Carlos do Carmo

El cantante participa en el Festival de Fado de Madrid este sábado

Descuelga el teléfono y se escucha una voz tranquila, pausada. Es la voz de la experiencia. Antes de nada pregunta por el tiempo que hace en Madrid y habla del Mundial, de la situación de las selecciones española y portuguesa. Comenta que requieren un cambio generacional. Es Carlos do Carmo (Lisboa, 1939) quien habla desde el otro lado del cable, el fadista que lleva 50 años en los escenarios, ese mismo que ha elevado esta música de tradición oral a un nivel internacional. Cuenta con gracia y sonriente que él es "el último viejo cantando fado". Ahora vuelve a España y participa en el Festival de Fado de Madrid este sábado. Se muestra entusiasmado y aunque no tiene el programa aún configurado porque eso "no va" con él, expresa sus ganas e ilusión por seguir aprendiendo y ampliando miras.



Pregunta.- Vuelve al Festival de Fado de Madrid. ¿Cómo se siente?

Respuesta.- Me siento muy bien, siempre que canto en Madrid me siento bien. Hace muchos años que canto aquí, en la sala de Bellas Artes, en el Centro la Villa, en tantos lugares y siempre me ha gustado estar. Hay dos cosas que tengo que decir, y no por resultar simpático. Al público de España cuando le gusta, le gusta y en Madrid eso lo siento desde hace muchos años. La gente es muy fiel conmigo. Y otro cosa que me encanta, no quiero decir que la prensa portuguesa me trata mal, el público me trata bien pero la prensa... y yo en Madrid siempre he tenido una prensa muy buena, la gente me trata muy bien, con mucho respeto, con mucho cariño y muy temprano han comprendido el hombre que soy y eso me da mucha fuerza.



P.- ¿Cómo ha configurado el concierto?

R.- Um.. [duda], no lo sé. A mí preparar las cosas con mucha antelación no me gusta, el fado no va con eso. Tengo que sentirme en Madrid y la cabeza tiene que trabajar un poco. Sentirme un poco madrileño para configurar el programa. Pero eso vale para todo. No me gusta cuando te obligan a pasar el programa con siete o quince días de antelación. Pero yo hago una cosa, cuando llego digo 'lo que ustedes tienen no vale, pero no se preocupen'.



P.- ¿Va a cantar las canciones del disco Fado é amor?

R.- Tengo dos o tres cantantes con quien puedo hacerlo. Tengo a Marco Rodríguez que cantará conmigo, a Cristina Branco y Raquel Tavares que también participan en el disco. Y estoy diciendo esto sin tenerlo organizado. Creo que sí que lo haremos, cada uno a su vez, porque a mí me encanta y a ellos les gusta. Me gustan los tres muchísimo así que lo haremos muy bien.



P.- Aportarán frescura al concierto.

R.- Sí, y otra cosa que nunca se ha hecho en España, que es nueva, nueva, nueva pero ya lo he hecho en mi tierra seis o siete veces. Voy a estar con uno de los grandes músicos de este mundo que es español. Se llama Antonio Serrano. Él ha tocado durante muchos años con Paco de Lucía, tiene su grupo de jazz y es uno de los mejores tocadores de filarmónica vocal del mundo. Yo lo he conocido hace mucho en un festival de jazz y el público enloquece y lo que hace es fado. Los madrileños tendrán a un español tocando fado.



P.- Lleva muchos años en el mundo musical, ¿cómo ha sido la evolución de este estilo?

R.- La emoción se hace caminando. La vida cambia y el arte, como la vida, no se estanca así que el cambio de las costumbres, de la vida en sí misma lleva a que el arte tenga su evolución. El fado es un canto con una tradición muy fuerte de casi dos siglos. Hay que saber respetar las raíces pero eso no quiere decir que uno esté condicionado. Hay que tener respeto hacia las raíces y seguir cada uno con sus ideas e intenciones pero siempre pensando que antes hubo gente que lo hizo preciosamente y que es la base de todo lo que hacemos. Así que la evolución se hace con el camino. Yo he hecho en los últimos cinco años discos absolutamente locos, he hecho un disco con Mariss von Pierce, es una de las mejores pianistas de este mundo y otro con Bernardo Salcetti que era uno de los mejores músicos de Portugal pero que desgraciadamente se fue joven. He hecho un disco de fados tradicionales con poetas jóvenes, o sea, no hay que parar. Y ahora he hecho Fado é amor con mis muchachos porque había que cantar con los jóvenes.



P.- ¿Cuál es la salud del fado hoy?

R.- Yo creo que cada día llega gente. Eso es bueno, desde luego llega gente cantando bien. Pero la cuestión es esta: cuando hablamos del fado del siglo XX, hay tanta gente que lo ha cantado y nosotros hablamos de cinco o seis personas. Los que quedan, y quién va a quedar, no lo sé, pero hay gente que lo toca muy bien. Vas a escuchar a los guitarristas que son divinos, jóvenes, absolutamente divinos. Yo he cantado con los viejos, que eran los maestros. Y la gente nueva que canta muy bien, ahora, lo qué va a pasar, yo no tengo ni idea, no puedo hablar de ello porque no puedo ver el futuro [ríe].



P.- Y ¿pasa en el fado igual que en el flamenco, que hay ramas que innovan un poco y los puristas de estas corrientes no están de acuerdo con ello?.

R.- Los puristas del flamenco como los del fado, como los del tango, me parece muy bien lo que dicen, son bienvenidos, yo comprendo que hay que mantener el edificio y eso es bueno pero tienen que entender que no todos los países tienen un Paco de Lucía o un Piazzolla. Y cuando eso existe hay que saber aprovecharlo y no decir 'esto no es flamenco, esto no es tal', no, esto es música divina de cada país. Paco de Lucía es uno de los músicos más grandes del mundo, desgraciadamente también se fue. A mí me encanta escuchar a Carlos Gardel pero lo hago de otra manera. Paco de Lucía hizo avanzar las cosas así que entiendo a los puristas pero que se acuerden de que las cosas no se pueden parar en el tiempo.



P.- Además, el fado es un canto de tradición oral.

R.- Sí, es tradición oral. La gente joven aprende con los discos porque los grandes fadistas ya se fueron. Y alguno quiere escucharme porque soy el último viejo cantando fado.



P.- Usted es el maestro ahora.

R.- No, no. Yo soy una persona que está cada día más enamorado del fado. Aprendo siempre y esa es la manera de vivir, me da felicidad querer aprender, estar entero en la escena.



P.- ¿Qué expectativas tiene con este concierto del Festival de Fado?

R.- No lo sé, solo puedo asegurar una cosa y es que canto toda la fuerza y el cariño y dando lo mejor que tengo a los demás. Lo que pase después nunca se sabe, es como el fútbol, no se sabe lo que va a pasar hasta que termina el partido.



P.- Es un bonito paralelismo entre música y deporte.

R.- Claro, es que el concierto que voy a hacer no es el mismo que hice hace un par de años. El de hace dos años a la gente le gustó locamente pero quizá ya no le guste tanto, no lo sé. Hay que aprender siempre y dejarse llevar.



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