Las bases del capitalismo han conseguido romper los principios morales de la sociedad. Y a su vez, están propiciando un sistema irregular y nada estable que acentúa la diferenciación social. Pedir un crédito ya no es algo que todo ciudadano quiera, ni mucho menos pueda permitirse. La burocracia de los bancos, el capitalismo, las clases sociales y la ruptura social que ello causa así como las contradicciones de un sistema que se cree perfecto pero gotea por todas partes es lo que podemos ver en la nueva obra que ha dirigido Gerardo Vera (Madrid, 1847), El crédito, que se estrena en el Teatro Maravillas con Carlos Hipólito y Luis Merlo como protagonistas.
Pregunta.- Estrena El crédito, ¿cómo ha sido adaptar la obra de Jordi Galcerán?
Respuesta.- El espectáculo se ha ajustado como un guante. Es un texto de una salida teatral increíble con unos ingredientes de actualidad y modernidad que permite hablar de lo que nos interesa, como puede ser la situación que nos rodea actualmente. El primer paso fue enamorarme de la obra de Galcerán, me impactó muchísimo y lo he conseguido con el espectador también. El público ha salido conmovido de la obra, es impresionante, de modo que partimos con los objetivos cumplidos.
P.- La pieza trata sobre las contradicciones y realidades del ser humano. ¿Qué mensaje o moraleja se pretende enviar al espectador?
R.- Yo creo que no hay moraleja. Es una obra que parece sencilla de estructura: una persona va a pedir un crédito al banco y desmonta el 'tinglado' que hay ahora en la sociedad. Se ven los valores de la gente, de la sociedad y se ve qué sucede cuando una persona del otro lado del sistema lo desbarajusta todo. Vivimos en un sistema que parece que es perfecto pero tiene grietas. Es una obra eterna que habla de la injusticia, de la necesidad de control total porque cualquier resquicio puede desestabilizar el sistema. Todo esto parecería una comedia sesuda pero el espectador no deja de reírse y sale cambiado.
P.- Viene en un momento en el que las cosas en España no están nada bien. ¿Hay algún paralelismo real entre la obra y la realidad social que vive el país?
R.- Sí, todo y nada. Es una obra coyuntural. Si hablara solo de lo que vivimos ahora en dos telediarios perdería actualidad e importancia. Hoy estamos presos en una degradación moral. Es la metáfora de lo que no controlamos y nos da miedo. Eso es eterno. El miedo está siempre para ponernos alerta de las lagunas que tenemos, tanto culturales como socio-económicas.
P.- Se trata de una comedia en la que caben los momentos tensos. En España está habiendo un boom con la comedia. ¿Puede ser que la risa sea una medicina a los malos momentos que vivimos?
R.- Los personajes se dan contra la pared, evoluciona desde la hilaridad a la tensión. A los protagonistas a veces les parece que están en una cárcel, presos de una situación de la que nadie tiene la llave para salir y ahí está el conflicto. Son dos actores muy divertidos y hemos creado un ambiente extraordinario. La comedia también puede ser mala. Pero El crédito es inteligente y el espectador sale distinto a cómo ha entrado. Con otras la gente sale más cateto, burro y adormilado. La comedia tiene sus peligros, es una etiqueta que a veces asusta. Los que amamos el teatro tenemos que hacer que la gente se divierta de una manera inteligente.
P.- La obra es una crítica al capitalismo y sus consecuencias. ¿Qué rasgos de la obra destacaría?
R.- Eso suena muy grande. No creo que Jordi se sentara a escribir pensando en hacer una crítica al capitalismo. Es una crítica a un sistema, pero más moral que económica. El capitalismo representa una crisis de valores en la que naufragamos porque no tenemos un referente. No me apetece seguir a ningún político que tenemos y mucho menos al Gobierno. El teatro estimula para que el ciudadano piense divirtiéndose. Aunque haya un 21% de IVA que nos ha destrozado, el teatro no va a morir porque tenemos la función que el gobierno no cumple, adoctrinamos y hacemos reír a la gente. Es como la metáfora del payaso.
P.- Se representa paralelamente en Barcelona y en Madrid, después de haber pasado por el Teatro Arriaga de Bilbao. ¿Cómo fue la acogida allí?
R.- Fue espectacular. Estaban vendidas todas las entradas de todos los días. El día del estreno yo estaba con el público y lo acogieron muy bien. Las risas eran continuas y la ovación a los actores también. Hemos venido de Bilbao con muchas ganas e ilusión.
P.- Ha dirigido también óperas. ¿Qué genero le resulta más fácil de dirigir?
R.- Cuando hago ópera, la ópera, cuando hago cine, el cine y cuando hago teatro el teatro. Ahora mismo estoy haciendo mucho teatro y estoy feliz.
P.- ¿Nos podría adelantar los proyectos que tiene en marcha?
R.- Tengo una obra de Michael McDonagh, El cojo de Innishmaan. Comenzaremos a ensayar en octubre o noviembre para estrenarla en el Teatro Español en diciembre. Es la segunda pieza que produzco. La primera es Maribel y la extraña familia con la que estamos encantados. Ha tenido muy buena acogida de la crítica aunque no es la crítica la que me preocupa sino el público. Espero tener mucho éxito con la obra para poder seguir produciendo.