Entendemos que el té es parte de la cultura británica y nos imaginamos a las señoras de la alta alcurnia londinense enfundadas en sus pamelas bebiendo y comiendo pastas a su debida hora. También sabemos que tiene su origen en China y que su consumo se ha expandido por todas las regiones. El té ha viajado, ha conocido culturas y se ha enriquecido. Lo mismo ocurre con la comedia francesa Locos por el té escrita por Danielle Navarro y Patrick Haudecouer. Tras ser presentada al público hace más de diez años y tras ganar el Premio Moliére a la mejor comedia, llega ahora una adaptación al teatro Cofidis de Madrid con María Luisa Merlo (Valencia, 1941) dando vida a una diva de los escenarios que se encuentra en una compañía en la que nadie tiene talento. Teatro dentro de teatro llevado hasta lo más absurdo y disparatado. Un vodevil que tiene la risa como jarabe paliativo para la sociedad y que ha hecho reír a Merlo en un momento complicado. De modo que es la hora del té, el momento de soltar una carcajada sobre nosotros mismos, nuestros defectos y nuestros desastres. Pregunta.- Locos por el té es una comedia en la que los personajes se ríen de sus propias desgracias y las ajenas. Respuesta.- Es de las cosas mejores que he hecho en mi vida. Está interpretada de locura, osea, está interpretada con muchísima química. Enrique Ponce estaba viendo la obra y dice que no se cayó del palco de la risa de milagro. Primero está el personaje de Juan Antonio Lumbreras, que no tiene ni idea de actuación y yo soy la actriz que lleva mucho tiempo actuando. Todo es un desastre. P.- La pieza está dividida en dos actos. En el primero se ven los ensayos, en el segundo el día del estreno. ¿Cuál de las dos partes tiene más peso humorístico? R.- La segunda parte es una genialidad, cuando dejamos los ensayos y nos vestimos de época. La primera parte es una preparación pero cuando nos disfrazamos empieza a pasar una cosa detrás de otra. Se va arreglando poco a poco, la primera actriz lo va solucionando porque ella tiene tablas y lo avisa, 'tendré que arreglarlo'. Es un disparate. Cuando lleva tanto tiempo en París tiene que ser por algo, porque es buena. Lleva casi diez años. P.- Interpreta a una actriz de alto standing y se encuentra con un personaje sin talento. ¿Cómo de difícil se vuelve la situación? R.- Ninguno de los personajes tiene talento. La directora de la obra no puede poner orden, no se entienden. Fíjate que el tramoyista de la obra es quien más entiende de arte y más talento tiene. La obra se va volviendo más difícil a medida que me enfado. Me cogen miedo y me estoy despidiendo todo el rato pero no puede dejar la función por la situación económica. Es todo muy gracioso. P.- Su estado de nervios aumenta poco a poco pero da pie a reírse. ¿Diría que hace reír a la gente es de lo más difícil de conseguir? R.- Añadir que luego va bajando mi enfado. El día del estreno se crece y está tranquila e impávida. Son dos personas diferentes. Emocionar me resulta muy fácil pero hoy en día es más divertido hacer reír a los demás y también a mí, María Luisa Merlo necesitaba reír porque he tenido un año muy triste con gente muy importante que ha desaparecido así que esta obra es como una terapia diaria. P.- ¿Le ha pasado alguna vez algo similar? R.- No, no (ríe). Ni me pasará, espero. Pero que me pase en el escenario es muy divertido. P.- ¿Cómo han sido los ensayos? R.- Buenísimos. Quino Falero entiende a la perfección a los actores y no ha habido nada de tensión. Nos llevamos muy bien porque se está haciendo algo serio. Nos hemos reído tanto en los ensayos que a veces teníamos que parar y descansar porque no podíamos parar de reír. Hemos tenido que ensayar muchas veces para no reírnos en directo. P.- Se trata de una obra francesa. ¿Ha habido muchos cambios del texto original para adaptarla al humor español? R.- Hemos hecho muchos cambios incluso durante los ensayos. La obra se ha cortado bastante, porque fuera de España las obras son muchos más largas. Pero ha encajado muy bien. Yo estoy encantada y lo único que puedo destacar es que hacer feliz al público y ser feliz uno mismo es de lo más importante.
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