Desde que arrancara el siglo XXI parece que la literatura y el cine hayan retomado su interés por el universo heroico. Incluso las series televisivas que triunfan tienen mucho que ver con este asunto.
Cuando hablo de héroes, no estoy pensando en seres con doble personalidad y una pulsión irrefrenable por vestirse de “otra cosa” para darse un garbeo con el que arreglar este mundo de hoy. Me refiero a Héroes con mayúscula. A seres que por su condición y actos están llamados a convertirse en leyenda. Y ahí es donde entra Beowulf, un líder natural construido sobre la tragedia de tener que ser quién es: el hombre que se enfrenta al monstruo. Con esta responsabilidad no sorprende que el relato de sus combates diseminados por el medioevo formen parte de la épica y la memoria literaria europea. De hecho, las conexiones con la cosmología tolkeniana o el más reciente Juego de tronos son más que evidentes.
Ahora aparece esta novela gráfica, Beowulf, un encomiable trabajo de adaptación sobre el original poema épico anglosajón a cargo de Santiago García y David Rubín. Con un acertado sentido de la oportunidad, la excelente edición de Astiberri lo pone en nuestras manos para enfrentarnos al reto de conocer y recordar la tragedia del Héroe. Una obra memorable que nos transporta a un pasado viril y violento, donde el honor y el compromiso forman parte del día a día, los dragones existen para ser ajusticiados y la muerte truculenta no asusta a nadie. La trama lineal es fiel al poema original y queda enriquecida por una propuesta visual impactante y vertiginosa, donde el grafismo deja patente la energía de la lucha y el regusto de la sangre. Una ocasión más para comprobar la capacidad del lenguaje del cómic para enriquecer cualquier género.