concreta. Que el lector comprenda que, hace cuarenta años, este territorio era español. Hay un montón de curiosidades. Por ejemplo, todos los residentes en el Sahara español tenían su DNI y de eso no hace tanto tiempo.
P.- Una de las constantes en su obra es la inmigración y el choque de culturas. ¿Somos buenos anfitriones en Europa?
R.- Yo creo que sí, sobre todo comparado con otros lugares. Pero en mis obras más que la inmigración lo que trato son dos escenarios distintos: España y algún otro lugar. Tenemos muchos nexos de unión para bien o para mal y, en los medios de comunicación, muchas veces no tenemos suficiente espacio para hacerlo ver.
P.- Sus protagonistas, hasta ahora, han sido siempre mujeres. ¿La encuentran ellas a usted o es a la inversa?
R.- No es algo premeditado. Es cierto que los protagonistas de mis cinco novelas han sido siempre mujeres pero no me fijo en eso. En ocasiones, simplemente me cruzo con historias que creo que tienen que ser contadas, que conmueven, que son emocionantes... Además, sin el protagonista masculino no se entenderían.
P.- ¿Tiene Besos de Arena una mayor parte de ficción que sus predecesoras?
R.- No lo creo. En Un burka por amor y Amor cruel sí que utilicé nombres reales pero puede generar algunos problemas. En definitiva, todos son relatos novelados de cosas que han pasado y acontecimientos que han ocurrido. Como dice una máxima del periodismo, detrás de un titular siempre puede haber una gran historia.
P.- ¿Qué le debe y cómo es su relación en la actualidad con Un burka por amor?
R.- La relación es muy buena (risas). Estoy muy agradecida a Un burka por amor. Acabamos de sacar la edición número 50, ya llevamos más de 1 millón de libros vendidos... Si me lo cuentan hace unos años no me lo hubiese creído y, aún hoy, no me lo creo. Mucha gente me pregunta si no estoy harta de hablar de Un burka por amor. La verdad es que no, estoy muy agradecida. Sin ella no hubiese podido escribir las que han venido después. Citando Besos de arena, "somos lo que somos por nuestro pasado".
P.- ¿Echa de menos la radio?
R.- Me apasiona y siempre se echa de menos. Desde que la dejé en 2007 me han ofrecido proyectos muy interesantes por los que estoy muy agradecida pero no era el momento de volver. Aunque no lo descarto, es como una droga.
P.- ¿Tiene en mente ya una nueva novela?
R.- La verdad es que sí. De hecho, una buena parte la tengo ya en el ordenador. Esto complica la promoción porque te puede traicionar la mente y ponerte a hablar de lo que no debes. Hay una historia muy bonita que espero que guste a los lectores.