Oona Chaplin

La actriz regresa a España con la película Purgatorio donde encarna a una mujer traumatizada por la pérdida de su hijo

Tiene una extraña y poderosa belleza y uno de los apellidos más ilustres de la historia de la cultura occidental, Oona Chaplin (Madrid, 1986) tiene ya una potente trayectoria como actriz que incluye un papel estelar en Juego de tronos. Regresa a España con Purgatorio, ópera prima de Pau Teixidor que acaba de llegar a los cines. En el filme, Chaplin interpreta a Marta, una mujer traumatizada por la pérdida de su hijo que debe cuidar una noche al hijo de una vecina. El chaval se comporta de forma inquietante mientras aparece un misterioso espectro. Thriller mucho más psicológico que sobrenatural, Chaplin da vida a una mujer en el abismo que quiere sanar su espíritu.



Pregunta.- ¿Cómo llegó a este proyecto?

Respuesta.- Me llegó el guion y me fui al festival de Sitges a conocer al director y los productores. Yo estaba rodando en Inglaterra una serie sobre la primera guerra mundial y la verdad es que no tenía ganas de trabajar después de la serie pero algo me llamó la atención, no sé por qué. Fui a Sitges, conocí a Pau Teixidor y tuve que hacer la película. Él tenía escrito un sueño que he tenido varias veces, eso fue una sorpresa bastante tremenda.



P.- Es una película sobre el duelo de una madre.

R.- Me interesa cómo afrontamos la muerte, sobre todo en Occidente. Enchufamos a los viejos y no los queremos dejar ir porque nos falta riqueza espiritual, que es un problema gordo en nuestras sociedades. Esta película trata más con la idea de espíritu que de fantasma tradicional y lo hace de una manera más inteligente. Si has querido a alguien en vida, ¿por qué no quererlo en muerte? ¿Por qué no invocarlo? Esto quizá suena un poco pretencioso.



P.- ¿Nos relacionamos muy mal con la muerte?

R.- No la aceptamos de manera natural. Me interesan mucho las filosofías de Oriente que nos proponen una perspectiva muy poco egoísta con respecto a la muerte, una visión también más racional por la cual asumimos que esta persona ya hizo lo que tuvo que hacer en este mundo. Es importante la preparación de la muerte, mucha gente no se prepara para morir y esa preparación es la propia vida. Cuando se te muere un familiar es difícil encontrarle un sentido. Es interesante ver el proceso de una mujer sin una riqueza espiritual especial, que parte del escepticismo, y con el juego de un niño aprende a ver la crueldad pero también la belleza de la muerte.



P.- Vemos a una mujer muy triste.

R.- Le pesa todo para existir. Ella quiere ser feliz pero no lo logra en absoluto. Está casada con un hombre maravilloso donde vemos que son una pareja normal, afectada por la crisis, que tiene que vivir en una urbanización al lado de un cementerio de neumáticos que no es exactamente bonito. Hay que ser muy fuerte para encontrar la felicidad en un sitio así. De pronto, le cae un poco del cielo un niño con el que tiene que quedarse una noche. Es lo último que quiere pero lo acepta porque tiene ese trauma con su maternidad.



P.- Es un "fantástico realista".

R.- Es una película para disfrutar: imaginativa y original. Lo que me interesa es que es muy realista, no que es de repente aparezcan los vampiros. Cuando alguien dice que ha visto un fantasma es un poco esto lo que queremos reflejar.



P.- Es usted una verdadera ciudadana del mundo.

R.- He vivido en todas partes: en Cuba, en Suiza, en Madrid, Escocia, Nueva York, París... me he estado siempre moviendo, cosa me ha gustado mucho. Viajar es la mejor educación. Depende del día me siento inglesa, española... Me gusta porque así me ahorro ser nacionalista. Ahora me voy a Nigeria y Ghana, luego a Miami, después a Brasil...



P.- ¿Qué tal su regreso a España?

R.- Veo a este país muy triste. Recuerdo España como un lugar alegre y hay un pesar en el aire. Espero que la cosa vaya a mejor pero veo cómo la gente ha perdido un poco la esperanza, me da mucha pena.



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